Todo lo que siempre quisimos saber sobre Santa Claus se escribi¨® en Oz
L. Frank Baum dio respuesta a todas las preguntas que rodean a la m¨ªtica figura navide?a en el libro que supuso su intento m¨¢s claro de pasar p¨¢gina y escapar, sin ¨¦xito, de Ciudad Esmeralda
Qui¨¦n iba a decirle a Lyman Frank Baum (oh, Lyman nunca le gust¨®, siempre prefiri¨® que le llamasen Frank, de ah¨ª que firmara con apenas la inicial, L. Frank Baum) que su vida de sobresaltos y aventuras m¨¢s o menos delirantes ¨C atentos a la etapa en la que dirigi¨® una revista sobre la cr¨ªa de aves llamada The Poultry Record ¨C iba a detenerse tan solo un a?o despu¨¦s de empezar a publicar, nada menos que hace un siglo y 18 a?os, en 1900, cuando se edit¨® El Maravilloso Mago de Oz.
?Por qu¨¦ se detuvo? Porque el ¨¦xito fue tal que eclips¨® a todo lo que hubiera estado por venir. Vino de todas maneras, y adopt¨® la forma de cuento de hadas. De hecho, se ha dicho de El Maravilloso Mago de Oz, la historia de la ni?a Dorothy, su perrito Tot¨®, y el hurac¨¢n que los alej¨® de Kansas y los llev¨® a la Tierra de Oz, es el primer cuento de hadas infantil que describ¨ªa personajes y lugares norteamericanos. Hasta entonces, todos siempre hab¨ªan estado ambientados en Europa.
Es decir, Lyman Frank Baum naci¨® (en Nueva York, en 1856), tuvo una infancia de lo m¨¢s feliz, creci¨®, escribi¨® El Maravilloso Mago de Oz y sus 12 continuaciones, m¨¢s de una docena de novelas, 82 relatos, alrededor de 200 poemas ¨C buena parte de ellos, de humor absurdo ¨C y qui¨¦n sabe cu¨¢ntos guiones y obras de teatro, con hasta seis seud¨®nimos distintos ¨C casi todos, nombres de mujer, nombres como Laura Bancroft o Suzanne Metcalf ¨C sospechando, aunque sin importarle lo m¨¢s m¨ªnimo, que, hiciese lo que hiciese, ser¨ªa para siempre recordado como el creador de Ciudad Esmeralda.
En ese sentido, probablemente, su intento m¨¢s claro de pasar p¨¢gina y escapar a la enormidad de lo que hab¨ªa hecho, una historia m¨ªtica que adem¨¢s era la primera historia m¨ªtica de esas caracter¨ªsticas que se escrib¨ªa en Estados Unidos y que el cine catapult¨® en 1939, con la adaptaci¨®n de Victor Fleming protagonizada por Judy Garland, a un lugar en el que su propio nombre y todas aquellas continuaciones se fueron apagando, poco a poco, con el tiempo, fue la publicaci¨®n de Vida y aventuras de Santa Claus.
Publicada en 1902, tan s¨®lo dos a?os despu¨¦s del ¨¦xito de El Maravilloso Mago de Oz y a la que seguir¨ªa La Maravillosa Tierra de Oz (1904), Vida y aventuras de Santa Claus naci¨® como un intento de explicar lo inexplicable y quiz¨¢, tambi¨¦n, proporcionarle a Estados Unidos su propia historia de la m¨ªtica figura navide?a, a la vez que, aseguran los expertos, Baum trazaba una suerte de paralelismo entre su vida y la del ni?o afortunado Claus, que creci¨® entre inmortales con el ¨²nico objetivo de hacer feliz a los ni?os.
S¨ª, Frank habr¨ªa legado su condici¨®n de artesano ¨C el padre de Baum fue un empresario de ¨¦xito que regal¨® al peque?o Frank una imprenta con la que, siendo ni?o, el escritor cre¨® su primer peri¨®dico, The Rose Lawn Home Journal, en el que las noticias eran caseras y las escrib¨ªan ¨¦l y su hermano Harry Clay ¨C al tal Claus, que crece, como ¨¦l, en un hogar en extremo privilegiado, y que decide, de mayor, instalarse en el Valle de la Risa y aprender a fabricar, con sus propias manos, algo que a¨²n no exist¨ªa: juguetes.
El libro, publicado en Espa?a por Valdemar, da respuesta a todas las preguntas que todo ni?o se plantea respecto a Santa Claus y ning¨²n adulto es capaz de responder con algo parecido a la sensatez del cuento de hadas. Baum elabora una f¨¢bula en la que se explica el c¨®mo ¨C consigue llevar regalos a tantos ni?os en una sola noche ¨C, el desde cu¨¢ndo, y, sobre todo, lo m¨¢s interesante, teniendo en cuenta que est¨¢ ligado a la propia idea del escritor infantil y su deseo de que los ni?os sean siempre ni?os, el porqu¨¦.
Su intento fue vano. Vida y aventuras de Santa Claus pas¨® ligeramente desapercibido, y lo que le sigui¨® fue una producci¨®n desmesurada que intent¨®, desesperadamente ¨C he aqu¨ª la idea de los seis seud¨®nimos, y de que buena parte de ellos fuesen de chica ¨C, alejarse del ¨¦xito para crear algo que no fuese una secuela de otra secuela, pero no logr¨® hacerlo. Ni siquiera Ruth Plumly Thompson, la encargada de mantener viva la serie a su muerte, pudo. Escribi¨® 19 libros ambientados en Oz entre 1921 y 1939, y dos m¨¢s al final de su vida. Aunque nadie habla de ellos hoy. Hay quien asegura que porque ninguno ¨C como ninguna de las secuelas del propio Baum, por culpa de una pelea a causa de los royalties ¨C lo ilustr¨® W. W. Denslow.
Babelia
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