La d¨¦cada bestial de Paula Rego
La Casa de las Historias expone la obra de los 80 de la artista portuguesa, que se sirve de los animales para retratar la brutalidad humana
¡°?Ya no era preciso hacer arte. Dios m¨ªo, fue como volver a ser libre. Volv¨ª a poner los pies en la tierra!¡±. Era 1981 y Paula Rego acababa de pintar?El mono, el oso y la mujer infiel. La mujer infiel era ella; el oso, su amante, el poeta Rudy Nassauer; y el mono rojo, golpe¨¢ndola, su marido Vic Willing. El cuadro fue una liberaci¨®n personal, una liberaci¨®n art¨ªstica y, tambi¨¦n, el encumbramiento de la cr¨ªtica inglesa que, pese a llevar varias d¨¦cadas en Londres, la hab¨ªa ignorado hasta entonces. La Casa de las Historias de Cascais re¨²ne ahora 52 obras de la d¨¦cada m¨¢s bestial de Paula Rego.
¡°Rego siempre hab¨ªa menospreciado el dibujo, porque era algo que ella hac¨ªa con facilidad desde peque?a¡±, cuenta la comisaria de la exposici¨®n Catarina Alfaro. ¡°Diferenciaba mucho el dibujo de la complejidad de la pintura, y a partir del cuadro del macaco ella cree que ha conseguido una mayor proximidad entre ella, la vida y la pintura¡±.
Rego pinta como cuando era ni?a, con el papel en el suelo, sin plan previo, lo que le brota del cerebro, con una brocha perfila en negro los animales, con una esponja humedecida en las pinturas rellena las formas. ¡°A veces comienzo por un gesto, el resto del bicho viene detr¨¢s¡±, cuenta Rego en la presentaci¨®n de la muestra. No hay sentimentalismos en la expresi¨®n, es la Rego m¨¢s descarnada, la que ha perdido a su querido padre, la que cuida de su marido con esclerosis m¨²ltiple, la que intenta salir de una profunda depresi¨®n a base de psicoterapia jungeriana.
Sus animales son polif¨®rmicos desde su ni?ez, como se muestra en La mujer perro (1952) y en su ochentista Trit¨®n, de dos colas y dos cabezas; recuerdan las fantasmagor¨ªas de El Bosco y la versi¨®n art¨ªstica literaria de Jorge Luis Borges. La gran pintora portuguesa reconoce que bebe de todo, desde los dibujos de la revista espa?ola Blanco y Negro, que coleccionaba su abuelo, al Manual de zoolog¨ªa fant¨¢stica, publicado por el escritor argentino. Cat¨®blepas, mitad cerdo, mitad cabra, es uno de esos seres inquietantes que impiden dormir a un ni?o a oscuras, reflejo de ella misma, ¡°de peque?a yo ten¨ªa miedo hasta del aire. No sal¨ªa ni al jard¨ªn¡±.
Son sus animales los que expresan los m¨¢s bajos comportamientos humanos, su ira, su crueldad; a Rego el sentimentalismo le parece rid¨ªculo, en la vida y en la obra. Cuando conviven persona y bestias, como en la serie de Las f¨¢bulas, no hay sumisi¨®n de la bestia a la persona, unos y otros intentan ayudarse o aprender en nivel de igualdad. Son f¨¢bulas salidas de la mente de la pintora, a diferencia de la serie de ?peras, ocho encargos para versionar las obras que ve¨ªa con su padre en el teatro San Carlos.
Si en las f¨¢bulas hay trazos de Gauguin, en Vivian girls (1984), con una madre que devora a su hija, el gui?o es al Goya de?Saturno devorando a su hijo; pero el estallido de colores y las composiciones recuerdan la mayor influencia de Dubuffet. ¡°Deconstruye constantemente temas cl¨¢sicos de la pintura¡±, explica Alfaro.
Si en la d¨¦cada siguiente Rego provocar¨ªa el esc¨¢ndalo de lo bienmirantes con la serie sobre el aborto, aqu¨ª recuerda la violencia infantil y homenajea a Henry Darger
Si en la d¨¦cada siguiente Rego provocar¨ªa el esc¨¢ndalo de lo bienmirantes con la serie sobre el aborto, aqu¨ª recuerda la violencia infantil y homenajea a Henry Darger, pintor que fue descubierto despu¨¦s de muerto, cuando el casero de su m¨ªsero cuarto neoyorquino encontr¨® 1.500 folios de escenas de ni?os luchando victoriosamente contra los adultos en una revoluci¨®n cruel y sanguinaria. Rego se apunta a ese triunfo cruel y solo la serie Dentro y fuera del mar, ¡°llenas de sexo y gula¡±, con unas tortugas simp¨¢ticas -?por fin!- y sus caracter¨ªsticos conejos alivian la visita. ¡°La playa de Ericeira era su refugio y su inspiraci¨®n¡±, cuenta la comisaria, ¡°y se refleja en la parte m¨¢s hedonista de estos a?os 80¡±.
A final de esa d¨¦cada muere su marido Vic, despu¨¦s de su largo deterioro por esclerosis m¨²ltiple. A ese tiempo pertenece la serie Ni?a y perro. La ni?a es ella, el perro, adivinen. ¡°Vic estaba en la fase final de su enfermedad y necesitaba de cuidados¡±, relata la artista en la presentaci¨®n de la serie. ¡°Escog¨ª un perro porque no se puede hacer las mismas cosas con personas. No funciona igual. No tiene la misma ternura. Habr¨ªa sido rid¨ªculo¡±. En los cuadros, la ni?a le abre la boca al perro para darle de comer, pero tambi¨¦n ¨Csiempre tan Rego¨C se levanta la falda para que le mire el sexo. ¡°En todas estas obras en las que el animal es nuestro otro yo¡±, explica la comisaria Alfaro, ¡°hay una revelaci¨®n cruda y muchas veces brutal de la naturaleza humana y de las relaciones que los humanos establecen entre s¨ª, sean familiares, amorosas o pol¨ªticas¡±.
Babelia
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