Sue?o en una noche de zarzuela
Si el libreto original de la pieza estrenada en 1852 resultaba lastimoso, hay que creer en fuerzas sobrenaturales para pretender que una actualizaci¨®n lo resuelva todo
No es la primera vez que los mejores prop¨®sitos terminan produciendo resultados discutibles en el actual periodo del Teatro de la Zarzuela, y generalmente por lo mismo, la obsesi¨®n por actualizar, o algo parecido, alg¨²n t¨ªtulo olvidado. Es encomiable de todo punto el intento de recuperar una zarzuela de Gaztambide, uno de los gigantes del nacimiento de la zarzuela, incluso de este teatro que lleva el nombre del g¨¦nero. Es sorprendente y lastimoso que este compositor sea mucho m¨¢s conocido por la calle a la que da nombre que por su trascendental aportaci¨®n a la historia del teatro l¨ªrico espa?ol. Y acierta Daniel Bianco, director art¨ªstico del Teatro, cuando descubre azarosamente esta partitura y se lanza a la batalla de ponerla al d¨ªa.
EL SUE?O DE UNA NOCHE DE VERANO
M¨²sica, Joaqu¨ªn Gaztambide. Libreto, Patricio de la Escosura, en versi¨®n libre de Ra¨²l Asenjo.
Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro Titular del Teatro de la Zarzuela. Direcci¨®n musical, Miguel ?ngel G¨®mez Mart¨ªnez. Direcci¨®n de escena, Marco Carnati. Escenograf¨ªa, Nicol¨¢s Boni. Vestuario, Jes¨²s Ruiz. Iluminaci¨®n, Albert Faura. Reparto: Raquel Lojendio/Mar¨ªa Rey-Joly; Luis Cansino/ Valeriano Lanchas; Beatriz D¨ªaz/ Sandra Ferr¨¢ndez; Santiago Ballerini/Antoni Lliteres; Javier Franco/Toni Marsol; Pablo L¨®pez. Teatro de la Zarzuela. Del 25 de enero al 10 de febrero.
Pero, ?ay!, si el libreto original de la pieza estrenada en 1852 resultaba lastimoso, hay que creer en fuerzas sobrenaturales para pretender que una actualizaci¨®n lo resuelva todo. Ese indigesto batiburrillo por el que desfilan Orson Welles, William Shakespeare reconvertido en guionista de Hollywood, la Reina Elisabeth trasmutada en arist¨®crata adinerada, alg¨²n jerarca franquista de los cincuenta y un escenario romano salpimentado por unos patosos paparazzi, un camarero gordo, que dice que es Falstaff¡, esto y m¨¢s se entreveran con la historia de esta versi¨®n que, desde la m¨²sica, dice otras cosas, aunque tambi¨¦n salgan Shakespeare, la reina, Falstaff, etc.
El esfuerzo profesional es tan destacado y la labor de recuperar a Gaztambide es tan loable que uno est¨¢ esperando que la incongruencia pase desapercibida, pero es que adem¨¢s es larga y la ristra de chistes pesa como plomo. Una pena porque la m¨²sica de Gaztambide suena fresca y ambiciosa como acaso solo lo fue la de Barbieri, y contiene explicaciones respecto a c¨®mo fue ese tr¨¢nsito del teatro l¨ªrico espa?ol que desemboc¨® en el nacimiento de la zarzuela moderna.
Tambi¨¦n lo es para un elenco art¨ªstico notable en el que destacan las voces del tenor Santiago Ballerini (Shakespeare), con un sonido homog¨¦neo y bonito; la voz y el sorprendente baile de puntas de Raquel Lojendio (Tortellini / reina Isabel); la bis c¨®mica y el canto seguro del bar¨ªtono c¨®mico Luis Cansino (Falstaff), o la chispa de Beatriz D¨ªaz (Olivia). Seguro pero un poco apocado el coro, bien la orquesta y raro en la direcci¨®n orquestal Miguel ?ngel G¨®mez Mart¨ªnez que bracea seguro pero al que se le escapan a veces los coros cuando cantan desde atr¨¢s. La escenograf¨ªa de Nicol¨¢s Boni es excelente, pero que queda sumergida en la barah¨²nda general, y la direcci¨®n esc¨¦nica de Marco Carniti se esfuerza por hacer cre¨ªble la extra?eza de la trama.
En suma, espect¨¢culo imprescindible para buenos aficionados l¨ªricos que necesiten de mayores pruebas de la val¨ªa compositiva de Gaztambide y de su importancia en el nacimiento del g¨¦nero, y de alto riesgo para los que precisen de algo de congruencia en la historia teatral, una historia que alcanza la cima de la paradoja al pedir espectadores armados culturalmente para darles luego ocurrencias de teatro de baratillo. Y es que sigue habiendo gente que piensa que eso es la zarzuela.
Babelia
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