Rayden: ¡°Estoy aprendiendo a ser feminista¡±
El m¨²sico y poeta presenta 'Sin¨®nimo', segundo disco de su trilog¨ªa sobre la palabra, y no reniega de la etiqueta de rapero pop
Este dandi que parece salido de un escaparate ¡ªvaquero y cisne negros, entallad¨ªsimo abrigo camel, barba y pelo esculpidos al mil¨ªmetro¡ª ganaba hace una d¨¦cada batallas de gallos rapeando jeta a jeta con otros vestidos con camisetas XXL. Hoy, un hijo, varios discos y dos exitosos poemarios m¨¢s tarde, presenta Sin¨®nimo, el segundo ¨¢lbum de una trilog¨ªa ¡ªdespu¨¦s de Ant¨®nimo y antes de Hom¨®nimo¡ª con la que ajusta cuentas con la palabra: a la vez su herramienta y su medicina. No lo digo yo, lo dice ¨¦l solo: ¡°En tiempos en los que se consume m¨²sica como comida r¨¢pida, meterse en un proyecto de cinco a?os y un triple disco es raro. Tengo una pedrada muy grande en la cabeza¡±.
Con todo respeto, no parece un rapero. Ni va de malote, ni de perdonavidas, ni de pichabrava.
?Qu¨¦ parece hoy un rapero, un rockero, un cl¨¢sico? Las hechuras dan igual. En Espa?a habr¨¢ un par de raperos con esas pintas, el resto son gente que se ha creado un personaje para parecer interesante o esconderse tras ¨¦l. Si me preguntas qu¨¦ soy, no lo s¨¦ ni yo: no se puede aglutinar lo que hago en un g¨¦nero, cuando ya no me siento tan parte de ¨¦l. Me impresiona que lo que hago tenga ¨¦xito, porque solo vendo normalidad.
Mi hija adolescente le tacha de 'rapero popero'. Defi¨¦ndase.
No me tengo que defender. Mi ¨²ltimo disco fue n¨²mero uno en ventas. Entonces, se entiende mi m¨²sica como popular. Hay estribillos, se puede corear. Espa?a es antimeritocr¨¢tica. El ¨¦xito es sospechoso y tienes que pedir disculpas y demostrar tu validez. Es el peaje que pago para que mi m¨²sica cale. No me pesa la etiqueta.
'Ant¨®nimo', 'Sin¨®nimo', 'Hom¨®nimo'. ?Le ponen las esdr¨²julas?
Digamos que reh¨²yo de las llanas. En castellano, son m¨¢s planas, m¨¢s sosas, menos r¨ªtmicas. Las palabras son m¨²sica, sobre todo en este g¨¦nero urbano, donde la voz y el texto priman sobre los instrumentos. Pero, s¨ª, ya que hago una obra conceptual, me gusta que todo sea conc¨¦ntrico.
Otra esdr¨²jula. S¨ª que es fuerte la pedrada. ?Se cay¨® de la cuna?
Complutense
David Mart¨ªnez ?lvarez (Alcal¨¢ de Henares, 1985), Rayden para la escena, presume de cuna, la misma de Cervantes, hasta en su bio de Twitter. Estos d¨ªas presenta disco, 'Sin¨®nimo', y, en marzo, poemario: 'El mundo es un gato jugando con Australia'. Es un letraherido de pron¨®stico grave. Y lo sabe.
De peque?o me fractur¨¦ el cr¨¢neo contra el somier. Pero no, creo que quienes nos dedicamos a transmitir de una forma tan bestia, nos volvemos un poco yonquis del feed-back. Del subid¨®n de ver el efecto que produce tu obra en el otro. Antes de empezar con la m¨²sica yo era una persona muy introvertida. Alguien que cre¨ªa ser un perro verde. No verde, morado. El arte organiza mi caos. Escribo desde lo que me agita, para bien o para mal, ya sea herida, vomitorio, escaparate, arma. Y las palabras, en mi caso, tienen efecto curativo.
?Qu¨¦ le duele tanto?
Todo. La indiferencia, la inseguridad, la posverdad. Hay bastantes cosas que me revuelven.
?Tan poderoso es el lenguaje?
Hasta el punto de que nos intentan recortar libertades por ah¨ª, aunque creo que es una pi?ata para recortar por otro sitio y que nos sigamos quejando del dedo, en lugar de lo que se?ala. Pero s¨ª, la palabra es el principio del cambio. El cambio se produce tanto por el hecho como por el dicho.
¡°?Qu¨¦ parte de 'no' no entiendes?¡±, escribe en un tema, emulando el ¡°'no es no¡± sexual de las mujeres. ?Es usted feminista?
No del todo. Creo que no lo es nadie. Hay gente m¨¢s sensible intentando reaprenderlo todo. Yo estoy aprendiendo a ser feminista. Vivimos en una sociedad donde el sistema pol¨ªtico, social y financiero es machista, hay que pulir muchas cosas, y este es un proceso que nos va a llevar toda la vida.
?Teme 'entrarle' a una mujer por si le acusa de acoso, como dicen algunos de sus cong¨¦neres?
Tengo miedo a entrarle a una mujer, pero por que no s¨¦ hacerlo, no por lo que sea que teman esos hombres inseguros. Parece que se est¨¦ creando una grieta insalvable por la inseguridad, transformada en ego, que tienen algunos ante la mujer empoderada.
Lo digo porque parece que est¨¢ de moda el victimismo en algunos hombres.
Estoy tirando piedras contra mi tejado, pero a m¨ª lo que me gustar¨ªa es empoderar al hombre. Nos hace falta un espejo. Empoderarnos en ser menos susceptibles, m¨¢s emp¨¢ticos, m¨¢s cultos y sobre todo a defendernos a nosotros mismos como personas. Como seres humanos iguales a la mujer. Hay mucho miedo que viene de la inseguridad.
Fundeu ha declarado ?micropl¨¢stico', la palabra de 2018. ?Cual ser¨¢ la suya para 2019?
La de 2018, para m¨ª, hubiera sido ¡°empat¨ªa¡±, por rara. La de 2019 ser¨ªa ¡°anteverdad¡±, en contraposici¨®n a posverdad. O sea, la verdad a secas, porque nos hace falta.
?Y qu¨¦ me dice de ¡°miedo¡±?
No, porque han conseguido rentabilizarlo. Han logrado mover las emociones l¨ªquidas y sacar liquidez del odio. El odio es ahora el nuevo oro gris, y le est¨¢n sacando un r¨¦dito incre¨ªble. Ellos, los poderosos, oscilan entre el blanco y el negro seg¨²n les beneficie, pero hacen que a las personas a las que les sacan el miedo se vayan a los extremos.
?Y qu¨¦ podemos hacer al respecto?
Intentar ser menos inseguros y buscar nuestra propia identidad para que no nos tomen por tontos y no nos dejemos abanderar por cosas que ni te tocan de cerca solo por sentirte integrado, solo por no estar solo, solo por miedo a no estar en ninguna parte.
Sospecho que su profe de literatura tiene bastante culpa de lo suyo. M¨¢ndele un saludo.
De lo bueno, toda; lo malo es responsabilidad m¨ªa. Mat¨ªas [Calero] gracias por todo. Gracias a todos los profesores. Creo que los verdaderos influencers, esa palabra que me da sarpullidos, son los docentes decentes como usted.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.