Juan Mora: ¡°El toreo toca la perfecci¨®n, pero es demasiado previsible¡± (y 2)
El diestro extreme?o reflexiona sobre la t¨¦cnica y la inspiraci¨®n en la tauromaquia actual
¡°El toreo de hoy roza la perfecci¨®n de la mano de los grandes toreros de la actualidad. Parece inveros¨ªmil, pero logran dar pases a todos los toros, al margen de su dificultad. De hecho, han desparecido las tardes de pitos y broncas, que toda la vida formaron parte de la liturgia taurina. Hoy no se dan ¡®sainetes¡¯; es tal el protagonismo de la t¨¦cnica que vamos a convencer a los p¨²blicos que esta es una profesi¨®n f¨¢cil, y no es as¨ª¡±.
(Ah¨ª sigue Juan Mora, uno de los referentes del toreo artista, con sus reflexiones sobre la fiesta, los toreros, la t¨¦cnica, la inspiraci¨®n, el alma¡ Con el traje de luces siempre preparado, listos los ¡®av¨ªos¡¯ y la muleta ¡®planch¨¢¡¯, -¡°no pienso retirarme nunca¡±-, el diestro extreme?o reflexiona sobre su concepci¨®n del arte del toreo, los problemas que aquejan a la fiesta y su vocaci¨®n tard¨ªa, pero entusiasta, de lector empedernido y escritor de sus propias vivencias. Ahora, merece la pena leerlo a ¨¦l).
¡°La t¨¦cnica en el toreo es hija de la tecnolog¨ªa¡±
¡°Yo creo que la t¨¦cnica es hija de la tecnolog¨ªa. Cualquier chaval que empieza se est¨¢ viendo continuamente en el m¨®vil, y as¨ª se corrigen muchos defectos. Nosotros no nos ve¨ªamos torear, y cuando alguna vez ten¨ªamos la oportunidad, nos produc¨ªa un fuerte impacto. Porque una cosa es lo que sientes y otra lo que haces. Sin duda, las nuevas tecnolog¨ªas han contribuido a la depuraci¨®n de la t¨¦cnica¡±.
¡°El toreo, no obstante, debe tener un alto componente de inspiraci¨®n y de magia; es lo que yo llamo el factor sorpresa, la aparici¨®n de lo inesperado. Un torero no puede ir a la plaza con la faena preconcebida. Cuanto m¨¢s veo lo perfecto -la t¨¦cnica- m¨¢s me gusta lo imperfecto¡±.
¡°Puede que el toreo actual sea demasiado previsible, pero no quiero que esta afirmaci¨®n se entienda como algo peyorativo. Ser torero tiene mucho m¨¦rito. No es f¨¢cil resolver los problemas de la lidia. Porque quien se pone delante de un toro es un ser humano, de carne y hueso. Reconozco, sin embargo, que me cautiva m¨¢s la improvisaci¨®n que una faena perfecta y redonda. Un trincherazo, entrar y salir de la cara del toro, una media¡ A trav¨¦s de los peque?os detalles se consiguen grandes obras¡±.
¡°El toreo debe nacer de lo m¨¢s rec¨®ndito del alma porque entre dar pases y torear hay una enorme diferencia. El alma es la que pone el sentimiento sobre la escena. La inspiraci¨®n es art¨ªstica. A veces, yo la llamo y no me atiende, o le dejo un recado para que aparezca tal d¨ªa a tal hora y, a veces, viene -y me permite torear como yo lo siento-, o no, y entonces no me entiendo con el toro, ni con el p¨²blico ni conmigo mismo. Esas tardes son las que m¨¢s me ense?an, notas que te caes y te levantas y tiras de esos valores que aprendiste de peque?o, de la voluntad y la perseverancia¡±.
¡°En suma, torear no es otra cosa que la fusi¨®n del cuerpo y el alma, una actividad intelectual¡¡±
¡°El toreo debe nacer de lo m¨¢s rec¨®ndito del alma¡±
¡°Claro, que ahora vivimos una etapa complicada para el toreo. Cada vez es m¨¢s dif¨ªcil llenar una plaza porque el abanico de ocio es muy amplio, pero no creo que la fiesta est¨¦ en crisis ni en riesgo de desaparici¨®n. Hay buenas ganader¨ªas, grand¨ªsimos toreros y una buena afici¨®n; ocurre que, a veces, sopla viento en contra y nos desubica, pero nada m¨¢s¡±.
¡°Me preocupan, claro que s¨ª, los movimientos antitaurinos, y no tanto por el toreo, sino por la sociedad. No s¨¦ ad¨®nde nos quieren llevar con el pensamiento ¨²nico. Llegar¨¢ un d¨ªa en que comeremos un filete de carne con un espejo retrovisor por si alguien intenta atacarnos por detr¨¢s. Yo digo que un salm¨®n no puede operar una ves¨ªcula, y ha venido a este mundo para acabar en una sart¨¦n. Y el ser humano debe amar a los animales, claro que s¨ª, pero no hasta el punto de sacarles un carn¨¦ de identidad¡±.
¡°Mientras tanto, yo me refugio en la lectura y escritura. Y me explico. Yo fui un mal estudiante. Estudiar era como un castigo. Yo abr¨ªa un libro y las letras empezaban a moverse, se apilaban, se hac¨ªan una monta?a y ten¨ªa que cerrarlo. Despu¨¦s, me cas¨¦, y mi mujer comenz¨® a insistir, hasta que un d¨ªa, hace ya veinte a?os, al final de una temporada en la que hab¨ªa toreado muchas corridas, nos tomamos unos d¨ªas de vacaciones y me convenci¨® para que me llevara un libro, La isla del tesoro, una novela de aventuras. Cuando abr¨ª aquel libro, la monta?a se me hizo m¨¢s peque?a y not¨¦ c¨®mo me emocionaba. Ese fue mi primer libro, y recuerdo que me sent¨ª conmovido. Ahora leo un poco de todo, y admiro a los escritores por su capacidad para imaginar, contar cosas y darles sentido. Y yo me he convertido en un lector peculiar. Con un lapicero subrayo lo que me interesa y las frases las escribo en folios. Ahora, soy yo el que tiene monta?as de letras¡±.
¡°La lectura me ha descubierto muchos enigmas que para m¨ª no ten¨ªan explicaci¨®n, y he llegado al convencimiento de que leyendo se mejora como persona. La palabra tiene un peso fundamental en la historia de la humanidad. Tiene m¨¢s poder que las armas, que solo sirven para matar. La palabra tiene siempre la ¨²ltima palabra. Creo que s¨ª¡±.
(Asegura Juan Mora que no se considera un maestro (¡°ese apelativo es demasiado para m¨ª; solo soy una persona con muchas ganas de aprender, y me gusta m¨¢s ser ense?ado que ense?ar¡±), ni un referente del toreo (¡°solo un torero, que no es poca cosa¡±). Dice ser feliz (¡°mientras tenga ganas de aprender y evolucionar¡±), y ?honesto? (¡°creo que s¨ª; si toda una vida dedicada al toreo no me ha servido para ser una buena persona o, al menos, intentarlo, no habr¨ªa merecido la pena vestir el traje de luces¡±).
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