El renacido del Alpes

En el a?o 1991, tras el derrumbe de un glaciar semiderretido en los Alpes de ?tztal, entre Austria e Italia, se descubri¨® el cad¨¢ver de un hombre que desde el principio se pens¨® que era un monta?ero desaparecido. No lo era: el an¨¢lisis posterior por parte de los cient¨ªficos demostr¨® que llevaba muerto 5.300 a?os.

La reconstrucci¨®n de la que podr¨ªa haber sido la historia de este hombre prehist¨®rico, sus ¨²ltimos d¨ªas, es la apasionante premisa de la pel¨ªcula alemana ?tzi, el hombre de hielo, tercer largometraje de Felix Randau, in¨¦dito hasta ahora en Espa?a. Una distinguida curiosidad cinematogr¨¢fica que, aun resultando un tanto mec¨¢nica en su narrativa, en los aconteceres generales de su relato, tiene tantos atractivos puntuales que, sumados, conforman un trabajo ins¨®lito.

Hablada en una versi¨®n temprana del r¨¦tico, idioma de una parte de la antigua Italia previa al Imperio Romano, sin doblaje ni subtitulado (no le hace falta, hay poco di¨¢logo y el que hay se entiende por el contexto y las acciones), la pel¨ªcula de Randau goza de un enorme cuidado hist¨®rico y est¨¢ plagada de singularidades. En esos a?os no parec¨ªa existir el pudor (los adultos fornican delante de los ni?os con la mayor naturalidad) ni la monogamia, pero s¨ª el arrebato lujurioso, adem¨¢s del culto a los muertos y la religi¨®n (o al menos una forma reglada de superstici¨®n), dirigida por una persona a medio camino entre un pastor y un hechicero. Eran al mismo tiempo cazadores, ganaderos, agricultores y guerreros. Los combates se produc¨ªan entre vecinos de valles o de monta?as, casi como los de los primates de 2001: una odisea del espacio, no hab¨ªa piedad con los ni?os y las violaciones integraban ya una parte del salvaje ejercicio de la conquista del territorio.

Con todo ello, Randau compone una historia de supervivencia que en ciertos momentos puede recordar a El renacido, de Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu, rodada en imponentes localizaciones naturales, y con un ¨¢gil manejo de la c¨¢mara, armada a partir del plano secuencia. Y aunque sus virtudes se concentran m¨¢s en los detalles que en el conjunto, se disfruta por la importancia de lo desconocido.