La poes¨ªa de lo inenarrable

Manuel Rivas cuenta en Vivir sin permiso y otras historias de Oeste un sucedido que parece ficci¨®n pero que tiene el alcance po¨¦tico de toda su literatura sobre lo real terrible o maravilloso. Es lo que le pas¨® a un futbolista del Celta de Vigo que le¨ªa a Dostoievski; se llamaba Pah¨ª?o y era un goleador al que fich¨® el Real Madrid. ¡°Las ideas le llegaban a los pies. Pero le dio por leer¡±. En tiempos de Franco eso se acercaba al delito o a lo imposible, as¨ª que un peri¨®dico de la ¨¦poca titul¨®: El futbolista que lee a Dostoievski. Por la v¨ªa de la lectura, Pah¨ª?o se hizo rebelde. Cuando lo llevaban al Mundial de Brasil (1950) le hicieron un encargo en Barajas: ¡°?Las maletas que las lleve el gallego!¡±. El gallego tuvo arrestos: ¡°?Las maletas que las lleve tu puta madre!¡±. ¡°Qued¨® en tierra¡±, sentencia Rivas.

A quien se le aplica la met¨¢fora de Pah¨ª?o en el relato ¡®Sagrado mar¡¯ es a un contrabandista de Oeste, el territorio en el que discurren los tres relatos. El contrabandista lector de Dostoievski est¨¢ encarcelado, inmerso en?El idiota, y no es dif¨ªcil imaginar las burlas que recibe de sus compa?eros de presidio. Leer a Rivas es asistir a historias as¨ª, en las que la realidad prosigue a la ficci¨®n, que est¨¢ en su memoria de lector (y periodista, y de lector de peri¨®dicos), capaz de servirse del lenguaje po¨¦tico, presente en toda su obra, para adentrarse en las almas m¨¢s perversas, entre las cuales est¨¢n las que hicieron de Galicia un territorio de tr¨¢fico intensamente peligroso.

Los tres relatos, el ya citado, ¡®Sagrado mar¡¯, as¨ª como ¡®Vivir sin permiso¡¯, que dio de s¨ª una serie conocida de televisi¨®n, y ¡®El miedo de los erizos¡¯, discurren por esa costa de los peligros, Oeste, la Costa de la Muerte que Rivas conoce como la palma de sus sue?os. El lenguaje le acompa?a en esa tarea que parece imposible: usar cuchillos como de nube para adentrarse en la tragedia y en la sangre, en la descripci¨®n de los sobornos, las extorsiones y los asesinatos, con la misma capacidad de met¨¢fora con la que un d¨ªa dio a la luz el m¨¢s po¨¦tico, y tambi¨¦n pat¨¦tico, de sus relatos, ¡®La lengua de las mariposas¡¯.

En ese cuento, que tambi¨¦n fue cine, de la mano de Jos¨¦ Luis Cuerda y de Rafael Azcona, narr¨® Rivas el vislumbre de la Guerra Civil, que alumbr¨® tanta mezquindad. Ah¨ª se describen las relaciones entre un maestro de escuela republicano y la ruindad que viene. Materiales humanos nobles frente a la inmundicia. Aqu¨ª, en ¡®Sagrado mar¡¯, esta especie de Hemingway vestido de Gran Gatsby que es Rivas utiliza su garganta po¨¦tica para describir el recorrido que hacen los hombres para sucumbir al deseo de ganar sin escr¨²pulos. Lo que quieren es dinero y poder, dominaci¨®n, no importa a qu¨¦ precio.

Las historias est¨¢n ah¨ª, se pueden contar con la precisi¨®n casi vallejiana de Rivas; pero lo que importa, lo que deja en el alma del lector una huella m¨¢s potente (sobre todo en ¡®Sagrado mar¡¯) es la evidencia de que todo lo que toque, lo ruin humano incluso, lo doloroso, lo sangriento y lo inenarrable, alcanza en Rivas la altura de lo imprescindible en toda su literatura: la poes¨ªa.

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Autor: Manuel Rivas.

Editorial: Alfaguara (2018).

Formato: tapa blanda y versi¨®n e-book (152 p¨¢ginas).

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