La ciudad por hacer
El autor hace un repaso por los iconos urban¨ªsticos de La Habana: del piso a?adido para ganar espacio a las azoteas recicladas
Cinco siglos despu¨¦s de fundada, el patrimonio m¨¢s importante de La Habana se mantiene intacto: su resistencia. Para una capital de las Antillas, 500 a?os implican mucha historia. En el caso de La Habana, adem¨¢s, mucha historia superpuesta. As¨ª la colonial o la republicana, cuyos edificios y monumentos conviven con los 60 a?os de revoluci¨®n y socialismo que han marcado la vida de la ciudad desde 1959.
Las estad¨ªsticas revelan que m¨¢s del 90% de La Habana fue construido antes de este ¨²ltimo periodo, as¨ª que el principal aporte de la Revoluci¨®n a la ciudad no ser¨ªa constructivo, sino simb¨®lico. M¨¢s pol¨ªtico que arquitect¨®nico, y con los programas socialistas asentados sobre la trama urbana de los antiguos reg¨ªmenes. Desde esta esquizofrenia, La Habana de las ¨²ltimas d¨¦cadas acometi¨® su futuro pol¨ªtico a la par que congelaba su presente urban¨ªstico. Con un proyecto socialista sembrado tan a rega?adientes sobre la arquitectura capitalista que prefiri¨® convertir a la ¨¦poca colonial ¡ªnunca la republicana¡ª en la punta de lanza de su restauraci¨®n.
Medio milenio merece celebrarse y no es cuesti¨®n de subestimar el impacto de una ciudad imponente, pese a todas sus ruinas y todos sus avatares pol¨ªtico-cicl¨®nicos. Con su Palacio de los Capitanes Generales, su catedral, su Capitolio o la misma Plaza de la Revoluci¨®n, construida bajo el ¨²ltimo Gobierno de Batista y capitalizada desde el principio por Fidel Castro.
Pero tampoco estar¨ªa de m¨¢s un repaso a la ciudad actual. Con esos iconos que alg¨²n d¨ªa entrar¨¢n, por derecho propio, en el pante¨®n de su arquitectura. Monumentos tales como la barbacoa (piso a?adido para ganar espacio en puntales altos y medios), las azoteas recicladas, los parques para conectarse al wifi, la nueva imagen del dinero que emerge de la iniciativa privada¡ Todo esto es parte importante de la reciente historia de unos habaneros enfrascados en la mezcla de su supervivencia con la medicina casi gratis, el cuentapropismo con el partido ¨²nico. Columpi¨¢ndose, en fin, entre el hacinamiento y los nuevos hoteles del capitalismo de Estado; entre una ciudad que se salv¨® de la especulaci¨®n neoliberal de sus vecinas de Am¨¦rica Latina pero no de la desidia socialista, entre su decadencia de postal y un modelo capitalcomunista que podr¨ªa convertir el skyline del Malec¨®n en un Shangh¨¢i tropical. A esa Habana acaba de llegar un futuro que, como dir¨ªa William Gibson, ¡°est¨¢ mal repartido¡±.
Y aqu¨ª cabe preguntarse qu¨¦ socialismo, qu¨¦ democracia o qu¨¦ capitalismo le esperan hoy a esta ciudad que parece aguantarlo todo.Porque en esa ciudad que ha sido capaz de alojar al mismo tiempo tantos estilos y ¨¦pocas, es injustificable la reticencia pol¨ªtica a la hora de albergar la diversidad de ideas y posiciones de sus habitantes. Que la democracia natural de su arquitectura haya sido tan superior a la tolerancia pol¨ªtica de sus Gobiernos (sus capitanes generales, sus generales a secas, sus comandantes).
Baste recordar c¨®mo, durante d¨¦cadas, la palabra ¡°ciudadano¡± se utiliz¨® de manera peyorativa para aplicarla a delincuentes o ¡°desviados¡± del proyecto socialista. En su primer medio milenio, La Habana necesita reconstruirse como ciudad, pero antes requiere, de manera m¨¢s urgente, reconstruirse como conglomerado humano. Que sus habitantes pasen de ser urbanitas que resisten a ciudadanos que deciden.
Iv¨¢n de la Nuez es ensayista y cr¨ªtico de arte cubano.
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