Yo discrepo

Juez asociada del Tribunal Supremo de los Estados Unidos e infatigable luchadora feminista, Ruth Bader Ginsburg se parte de risa mientras contempla a la c¨®mica Kate McKinnon imit¨¢ndola en el Saturday Night Live durante un revelador momento del documental que le han dedicado Julie Cohen y Betsy West. RBG parte de la inesperada transformaci¨®n de su protagonista en icono pop ¨Cinspirador de memes con el insistente eslogan de ¡°Yo discrepo¡± y de abundantes objetos de merchandising: de la camiseta a la taza- para elaborar un discurso did¨¢ctico y apolog¨¦tico orientado a rellenar de contenido esa imagen celebrada hasta la extenuaci¨®n por la cultura millennial.

Nominado al Oscar al mejor largometraje documental, RBG traza su recorrido cronol¨®gico a trav¨¦s de las conquistas legales de su protagonista y de su ordenada vida familiar, recurriendo a una diversidad de testimonios que acaba sonando como la mec¨¢nica multiplicaci¨®n de una misma voz celebratoria. Los recursos visuales para ilustrar los momentos clave de una trayectoria regida por la prudente ¨¦tica de avanzar paso a paso se revelan fastidiosamente romos: someros cortes de los archivos sonoros de los casos que cristalizan en aparatosos bloques de rotulaci¨®n insertados sobre el escenario vac¨ªo donde se desarroll¨® el litigio.

Cohen y West no se han roto demasiado la cabeza a la hora de encontrar un lenguaje documental que explorase de manera imaginativa la distancia existente entre la discreta figura p¨²blica y la chirriante espectacularidad del icono pop. Lo que queda son puntuales atisbos a la riqueza argumentativa del debate democr¨¢tico estadounidense en el seno de una cultura que acabar¨ªa siendo conquistada por lo pulsional. Al final, acaba pesando mucho m¨¢s la imagen de la juez haciendo gimnasia, enfundada en una sudadera en la que se lee la inscripci¨®n 'Super Diva !', que la marcada sutileza de sus estrategias ideol¨®gicas.