F¨²tbol
Cristiano paga su deuda y la multa, una nimiedad al alcance de todos y cercana a los 20 millones de euros. Y otra vez a casita en olor de multitud
Ese fulano ataviado con ropa tan prieta (?Dsquared, Dolce & Gabbana?) y un reloj de un mill¨®n de euros en su atl¨¦tica mu?eca (hay que ser hortera), gesto entre arrogante y narcisista, encantado de haberse conocido, que camina de la manita de una novia que tambi¨¦n exhala dise?o, perseguido por cientos de embelesadas c¨¢maras, y que firma displicentes aut¨®grafos a una multitud de fans, no es alguien que se dirija a recibir el Nobel o el Oscar, o un benefactor de la humanidad que recibe un premio p¨²blico. Es Cristiano Ronaldo. Y no acude al juzgado para que la ley le homenajee por su larga e inquebrantable sociedad con el gol, m¨¢s valiosa en el mercado actual que los diamantes y los lingotes de oro, sino por algo tan poco edificante como ser un delincuente. Condenado a dos a?os de c¨¢rcel, que no cumplir¨¢, debido a ese humanista principio de que hay que reincidir m¨¢s de una vez en el delito para que te env¨ªen al infamante trullo. Cristiano paga su deuda y la multa, una nimiedad al alcance de todos y cercana a los 20 millones de euros. Y otra vez a casita en olor de multitud.
Encontraba todo detestable en la imagen y en los negocios de Miguel Blesa, pero acab¨¦ encontrando algo de dignidad o de lucidez en su suicidio. Y, por supuesto, en poner fin a la desesperaci¨®n de saber que no tienes presente ni futuro. Y que no te van a vitorear en la calle como al insoportable Ronaldo. Sospecho que es ins¨®lito que banqueros y pol¨ªticos decidan largarse al otro barrio cuando les trincan con las manos en la masa, algo improbable que ocurre alguna milagrosa vez, para que la vengativa plebe podamos creer que la justicia tambi¨¦n existe para la eterna impunidad de los fuertes.
Y, al parecer, casi todo el estrellato del futbol est¨¢ pringado en escaquear sus fabulosas ganancias. Normal. Como que Ronaldinho, Caf¨² y Rivaldo, negros y provenientes de las favelas, hagan campa?a para Bolsonaro. ?Surrealista? No. Simplemente, ahora son ricos.
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