Sobre la frustraci¨®n de Espa?a
De la conquista americana al 'proc¨¦s' catal¨¢n pasando por la guerra de la Independencia, dos libros rastrean en la historia de nuestro pa¨ªs el origen de los problemas de identidad que atraviesa hoy
Con la excepci¨®n de Rusia, no s¨¦ si existe un pa¨ªs distinto a Espa?a en el que su literatura preste tanta arrebatada atenci¨®n a sus problemas de identidad. El ¨²ltimo ensayo al respecto que ha ca¨ªdo en mis manos es el del profesor Josep Colomer, un reputado polit¨®logo que en el umbral de su particular relato se permite remedar la interrogante de Vargas Llosa sobre cu¨¢ndo se jodi¨® el Per¨² con la pregunta de cu¨¢ndo se frustr¨® Espa?a. En ambos casos, si hacemos buena la opini¨®n del autor, la cosa comenz¨® con la Conquista, pues la construcci¨®n del Imperio ¡°tendr¨ªa consecuencias fatales para la frustraci¨®n de un Estado y una naci¨®n modernos¡±. Si esta observaci¨®n, fruto de lo que parece un profundo psicoan¨¢lisis colectivo, resultara cierta, la soluci¨®n obvia es la que Colomer sugiere: matar a nuestros ancestros, reconocer el fracaso de Espa?a y disolver su futuro en la identidad europea y supranacional.
Cuando menos, este es un an¨¢lisis muy espa?ol. Colomer se alinea entusiasta, lo reconozca o no, con la decepci¨®n y la angustia que emana del 98, aunque para ¨¦l esta sea una fecha m¨¢s del rosario de decrepitudes institucionales en el que el pa¨ªs se sumergi¨® a lo largo de los siglos. Exactamente desde que, fruto de la casualidad, la nave a la deriva de Col¨®n desembarcara ¡°en una peque?a isla en la periferia del Caribe ¡°donde estaban todos desnudos, como su madre los pari¨®¡±, seg¨²n escribi¨® en su diario¡±.
Hay que reconocerle al autor una brillantez en la prosa y un apasionamiento en el estilo que hacen m¨¢s que interesante la lectura del libro. Tambi¨¦n un acierto considerable en algunas de sus cr¨ªticas respecto a la Espa?a reciente, sobre todo en lo que se refiere al funcionamiento olig¨¢rquico de los partidos y los efectos centr¨ªfugos de las autonom¨ªas, dedicadas como est¨¢n a la subasta competencial entre ellas. Pero fracasa, ¨¦l tambi¨¦n, no solo Espa?a, cuando se?ala la incompletitud (?menudo palabro!) de la naci¨®n espa?ola por el hecho de que muchos ciudadanos, sobre todo en el Pa¨ªs Vasco y Catalu?a, no se sientan espa?oles.
Las relaciones freudianas de nuestros compatriotas de todas latitudes con el ser de Espa?a deber¨ªan incluirse en un an¨¢lisis no visceral de sus viscerales comportamientos pol¨ªticos. Durante los a?os de plomo de ETA, un intelectual franc¨¦s me se?al¨® que en su opini¨®n los vascos eran en realidad los ¨²ltimos espa?oles que quedaban sobre la Tierra. ¡°Por eso est¨¢n inmersos en una guerra civil¡±, me coment¨®. Algo parecido a lo que puede suceder en Catalu?a si la deriva sigue como va, y siempre con la ayuda de los se?ores obispos dispuestos a calificar de cruzada cualquier demanda populista en defensa de la identidad nacional. Al fin y al cabo abominar de Espa?a o dolerse de ella ha sido siempre un rasgo de los espa?oles.
