La sensibilidad del acero
Donatella Di Pietrantonio vuelca en 'La Retornada' el oprobio de una mujer que fue devuelta a sus padres biol¨®gicos
![Fotograma de la pel¨ªcula 'El jard¨ªn de los Finzi-Contini'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/FTJN6GDGU65ZLBAZCU44MYITUA.jpg?auth=f282964a7468bdf014240f1d8ea748e28ede126d756ec5ec7f3fcf934a11b68e&width=414)
"En las cosas que escribimos afloran recuerdos de nuestro pasado. Entre nosotros y los personajes que inventamos nace una relaci¨®n par?ticular, tierna y materna, una relaci¨®n c¨¢lida, de una intimidad carnal y asfixiante¡±. Lo confiesa Natalia Ginzburg en Las peque?as virtudes, pero podr¨ªa haberlo confesado Donatella Di Pietrantonio despu¨¦s de escribir la ¨²ltima frase de su novela La Retornada, el recuerdo v¨ªvido de su infancia que una mujer relata con la voz firme de quien sufri¨® el oprobio de ser devuelta a sus padres biol¨®gicos y de haber ganado la batalla de la supervivencia pero haber perdido la de la identidad. A?os de bienestar junto a su madre adoptiva, la t¨ªa Adalgisa, y junto a una playa del litoral de los Abruzos, la tierra natal de la autora y el lugar en el que se desarrolla la acci¨®n, convertidos en dolorosa memoria desde que se la fuerza a convivir en el pueblo con su verdadera familia, numerosa y humilde hasta la mutua indiferencia.
Espl¨¦ndido el contraste entre la crueldad infantil y la desidia adulta, entre lo manual y lo intelectual, y preciosa es la complicidad que la protagonista traba con su hermana menor, Adriana. Escarceos sexuales con su hermano Vincenzo, un granuja de medio pelo que muere clavado como Cristo y deja en la narradora una herida m¨¢s. La madre es la amargura; el padre, el progenitor desidioso, y Sergio, el hermano feroz. Deudas, mendrugos, rutinas y reproches. Cada familia infeliz lo es a su manera, dej¨® escrito Tolst¨®i en Ana Karenina. En las escenas dom¨¦sticas y en el comportamiento cotidiano s¨ª hay neorrealismo, y tambi¨¦n ese l¨¦xico familiar de Ginzburg, trufado de banalidades trascendentes y de las m¨¢s sutiles iron¨ªas de la vida. En las relaciones de amistad de la protagonista se evoca el Bassani de El jard¨ªn de los Finzi-Contini, su episodio incestuoso con Vincenzo y la p¨¦rdida de la inocencia la vinculan con aquella Ginia de El bello verano, de Pavese, y la orfandad y el desvalimiento de la protagonista la hermanan con Elisa, la hero¨ªna de Mentira y sortilegio, de Elsa Morante, tanto como su decidida voluntad de revelar su historia familiar.
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/UWKXPVNNEPNGADBYQUWBQIJDW4.jpg?auth=3f065a21d41c003c2cb08a2d9d64e216ccaa71def3b69bcc937bb34e2b78b875&width=414)
La confesi¨®n monol¨®gica de la protagonista, que puede leerse como un atestado moral, nada tiene que ver con el estilo decimon¨®nico apr¨¨s la lettre de Morante, pero Mentira y sortilegio impregna La Retornada con su obsesiva voluntad de delatar el universo familiar y sus enigmas, con la desdicha ¨ªntima de saberse hija del desprecio. La memoria ficticia es aqu¨ª tan exacta que la fantas¨ªa de una vida inventada deviene incuestionable realidad de una existencia verdadera. El tejido verbal sustenta en la novela el tejido emocional con excepcional maestr¨ªa, seductoras im¨¢genes po¨¦ticas se yerguen en el texto, y la prosa de Pietrantonio consiste en revestir de acero la sensibilidad. Tal vez en el ox¨ªmoron de su entra?able dureza se esconde el motivo de haber vendido un cuarto de mill¨®n de ejemplares. Calvino, lector de la editorial durante a?os, se la hubiese recomendado sin dudarlo a don Giulio.?
La Retornada. Donatella di Pietrantonio. Traducci¨®n de Miguel Garc¨ªa. Duomo, 2018 256 p¨¢ginas. 16,80 euros.
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