Murci¨¦lagos, esqueletos y estalactitas: as¨ª se hall¨® la cueva de Nerja hace seis d¨¦cadas

Fueron en busca de murci¨¦lagos. Los vieron salir de una grieta y decidieron adentrarse en las entra?as de la monta?a para conocer su refugio. Todo iba bien, hasta que una serie de estalagmitas y estalactitas les impidieron el paso. No se dieron por vencidos. Volvieron al d¨ªa siguiente con un martillo y un par de linternas. Consiguieron pasar la barrera a base de golpes y descubrieron un enorme espacio repleto de extra?as formas rocosas. Su felicidad continu¨® hasta que se toparon con dos esqueletos. Les entr¨® el p¨¢nico. ¡°?Y si nos qued¨¢bamos nosotros tambi¨¦n encerrados ah¨ª?¡±, recuerda Jos¨¦ Torres, uno de aquellos cinco chavales que, en 1959 y sin saberlo, hab¨ªan dado con un lugar de gran valor para la ciencia,? la cueva de Nerja. Un lugar con formaciones que se remontan a 800.000 a?os y que acoge una gran galer¨ªa de arte prehist¨®rico formada por cerca de 600 motivos. El conjunto fue declarado bien de inter¨¦s cultural en 1985 y zona arqueol¨®gica en 2005.

El pr¨®ximo 12 de enero se celebra el 60? aniversario de aquella travesura adolescente. Entre los festejos, la fundaci¨®n p¨²blica que gestiona el espacio ¡ªque posee un presupuesto de 4,3 millones de euros para 2019¡ª ha preparado un homenaje a aquellos muchachos que cambiaron para siempre la historia de su localidad. Ser¨¢n la imagen de la ciudad en la pr¨®xima edici¨®n de la Feria Internacional de Turismo (FITUR). Y durante el mes de abril ejercer¨¢n como gu¨ªas a quienes quieran reconstruir con ellos su primera excursi¨®n tierra adentro. Hoy, un tercio de los casi 300.000 metros cuadrados de cueva son visitables. Una experiencia que realizan 450.000 personas cada a?o. En M¨¢laga, solo el Museo Picasso la supera en visitas.

Gracias a su aventura, hoy se sabe que la cavidad estuvo habitada desde hace 25.000 a?os, aunque hay estudios a¨²n no concluidos que estiman que hay huellas del ser humano de hace 40.000. Cada pocas semanas se descubren objetos y elementos relevantes de diferentes etapas de la historia de la humanidad, que se pueden conocer en el museo ubicado en el casco urbano de Nerja.

Todo ello lo ignoraban quienes simplemente quer¨ªan descubrir el escondrijo de tantos murci¨¦lagos. Su historia podr¨ªa titularse Los cinco y la cueva secreta y formar parte de la serie de libros infantiles de la escritora inglesa Enid Blyton. Jos¨¦ ten¨ªa entonces 16 a?os. Proced¨ªa de Sevilla y Maro ¡ªpedan¨ªa de Nerja donde se ubica la cueva¡ª era el nuevo destino de su padre, guardia civil. All¨ª hab¨ªa hecho unos amigos que le quisieron ense?ar un lugar que para ellos era m¨¢gico. Lo hab¨ªan explorado a?os antes de manera muy rudimentaria, pero jam¨¢s hasta tan adentro como aquel 12 de enero de 1959. Quien dirig¨ªa las operaciones era Francisco Navas, con 21 a?os y el mayor de un grupo que tambi¨¦n formaban Manuel Mu?oz, con 18 a?os y su hermano Miguel, de 13. ¡°Pas¨¦ mucho miedo¡±, rememora el m¨¢s peque?o de la misi¨®n. El quinto protagonista, Jos¨¦ Luis Barbero ¡ªque ten¨ªa entonces 15 a?os¡ª falleci¨® en 2007.

Cuando los cinco salieron de la cavidad "aterrados al ver los esqueletos" ¡ªrestos que Luis Efr¨¦n, conservador de la cueva de Nerja, no descarta que fueran de finales del Neol¨ªtico, aunque hay gran incertidumbre al respecto¡ª?que hab¨ªan encontrado en la que hoy se conoce como Sala de los Fantasmas, nadie les crey¨®. Por eso se dirigieron a la escuela. Ninguno estudiaba por aquel entonces ¡ªhab¨ªan empezado a trabajar desde peque?os y pisaban m¨¢s el campo para recoger le?a, cuidar el ganado o recolectar hierba que las aulas¡ª, pero confiaban en el maestro, Carlos Saura, que era poco mayor que ellos. El docente les crey¨®. Se corri¨® la voz. Y el 12 de junio de 1960 la cueva de Nerja se abr¨ªa al p¨²blico con el lanzamiento de la primera edici¨®n del festival de m¨²sica y danza que hoy sigue celebr¨¢ndose y ellos mismos ejerciendo de gu¨ªas a las visitas. ¡°Hicimos un cursillo, porque no ten¨ªamos ni idea de espeleolog¨ªa ni nada de lo que hab¨ªa dentro de las galer¨ªas¡±, recuerda ahora Manuel Mu?oz.

Algunos permanecieron con esa labor solo unos a?os, pero otros dedicaron vida al singular espacio hasta 50 a?os de su vida profesional, como Mu?oz. Y los cinco tienen al menos a un hijo trabajando all¨ª. Dicen sentir ¡°un orgullo incre¨ªble¡± por aquel descubrimiento ¡°que fue pura casualidad y gracias a un c¨²mulo de circunstancias¡±, como recuerda Francisco Navas. Hoy, junto al hueco en el suelo por el que entraron la primera vez, se levanta un monumento que recuerda a estos cinco chavales. Se ubica en la llamada Plaza de los Descubridores. Una aventura que les cambi¨® la vida.