La Habana, 500 a?os de cultura mestiza
La capital de Cuba cumple medio milenio en 2019 manteniendo su poder de atracci¨®n y la creatividad de su gente, por la que fluye sangre ta¨ªna, espa?ola, africana y china
En una frecuentada barra de La Habana canta un tr¨ªo: ¡°Las penas que me maltratan/ son tantas que se atropellan/ y como de matarme tratan/ se agolpan unas a otras/ y por eso no me matan¡¡±. Los afilados versos de Sindo Garay en La Tarde atrapan al personal en el garito, donde el eco de la trova se empasta con el sonido de los hielos al chocar en el doble de ron que el poeta Sigfredo Ariel sostiene en la mano.
Estamos en los estudios de la Egrem, en la calle San Miguel y Campanario, lugar m¨ªtico donde grabaron Josephine Baker, Benny Mor¨¦, Bola de Nieve, Bebo y Chucho Vald¨¦s, Compay Segundo, Omara Portuondo y otras glorias que lo eran mucho antes del Buena Vista Social Club. ¡°Sin la m¨²sica y sin La Habana Cuba no se entiende¡±, dice Sigfredo, que defiende, ahora que se cumplen 500 a?os de su fundaci¨®n, que la potencia cultural de La Habana es inmensa y le viene dada por su mulatez y por la mezcla. Cita Ariel a Gast¨®n Baquero, poeta y pensador igualmente inmenso, que consideraba a la capital cubana una especie de Aleph tropical, un punto donde convergen todos los puntos y tambi¨¦n el espacio y el tiempo.
Si en historia medio milenio no es nada, resulta que desde su nacimiento, en 1519, bajo el sol del tr¨®pico aqu¨ª se reunieron las cuatro sangres y las cuatro razas y se aderezaron a fuego lento hasta formar una salsa bien trabada. Indios siboneyes y ta¨ªnos, espa?oles y europeos, conquistadores y piratas, esclavos arrancados de ?frica y tra¨ªdos a estas tierras junto a su pante¨®n de divinidades, Chang¨®, Yemay¨¢, Eleggu¨¢ y todos los dem¨¢s, y junto a ellos 150.000 chinos de Cant¨®n y de Macao, que cargaron en su viaje a las Antillas con su rifa Chiff¨¢ y sus dragones de fuego, todos con sus singularidades y sus mundos m¨¢gicos avecindados en esta isla caribe?a hasta condensar ese destilado que el etn¨®logo Fernando Ortiz llam¨® cubanidad o cuban¨ªa.
En la esencia profunda de ese ajiaco, dice Pablo Milan¨¦s, reina la cultura con may¨²sculas. Da igual que se hable de arquitectura, de m¨²sica, de pintura, de ballet, de literatura, de ajedrez o de poes¨ªa. ¡°De La Habana siempre ha emanado cultura. Es una tradici¨®n que se ha mantenido pese a todos los avatares y con independencia de lo sucedido alrededor de ella¡±. En su disco Renacimiento (2012), el m¨²sico de Bayamo rinde homenaje a la ciudad que le acogi¨® a los seis a?os, cuando su madre lo trajo a estudiar a la capital.
Es un guaguanc¨®, y dice en una de sus estrofas: ¡°?Ay! La Habana con sus columnas/ como dice Carpentier/ todav¨ªa nos inunda/ de un bello resplandecer¡¡±. Cuba ha dado tres premios Cervantes. Y no hay casualidad en que los tres ¡ªGuillermo Cabrera Infante, Dulce Mar¨ªa Loynaz y Alejo Carpentier¡ª, hayan convertido La Habana en personaje y protagonista de muchas de sus obras. Fue, seguramente, Carpentier el que mejor capt¨® el car¨¢cter de lo habanero y el ¡°estilo sin estilo¡± de la ciudad.
¡°Poco a poco, de lo abigarrado, de lo entremezclado, de lo encajado entre realidades distintas, surgieron las constantes que distinguen a La Habana¡±, y entre estas, las de m¨¢s car¨¢cter, las columnas. ¡°En La Habana podr¨ªa un transe¨²nte salir del ¨¢mbito de las fortalezas del puerto y andar hasta las afueras de la ciudad, atravesando todo el centro de la poblaci¨®n, recorriendo las antiguas calzadas de Monte o de la Reina, tramontando las calzadas del Cerro o de Jes¨²s del Monte, siguiendo una misma y siempre renovada columnata, en la que todos los estilos de la columna aparecen representados, conjugados o mestizados hasta el infinito. Columnas de medio cuerpo d¨®rico y medio cuerpo corintio, j¨®nicos enanos, cari¨¢tides de cemento¡¡±.
Si se trata de arquitectura, La Habana es ¡ªsiempre lo fue¡ª una gran aventura, pues no hay una sola sino muchas Habanas. La m¨¢s conocida es la colonial, la de las cinco grandes plazas y los baluartes militares de La Fuerza y La Caba?a, que son Patrimonio Mundial.
Pero existe tambi¨¦n una fabulosa Habana ecl¨¦ctica, y una Habana d¨¦co y tambi¨¦n una Habana moderna incre¨ªble. Est¨¢, adem¨¢s, La Habana de las grandes calzadas ¡ªla del Cerro, la de Monte, la de Infanta¡ª, que serpentean en todas direcciones protegiendo al paseante de la lluvia y el sol. Y la se?orial Habana de El Vedado, o la exclusiva de las residencias de la Quinta Avenida y el Country Club, o la marinera de Regla y Casa Blanca. Chinos, mulatos, blancos, negros, ingleses, franceses, norteamericanos, jamaicanos y habitantes de las diversas tierras del Caribe fueron pasando por aqu¨ª y dejando su huella, al tiempo que llevaron su fascinaci¨®n a otras partes del mundo.
