Juan Mora, fil¨®sofo del misterio del toreo: "Solo soy un so?ador" (I)
El veterano torero extreme?o reflexiona sobre su trayectoria y la fiesta de los toros
¡°Ponerse delante de un toro sin estar loco es un misterio. ?Sin estar loco¡! Ha habido chiflados que en cuanto ha salido el toro han recuperado la cordura. Pero hay personas normales que parecen locos, y esos son los toreros. ?Por qu¨¦ lo hacemos? Yo creo que por un sentimiento de amor hacia el toro. Ese es el hilo conductor del toreo. Si no fuera as¨ª, la tauromaquia habr¨ªa desaparecido hace tiempo¡±.
(Juan Mora, -C¨¢ceres, 1962-, no torea, pero est¨¢ presente en la memoria de los aficionados como si acabara de despojarse del traje de luces. Sigue en activo, listo y dispuesto, para volver a triunfar en el ruedo, como aquel 2 de octubre de 2010, cuando revolucion¨® el coraz¨®n de Las Ventas con una obra de arte desbordante de inspiraci¨®n y sorpresa. Para muchos, aquella tarde marc¨® un antes y un despu¨¦s en el toreo moderno. Y, desde entonces, Juan Mora es un or¨¢culo, un referente, un torero de culto. Y ¨¦l, humilde y digno, parece instalado en otra dimensi¨®n, en la lectura, la reflexi¨®n, la b¨²squeda de la serenidad¡ Y habla y habla de toros y de la vida, como lo que es, un maestro).
¡°Yo no tuve m¨¢s remedio que ser torero. Es lo que ve¨ªa en mi casa desde que nac¨ª. Mi padre era un hombre del toro, un apasionado sin l¨ªmites, y ese entusiasmo era nuestro pan de cada d¨ªa. Con seis a?os me puse delante de la primera becerra, y pronto sent¨ª la llamada de la vocaci¨®n. Digo yo que la gen¨¦tica tendr¨¢ algo que ver, pero la vocaci¨®n es lo m¨¢s importante. Nace en ti a trav¨¦s de la gen¨¦tica y de lo que ves, lo que te gusta y lo que sientes. Y as¨ª te vas forjando como aspirante a torero¡±.
¡°Vivo la tauromaquia como una filosof¨ªa de vida¡±
¡°El toreo me ha ense?ado que se vive para alcanzar dos metas: aprender de los dem¨¢s y amar la vida. Tuve la suerte de crecer entre gente del toro que eran personas de bien, que es lo primero, seg¨²n mi padre, que hab¨ªa que ser en la vida. Aquellos hombres te hablaban de la importancia de los valores y te iniciaban de manera ejemplar en los principios del toreo y de la existencia. Esas ense?anzas no se olvidan nunca¡±.
¡°Te haces torero y vives una vida de pel¨ªcula; algunos, con final feliz, y otros, con amargura y frustraci¨®n, pero todos somos protagonistas, y siempre merece la pena. Yo ser¨ªa ego¨ªsta si dijera lo contrario. No tengo tres cortijos, pero el toro ha sido el conductor de mi vida y el que me ha ense?ado a ser persona¡±.
¡°Yo s¨¦ que no he sido un triunfador; solo un so?ador, quiz¨¢, y un torero que sue?a mientras torea, y no necesito un n¨²mero de festejos para llenar de entusiasmo mi esp¨ªritu. No obstante, estoy muy agradecido a la profesi¨®n por todo lo que me ha dado, y creo que el toro me debe estar agradecido porque decid¨ª darle mi vida, y cada vez que me he vestido de luces ha sido para dignificar mi profesi¨®n (y no por lo que yo haya conseguido, porque ha habido muchas tardes irregulares, como pr¨¢cticamente ha sido toda mi carrera), y sentir su liturgia como una religi¨®n. Realmente, vivo la tauromaquia como una filosof¨ªa de vida, como un manojo de emociones¡
¡°En contra de lo que algunos puedan pensar, sigo en activo mental y f¨ªsicamente. No me he retirado, y no necesito torear m¨¢s en la plaza para ser el torero que soy y quiero ser. En cualquier manifestaci¨®n art¨ªstica hay que esperar el momento preciso para crear. Esa es mi afici¨®n: esperar que fluyan mis sentimientos para torear cada instante un poquito mejor. Ese sue?o ha sido mi b¨²squeda constante desde que tengo uso de raz¨®n y no creo que lo alcance nunca¡±.
¡°Es verdad que durante la temporada pasada solo he participado en festivales; yo no s¨¦ si es que no me llaman los empresarios o que yo no los llamo. S¨¦ que si me buscan me encuentran, y tengo claro que el destino puede estar a la vuelta de la esquina, pero no hace visitas a domicilio. Hay que ir a su encuentro. Yo estoy al servicio del toreo, como un enamorado, pero no busco el destino, y prefiero que ¨¦l me busque a m¨ª¡±.
¡°Claro que me gustar¨ªa vestirme de luces en una feria importante. Estoy preparado para torear. Creo que siempre hay que estar preparado para hacer lo que se siente el d¨ªa que se pueda. Cuando surgi¨® la corrida de octubre de 2010 en Madrid llevaba seis a?os proscrito, pero llegu¨¦ a la plaza con el gui¨®n aprendido y los deberes hechos, como hoy¡±.
"Lo natural es lo m¨¢s hermoso del toreo"
¡°Si llegara la oportunidad, me vestir¨ªa de luces en Sevilla y Madrid, pero no tengo ning¨²n contrato encima de la mesa. Imagino en mi mente las obras que me gustar¨ªa realizar en esas dos plazas, y pienso al mismo tiempo que ser¨ªa mejor no ejecutarlas y que se quedaran en mis sue?os¡±.
¡°Porque no se trata de torear por torear. Primero, hay que tener una motivaci¨®n, y, despu¨¦s, cuando un empresario contrata a un torero deber¨ªa hacerlo con amor hacia un mundo plagado de ritual, espiritualidad y sentimiento. No se deber¨ªa perder ese punto de romanticismo que hace falta para darle sentido a un espect¨¢culo tan grande. No olvidemos nunca que el toreo es un arte que hay que expresarlo con naturalidad, porque lo natural es lo m¨¢s cautivador de la vida y lo m¨¢s hermoso del toreo. Por eso, en la contrataci¨®n de un torero no deben prevalecer los intereses econ¨®micos¡±.
¡°Mantengo la esperanza de que esas llamadas se puedan producir en cualquier momento, pero tampoco estoy pendiente de ellas. Y no es que sea un torero que imponga condiciones, pero s¨ª soy celoso de los detalles que componen una contrataci¨®n. Quiero, por ejemplo, que el empresario me transmita con su voz que quiere que yo acuda a su plaza¡±.
¡°?Raro yo? No s¨¦; a veces, me lo han dicho. Bueno, hasta mi mujer me lo comenta de vez en cuando. S¨¦ que tengo defectos, pero tambi¨¦n muchas ganas de mejorar. Creo que se puede estar a mi lado¡±.
(Ciertamente, es c¨®modo estar sentado junto a Juan Mora, escuchar sus reflexiones y verlo torear en las im¨¢genes ilusionantes que reflejan sus ojos. Nadie sabe, ¨¦l tampoco, si volver¨¢ a vestir el traje de luces en feria de post¨ªn, pero est¨¢ claro que este hombre se siente plenamente torero. Todav¨ªa tiene mucho que decir. Un fil¨®sofo del toreo merece que el aficionado pueda seguir leyendo sus reflexiones. La semana que viene, segunda cita con Juan Mora).
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