?Que venga el lobo!
Jo?l Pommerat habla de la superaci¨®n del miedo y el atractivo que despierta lo desconocido en su versi¨®n del cuento sobre Caperucita y el lobo programada por el Festival de Oto?o
Un cuento a la luz de una hoguera, en cuyas llamas se forjan sus personajes. Para escribir esta versi¨®n de Caperucita roja a pie de escena, Jo?l Pommerat y su equipo art¨ªstico se inspiraron en El psicoan¨¢lisis de los cuentos de hadas, ensayo donde Bruno Bettelheim viene a decir que esta literatura de tradici¨®n oral es el espejo que refleja con nitidez mayor el inconsciente y el tr¨¢nsito de la edad infantil a la adulta. Y que por la calidad de su lenguaje simb¨®lico, los cuentos de hadas tienen un significado m¨¢s profundo que cualquier otra lectura.
Concebida para p¨²blico a partir de siete a?os, cuando el ni?o empieza a usar la l¨®gica para extraer conclusiones v¨¢lidas (seg¨²n Jean Piaget), Le Petit Chaperon Rouge habla de la superaci¨®n del miedo y del atractivo que despierta lo desconocido. En la versi¨®n de Pommerat y de su Compagnie Louis Brouillard (literalmente: Luis Niebla, en alusi¨®n al nombre del padre del autor y al sentido de b¨²squeda de este), Caperucita, fascinada con su abuela (¡°es muy vieja, como lo son las viejas hoy¡±), procura por todos los medios llamar la atenci¨®n de mam¨¢, ocupada siempre.
LE PETIT CHAPERON ROUGE
Autor y director: Jo?l Pommerat. Int¨¦rpretes: Rodolphe Martin, Val¨¦rie Vinci, Isabelle Rivoal. Escenograf¨ªa y vestuario: Marguerite Bordat, ?ric Soyer. Luz: ?. Soyer. Construcci¨®n escenograf¨ªa: Thomas Ramon. Ingeniero de iluminaci¨®n: Cyril Cottet. Madrid. El Pav¨®n Teatro Kamikaze. Del 30 de noviembre al 2 de diciembre.
Pommerat pone su relato en boca de un narrador, orquesta la incomunicaci¨®n entre hija y progenitora como un ballet mec¨¢nico para mu?ecos de cuerda (mam¨¢ camina sobre puntas produciendo un eco cavernoso a cada paso), crea una atm¨®sfera on¨ªrica en un escenario tenebrista¡ Su teatro es caja de ilusiones, con el cierre de la cuarta pared bien echado, aunque permeable: sus personajes tienen fuerza de arquetipos dibujados pr¨ªstinamente, envueltos en aroma de pesadilla.
La primera mitad de este espect¨¢culo de 35 minutos de duraci¨®n es un paso a dos interpretativo entre madre e hija, danzado con precisi¨®n suiza por Isabelle Rivoal y Val¨¦rie Vinci, cuyo climax se alcanza durante un juego divertido y pavoroso a la vez. La transfiguraci¨®n de la madre en monstruo a la vista del p¨²blico, sin cambio alguno de vestuario, merced a la convicci¨®n infinita de Rivoal y a los siniestros efectos orquestados por Gr¨¦goire y Fran?ois Leymarie con el ingeniero de sonido Yann Priest, es un grand¨ªsimo momento teatral.
Igualmente sugestivos resultan los esfuerzos in¨²tiles de la ni?a por preparar a su abuela alguna comida potable: a¨²n dando la espalda al p¨²blico, Vinci, con aspavientos de aut¨®mata cortocircuitado, transmite la violenta sensaci¨®n de que la mocina est¨¢ perpetrando platos monstruosos y desatinados.
La entrada en el bosque, el encuentro con la fiera, la arribada a casa de la abuela, todo ello sucede en un clima de ensue?o, mantenido con pericia por todo el equipo (estupendo tambi¨¦n Rodolphe Martin, narrador y lobo) y reforzado por la musicalidad del texto: un cuento filos¨®fico para educaci¨®n de plebeyos: ¡°Y as¨ª fue como el lobo se comi¨® a la ni?a. Es triste pero es verdad¡±, dice Pommerat por boca del relator.
Con eso y con todo, el final se precipita: lo que con tanta rapidez sale de la tripa del lobo, sin explicaci¨®n alguna, no son arquetipos ya ni mu?ecos siguiera, sino fantoches como los que saltan de improviso en las cajas de sorpresas. Puesto a reescribir el cuento con lenguaje tan personal (y tan id¨®neo tambi¨¦n para p¨²blico adulto), ?no podr¨ªa el autor haber desarrollado libre y enteramente alguna de las l¨ªneas de fuerza que deja abiertas?
Tras el estreno de anoche en el Festival de Oto?o de Madrid, exclusivamente ante p¨²blico adulto, hubo un interesante coloquio en cuyo curso el asistente de direcci¨®n Philippe Carbonneaux observ¨® que las reacciones son m¨¢s variadas y contrapunteadas cuando hay ni?os y mayores en la platea: donde unos r¨ªen, otros gritan excitados. ?No hubiera sido mejor programar esta funci¨®n en horario infantil? Que se represente en franc¨¦s, a¨²n con sobret¨ªtulos, sea quiz¨¢ barrera para tal p¨²blico en pa¨ªs hispanoablante, pero trat¨¢ndose de espectadores adultos, mejor hubiera sido ofrecerlo en un programa doble, por su brevedad.
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