Cuenta Eusebio Leal, el historiador de la ciudad y responsable de la restauraci¨®n y rehabilitaci¨®n de su centro hist¨®rico, que La Habana es ¡°un estado de ¨¢nimo¡±. ¡°Cuando uno llega a La Habana, siente que algo le seduce, le atrae, le atrapa, no deja indiferente a nadie. A veces la ciudad est¨¢ cubierta por un velo de decadencia. Pero cuando t¨² rompes el velo aparece el esplendor de su urbanismo y de una arquitectura que te permite, por una sola avenida, ir desde los castillos del siglo XVI hasta la modernidad de Richard Neutra¡±.
En barrios como Centro Habana puedes descubrir un cat¨¢logo de fachadas diferentes, la mayor¨ªa de estilo ecl¨¦ctico, que combinan sin pudor columnas, pilastras, balcones, cornisas, rejas, medio puntos, guardavecinos y balaustradas sin que haya un edificio espectacular que destaque: como en una orquesta, es el sonido armonioso del conjunto lo que atrae y prevalece. Lo mismo pasa con La Habana entera y sus habitantes; es esta una ciudad m¨¢gica, que fue la llave de las Indias y principal punto de conexi¨®n entre Europa y el Nuevo Mundo, y que hoy, por su historia y pese a su deterioro, sigue siendo capital cultural de Am¨¦rica.
Es La Habana de Jos¨¦ Mart¨ª y de Lezama Lima, la nocturna y bohemia de Tres Tristes Tigres, la ciudad secreta del grupo Or¨ªgenes, que deslumbr¨® a Mar¨ªa Zambrano y antes a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, La Habana que dibuj¨® en el siglo XIX el grabador franc¨¦s Fr¨¦d¨¦ric Mihale, la que descubri¨® Dizzy Gillespie en las tumbadoras de Chano Pozo, cambiando para siempre la forma y el fondo del jazz. Es La Habana de Nuestro hombre en La Habana, de Graham Greene, la de Hemingway y El viejo y el mar?y la del barman catal¨¢n Constante. La ciudad de Cecilia Vald¨¦s, del proxeneta Yarini, el lugar donde se form¨® un pintor como Wifredo Lam, mezcla de chino y negro, que traslad¨® a Par¨ªs todo ese mundo mestizo y de embrujo afrocubano.
La misma Habana que est¨¢ a punto de cumplir 500 a?os ¡ªy, cuidado, otros 290 a?os su Universidad, fundada por los mismos espa?oles que trajeron a la isla el naipe, la cruz y la guitarra¡ª. Es la ciudad mulata de la que habla Sigfredo con un trago doble en la mano y en la que cada martes se presenta en el Septeto Habanero, agrupaci¨®n sonera que en unos meses cumplir¨¢ 100 a?os y que en su repertorio tiene una famosa canci¨®n dedicada a una calle de La Habana: ¡°All¨¢ en la calle Vapor/ dicen que se goza bueno/ y que se pasa, caballero/ un rato de gran confort¡±. Pues eso.
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El Capitolio por fin restaurado, hito de la conmemoraci¨®n
La restauraci¨®n del Capitolio de La Habana y de su emblem¨¢tica c¨²pula de 91,7 metros, la sexta del mundo por su altura y di¨¢metro, ser¨¢ el principal regalo para la capital cubana en su aniversario, que se celebrar¨¢ el 16 de noviembre de 2019, medio milenio despu¨¦s de que el explorador y conquistador espa?ol Diego Vel¨¢zquez de Cu¨¦llar fundara las primeras villas cubanas.
La compleja obra de rehabilitaci¨®n, a cargo de la Oficina del Historiador de la Ciudad, se inici¨® en 2010 y costar¨¢ cerca de 17,5 millones de euros, m¨¢s de lo que en su d¨ªa pag¨® el Gobierno de Gerardo Machado por el majestuoso edificio, inaugurado en 1929 como sede del Congreso y del Senado.
El Capitolio habanero, dise?ado por los arquitectos cubanos Ra¨²l Otero y Eugenio Rayneri Piedra, fue construido a imagen y semejanza del de Washington, con una longitud total de 207 metros y una escalinata monumental, a cuyos lados se encuentran dos esculturas de bronce de 6 metros de altura: La Virtud tutelar del pueblo y El Trabajo, ambas realizadas por el artista italiano Angelo Zanelli, tambi¨¦n autor de la impresionante obra La Rep¨²blica, ubicada en el Sal¨®n de los Pasos Perdidos, de casi 15 metros de altura y 30 toneladas de peso. Tras el triunfo de la revoluci¨®n de Fidel Castro, el Capitolio alberg¨® las dependencias de la Academia de Ciencias y el Ministerio de Ciencia, Tecnolog¨ªa y Medio Ambiente, y ahora volver¨¢ a ser la sede del Parlamento.
En el programa de actividades del 500 aniversario tambi¨¦n se prev¨¦ la reinauguraci¨®n de obras emblem¨¢ticas como el mercado de Cuatro Caminos, y la Estaci¨®n Central de Ferrocarriles, entre otras actuaciones encaminadas a embellecer la ciudad.
El historiador de la ciudad, Eusebio Leal, recuerda que la inacabada rehabilitaci¨®n de La Habana cuenta desde hace a?os con el apoyo del Gobierno cubano y la colaboraci¨®n de otros Estados, de organizaciones internacionales y organismos no gubernamentales.
Babelia
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