Reencuentro, euforia y tragedia de los trillizos desconocidos
Un documental relata la incre¨ªble historia de tres hermanos separados al nacer que descubrieron haber sido v¨ªctimas de un experimento liderado por un cient¨ªfico
Su amigo no paraba de sacudir el peri¨®dico, arriba y abajo. David segu¨ªa sin cre¨¦rselo. ¡°?Eres t¨²!¡±, le insist¨ªa aquel. El art¨ªculo no ofrec¨ªa muchos datos, pero la foto bastaba. Sal¨ªan dos tipos abrazados, risue?os y absolutamente id¨¦nticos. No solo entre ellos: tambi¨¦n eran iguales que David. ¡°Era imposible¡±, recuerda este por tel¨¦fono. ?De d¨®nde hab¨ªan salido esos tales Robert y Eddy? ?Y por qu¨¦ se parec¨ªan tanto a ¨¦l? Finalmente, David logr¨® el n¨²mero de la madre de Eddy y llam¨®. Poco despu¨¦s, ya estaba en la carretera. Hab¨ªa vivido 19 a?os sin saber nada de sus dos hermanos trillizos. Ni tan siquiera que exist¨ªan.
Los otros dos, como muestra el documental Tres id¨¦nticos desconocidos, se hab¨ªan llevado la sorpresa poco antes. Quiso el destino o la casualidad que, en 1980, Robert Shafran acudiera a la Universidad de Sullivan, en Nueva York. La pisaba por primera vez, pero recibi¨® una acogida calurosa. Le sonre¨ªan, le saludaban, le preguntaban qu¨¦ tal las vacaciones. Aunque lo m¨¢s raro es que le llamaran ¡°Eddy¡±. El misterio acab¨® desvelado y Robert se sent¨®, b¨¢sicamente, frente al espejo. ¡°Sus ojos eran mis ojos¡±, rememora sobre el encuentro. Compart¨ªan demasiado para dos desconocidos: rostro, fecha y lugar de nacimiento ¡ªel 12 de julio de 1961, en un hospital de Long Island¡ª, o el hecho de ser adoptados. Llegaron el entusiasmo, las entrevistas. Y David. ¡°De alucinante, pas¨® a incre¨ªble¡±, afirma en el filme el redactor de un diario local.
¡°Me dedico a seleccionar ideas para una productora. Te acabas volviendo duro, piensas a menudo: ¡®Esto ya lo he visto¡¯. Pero cuando me la contaron supe que esta era la mejor historia que hab¨ªa escuchado¡±, asegura el director del documental, Tim Wardle. Al principio, sospech¨® que su colaborador exagerara. Ahora, tras un lustro y una pel¨ªcula, que se estrena hoy en Espa?a, cree que quiz¨¢s se quedaba corto. ¡°Decid¨ª contarlo desde la perspectiva de los trillizos, y que el espectador fuera conociendo la informaci¨®n al mismo ritmo al que ellos la descubrieron¡±, explica Wardle. Porque el reencuentro fue solo el inicio de un relato lleno de locura, felicidad y drama, donde se mezclan rabia, experimentos con ecos nazis, debates ¨¦ticos e informes censurados. Por absurdo que resulte, ¡°es 100% real¡±. Palabra de Shafran. Y de cientos de documentos.
¡°Parece un relato de Disney¡±, suelta un periodista en el documental. ¡°Es mucho m¨¢s oscuro¡±, le corrige una de las implicadas. En efecto, en la primera mitad del filme, al igual que en la vida de los trillizos, reina la euforia: se volvieron estrellas, se mudaron juntos y hasta abrieron un restaurante, Triplets. Sal¨ªan en la televisi¨®n movi¨¦ndose a la vez, completando uno las frases del otro y subrayando que amaban los Marlboro, la lucha libre o las mismas mujeres. Protagonizaron incluso un cameo en Buscando a Susan desesperadamente, junto a Madonna. Hasta que las diferencias tambi¨¦n emergieron. Y, con ellas, las sombras.
Un relato, dos pel¨ªculas
La historia de Tres id¨¦nticos desconocidos ha atra¨ªdo a cine, literatura y periodismo, desde que Lawrence Wright (que aparece en el documental) abri¨® la veda en 1995, en The New Yorker. Tras su filme, Tim Wardle ahora es tambi¨¦n productor ejecutivo de una versi¨®n de ficci¨®n que se rodar¨¢ en Hollywood, con "un gran guionista", seg¨²n ¨¦l, y el consentimiento de los trillizos. "En un documental, queda lo que dices. En este caso, nuestro control se limita a escoger a las personas apropiadas. Pero no sabemos qui¨¦n la protagonizar¨¢ o c¨®mo ser¨¢ contada", explica David Kellman.
En EE UU, la historia es conocida. En el resto del mundo, Wardle recomienda acercarse a ella desde la ignorancia. Basta saber que la agencia de adopci¨®n, Louise Wise Services, separ¨® adrede a los chicos y lo omiti¨® tambi¨¦n a sus nuevos padres. Peter B. Neubauer, un cient¨ªfico ya fallecido, llevaba desde las sombras las riendas del proyecto, en busca de una respuesta al eterno dilema sobre la influencia del ADN y la educaci¨®n en el desarrollo humano.
Por todo ello, el documental se encontr¨® con mucha resistencia. ¡°No confiaban, eran hostiles¡±, rememora Wardle. ¡°Desde luego, no nos lanzamos a ello. Hac¨ªa tiempo que tampoco habl¨¢bamos entre nosotros. Y no sab¨ªamos qu¨¦ quer¨ªan hacer¡±, explica David Kellman. Durante cuatro a?os, no se film¨® ni un minuto de metraje. Solo llamadas, vuelos de la producci¨®n (brit¨¢nica) a EE UU y encuentros. ¡°No quer¨ªamos que explotaran la historia o la trataran con sensacionalismo. Ya bastante tiene de alegr¨ªa y tragedia. Necesit¨¢bamos fiarnos¡±, dice Shafran.
Para Wardle, fue una de las grandes dificultades. ¡°Me preguntaba por qu¨¦ nadie hab¨ªa filmado esta historia. Y descubr¨ª que s¨ª lo hab¨ªan intentado, hasta tres veces. En los noventa, llegaron a terminarla. Pero, de golpe, fueron obligados a retirarla¡±, relata sobre el otro problema. Para algunos, era mejor el olvido. Tres id¨¦nticos desconocidos sufri¨® en su piel la desaparici¨®n repentina de alg¨²n financiador, a la vez que Wardle tuvo que insistir: ¡°Los inversores me preguntaban c¨®mo terminar¨ªa el filme. Ni yo lo sab¨ªa¡±.
Lo cierto es que el relato a¨²n no ha acabado. La pel¨ªcula se estren¨® en Sundance en 2018, cay¨® a un paso de los Oscar y el domingo opta a los Bafta. Pero, mientras, los trillizos han podido al fin acceder a material secreto sobre su infancia. Y el caso sigue abierto. Las mellizas Michele Mordkoff y Allison Kanter se han conocido a ra¨ªz de la pel¨ªcula. ¡°Hemos sido contactados por otra pareja. Y creemos que hay al menos 23 afectados¡±, cuenta Wardle. Tal vez algunos ya se est¨¦n buscando.
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