Compagin¨¦ la lectura del fracaso aludido con la mucho m¨¢s ponderada opini¨®n de la hispanista americana Pamela Beth Radcliff, en una obra que analiza la historia de nuestro pa¨ªs desde la guerra de la Independencia hasta nuestros d¨ªas. Como en el caso de Colomer, hace especial hincapi¨¦ en el papel de las potencias exteriores en nuestro propio devenir, pero se muestra infinitamente m¨¢s ecl¨¦ctica a la hora de juzgar el papel del liberalismo en el siglo XIX y de comparar nuestros ¨¦xitos y falencias con los del resto de las naciones. Y frente al desgarro de Colomer hace gala de una precisi¨®n acad¨¦mica muy de agradecer en los tiempos que corren. Llama la atenci¨®n, por su actualidad, su an¨¢lisis de los logros y l¨ªmites de la trasformaci¨®n pol¨ªtica espa?ola en el siglo XIX. Seg¨²n ella, el defecto m¨¢s grande consisti¨® ¡°en la incapacidad de los actores principales para trabajar unidos con el fin de mantener el sistema¡± y en el hecho de que la Corona no desempe?¨® el papel de arbitraje que le correspond¨ªa. Cuestiones en absoluto hoy ajenas a los desajustes de nuestra democracia.
Tambi¨¦n es interesante su relato sobre la desuni¨®n del Gobierno en los comienzos de la II?Rep¨²blica como consecuencia de la crisis econ¨®mica de los treinta. Las pol¨ªticas ortodoxas de recortes de gasto y equilibrio presupuestario dividieron ¡°a socialistas y liberales de toda Europa¡±, y Espa?a no fue una excepci¨®n. Del franquismo resalta su violencia inhumana; y se?ala que ¡°nunca fue puramente fascista, al menos seg¨²n las caracter¨ªsticas est¨¢ndar, pero nunca dej¨® completamente atr¨¢s sus ra¨ªces fascistas¡±. La afirmaci¨®n parece una aproximaci¨®n incompleta a lo que supone el franquismo sociol¨®gico, equiparable a la llamada Espa?a profunda.
Pero lo m¨¢s interesante del libro se refiere al an¨¢lisis de los acontecimientos de ahora, cuya enumeraci¨®n incluye la elecci¨®n de Puigdemont al frente de la Generalitat y el simulacro de refer¨¦ndum del 1 de octubre de 2017 en Catalu?a. ¡°A medida que cada bando defiende sus pretensiones de legitimidad democr¨¢tica¡±, se?ala, ¡°el estancamiento alimenta el fervor nacionalista en ambos lados con consecuencias inciertas para el futuro democr¨¢tico. Quiz¨¢ no sea una coincidencia que el sentimiento nacionalista haya eliminado de la agenda principal [en Catalu?a] el debate sobre la corrupci¨®n y la austeridad¡±.
En resumen, la actual crisis ¡°est¨¢ poniendo en cuesti¨®n el terreno com¨²n de la legitimidad democr¨¢tica¡±, al tiempo que la situaci¨®n europea y los ataques a la Corona desde la abdicaci¨®n precipitada de don Juan Carlos son riesgos a?adidos para la estabilidad del sistema. De todas maneras, concluye que los actuales debates sobre la calidad democr¨¢tica de Espa?a son precisamente posibles gracias a la consolidaci¨®n de su Estado democr¨¢tico. Aunque, como todas las democracias en el mundo actual, la nuestra es tambi¨¦n ¡°una tarea en constante revisi¨®n¡±.
Dos visiones en definitiva, una brillante y algo carpetovet¨®nica aunque su autor sea mediterr¨¢neo, y otra m¨¢s mesurada de ra¨ªz anglosajona, de la Espa?a de antes y la Espa?a de ahora. Con todas las dudas que suscitan, en ning¨²n caso alcanzan a desmentir la realidad del ¨¦xito de nuestro pa¨ªs desde la implantaci¨®n de la democracia. Tampoco las amenazas ciertas que sobre ella se ciernen.
Espa?a: la historia de una frustraci¨®n.?Josep M. Colomer. Anagrama, 2018. 303 p¨¢ginas. 19,90 euros.
La Espa?a contempor¨¢nea.?Pamela Radcliff. Traducci¨®n de Francisco Garc¨ªa. Ariel, 2018. 456 p¨¢ginas. 26,90 euros.
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