Subt¨ªtulos
Aseguran que una imagen vale m¨¢s que mil palabras. Deber¨ªa de ser negociable esta frase hecha. Para m¨ª, es fundamental comprender lo que escucho en la pantalla
Ocurri¨® a finales de los a?os sesenta y no s¨¦ de qui¨¦n parti¨® iniciativa tan moderna. Lo denominaron cine de arte y ensayo. Sin sonrojo, copiando a los siempre hipercultos franceses. No quiero imaginar la demoledora respuesta de un artista incontestable como Ford a los que encuadraran sus pel¨ªculas en eso tan enf¨¢tico y bobo del arte y ensayo. El g¨¦nero se inaugur¨® en Espa?a con la perturbadora El sirviente. El mayor aliciente que ten¨ªa ese cine para alguien tan fr¨ªvolo como el firmante era que la mayor¨ªa de esas pel¨ªculas recib¨ªan la calificaci¨®n moral de ¡°4. Gravemente peligrosa¡±. O sea, que esperabas sexo incesante. Pero tampoco. El suicidio, la blasfemia, la subversi¨®n o el adulterio encarnaban algo gravemente peligroso para el espectador.
Tambi¨¦n descubr¨ª por primera vez en El sirviente que los actores y las actrices ten¨ªan voz propia, no doblada, mejor o peor, pero la suya, y que unos letreros (as¨ª los denominaba el pueblo llano) en la parte inferior de la pantalla te permit¨ªan entender lo que dec¨ªan. Y, desde entonces, solo admito el cine subtitulado. El doblaje supone un atentado muy bestia, una pel¨ªcula distinta de la concebida por sus autores.
He seguido con estupor inicial y fatiga progresiva la absurda pol¨¦mica sobre la conveniencia o inconveniencia de colocar subt¨ªtulos en espa?ol para determinado cine latinoamericano. Y ya sabemos el cuelgue que ten¨ªa Franco con eso tan pomposo y absurdo del d¨ªa de la Hispanidad. Tal vez tenga problemas auditivos, pero juro que no me entero de la mitad de lo que dicen los personajes en muchas pel¨ªculas argentinas, mexicanas, peruanas, chilenas, colombianas y de otros pa¨ªses hermanos, o hijos de la Madre Patria, que dir¨ªa el monstruo del bigotito y la voz atiplada. Aseguran que una imagen vale m¨¢s que mil palabras. Deber¨ªa de ser negociable esta frase hecha. Para m¨ª, es fundamental comprender lo que escucho en la pantalla. Admiro la voluntad de realismo por parte de los creadores, pero que me subtitulen las lenguas ind¨ªgenas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.