Frank Underwood contra el hip¨®crita espectador
El v¨ªdeo publicado por Kevin Spacey es un alegato por la ambig¨¹edad
No le dar¨¢n ning¨²n Emmy por ¨¦l, pero Let me be Frank, el mon¨®logo de tres minutos que Kevin Spacey ha subido a YouTube, es la mejor interpretaci¨®n de su carrera y un hito de la historia de la televisi¨®n. En ¨¦l, caracterizado como Frank Underwood, el protagonista de House of Cards, parece que habla de las acusaciones de abuso sexual que han destruido su carrera (y al personaje), aunque podr¨ªa estar hablando de cualquier otra cosa, porque el texto -trabajado, calculado, pulid¨ªsimo, sin un resquicio de improvisaci¨®n- es un alegato por la ambig¨¹edad, empezando por el t¨ªtulo: perm¨ªtanme ser Frank / perm¨ªtanme ser franco.
El mon¨®logo solo se agrieta en una frase: ¡°Ustedes son demasiado inteligentes para eso¡±. Ese compadreo con el espectador, casi populista, desentona con un mensaje que se presenta confuso e intrigante, y busca sobre todo incomodar a ese espectador, colocarle en el centro del problema, obligarle a tomar partido en un dilema. Eso no se consigue con gui?os ni halagos.
Lo que viene a decir, sin decirlo, es que el espectador (el hip¨®crita espectador) no ha tenido ning¨²n problema para admirar y gozar de las maquinaciones y miserias del muy turbio Underwood, pero no ha dudado en ejecutar a Spacey sin pruebas ni tribunales en cuanto se ha destapado una sombra de duda criminal sobre ¨¦l. Al personaje se le perdona todo. A la persona, nada. El espectador televisivo, antes pacato y gazmo?o, ha aprendido a valorar la ambig¨¹edad moral y a los antih¨¦roes (qui¨¦n se lo iba a decir a los productores de La casa de la pradera), pero cuando se trata de la vida real, sigue manejando unos c¨®digos simples sobre el bien y el mal. Spacey o Frank o quien sea que est¨¦ hablando, acusa al abonado a la tele de pago de no haber entendido nada, de no ser ese intelectual que se abisma en las sutilezas y paradojas del alma humana, como se ha cre¨ªdo, sino lo que siempre ha sido en realidad: un inquisidor temeroso de Dios.
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