Francia impulsa el acceso juvenil a la cultura con un cheque de 500 euros
El Gobierno de Macron experimenta una aplicaci¨®n geolocalizada para m¨®vil que invita a los que cumplan 18 a?os a gastar en cine, teatro, libros, cursos o suscripciones ¡®online¡¯
El Gobierno franc¨¦s experimenta desde esta semana con el ¡°pase cultural¡± que prometi¨® Emmanuel Macron durante la campa?a que le condujo al El¨ªseo. El proyecto est¨¢ destinado a los franceses de 18 a?os: al cumplir la mayor¨ªa de edad se beneficiar¨¢n de un cr¨¦dito de 500 euros, concedidos por el Estado, para invertir en productos y actividades culturales. El dispositivo acaba de entrar en un periodo de prueba de seis meses, en el que participar¨¢n 13.000 voluntarios de cinco departamentos.
El pase de Macron permitir¨¢ comprar libros, DVD y entradas para cine, teatro y conciertos, adem¨¢s de apuntarse a talleres y cursos o suscribirse a las plataformas de streaming. El acceso se har¨¢ a partir de una aplicaci¨®n para m¨®viles y tabletas concebida por el Ministerio de Cultura, que propondr¨¢ servicios y actividades geolocalizadas a la proximidad del lugar donde se encuentre el usuario. ¡°A veces bromeamos diciendo que es un Tinder de la cultura¡±, afirm¨® su responsable, ?ric Garandeau, en junio de 2018.
La iniciativa se enmarca en la voluntad del Gobierno de democratizar a¨²n m¨¢s el alcance de la oferta cultural. ¡°La transmisi¨®n de nuestra cultura es lo que hace que nuestros hijos se conviertan en ciudadanos franceses. El acceso al arte en todas partes y para todo el mundo es la misi¨®n primera de mi ministerio¡±, ha se?alado el ministro de Cultura, Franck Riester. Cuando la experimentaci¨®n concluya, decidir¨¢ si generaliza el proyecto a todo el territorio. Si se avanza al ritmo previsto, 200.000 j¨®venes podr¨ªan beneficiarse del pase cultural a finales de 2020, seg¨²n Le Monde.
Francia ha apostado por facilitar el tr¨¢mite a trav¨¦s de un proceso totalmente digital, liderado por una ¡°startup de Estado¡±, como la define el Ministerio de Cultura, siguiendo la terminolog¨ªa oficial del macronismo, partidaria de la nueva econom¨ªa.
En realidad, esa aplicaci¨®n podr¨¢ ser usada, a medio plazo, por cualquier ciudadano franc¨¦s, aunque solo recibir¨¢n los 500 euros quienes lleguen a la mayor¨ªa de edad. La idea es favorecer la emancipaci¨®n cultural de los j¨®venes, pero tambi¨¦n impulsar un nuevo acceso a la oferta de actividades art¨ªsticas, en el que todo se pueda hacer en un par de clics desde un dispositivo m¨®vil con GPS integrado. ¡°Es un nuevo servicio universal de la cultura, de envergadura parecida, tal vez, a la invenci¨®n de la televisi¨®n p¨²blica¡±, afirma el ministro Riester.
Esta iniciativa marca un cambio de orientaci¨®n sin precedentes en la pol¨ªtica cultural francesa. Es la primera vez, desde la creaci¨®n del Ministerio de Cultura en 1959 de la mano de Andr¨¦ Malraux, en que se prefiere subvencionar la demanda y no la oferta. El presupuesto para estos seis meses de experimentaci¨®n es de 34 millones, aunque el Gobierno conf¨ªa en que la iniciativa privada ponga de su parte, reduciendo sus precios u ofreciendo algunos servicios de manera gratuita. Seg¨²n la prensa francesa, la partida necesaria para este pase cultural cuando ata?a a todos los j¨®venes de 18 a?os ser¨¢ de 400 millones de euros anuales. El Ejecutivo espera no tener que sufragar m¨¢s del 80%, seg¨²n Le Parisien.
De momento, el Gobierno tiene cerrada la participaci¨®n de 900 socios privados para el periodo de prueba. Casi todos son franceses: colaborar¨¢n cadenas como Canal Plus, Orange OCS, Arte o France T¨¦l¨¦visions, adem¨¢s de la plataforma de m¨²sica en streaming Deezer o la empresa de videojuegos Ubisoft. En cambio, ni Google ni Apple ni Netflix figuran entre las entidades colaboradoras, pese a haber sido invitados por el ministerio (el primero admiti¨® haberse reunido con los responsables del pase en una fase preliminar). Audible, l¨ªder del audiolibro adquirida por Amazon, es una de las pocas empresas extranjeras que han aceptado participar en la experimentaci¨®n.
El algoritmo de la aplicaci¨®n francesa funcionar¨¢ de manera muy distinta al de los gigantes de Internet: propondr¨¢ productos y servicios diametralmente opuestos a los que el consumidor haya escogido previamente, en lugar de insistir en otros parecidos. ¡°Convirti¨¦ndose en prescriptoras, las grandes plataformas digitales se arriesgan a mantener a los usuarios en una reproducci¨®n mec¨¢nica de sus elecciones¡±, indica el documento que presenta el proyecto. ¡°El pase cultural tiene la ambici¨®n de construir un modelo contrario, que acompa?e a los usuarios hacia una ampliaci¨®n de sus preferencias y gustos¡±.
Por otra parte, para evitar que esas plataformas acaparen la totalidad del cheque entregado a los j¨®venes, el ministerio piensa imponer un tope de 200 euros para los gastos en ofertas digitales. Para la compra de bienes materiales, como libros y DVD, cada usuario podr¨¢ gastarse otros 200 euros como m¨¢ximo. En cambio, no habr¨¢ l¨ªmite para las salidas culturales, como el cine, el teatro, los conciertos o los cursos y talleres comprendidos en la oferta.
Cr¨ªticas
La gestaci¨®n del pase cultural ha estado marcada por los retrasos, las cr¨ªticas y el escepticismo. El exministro de Cultura Jack Lang, art¨ªfice de la democratizaci¨®n cultural que la izquierda de Mitterrand llev¨® a cabo en los ochenta, se ha mostrado ¡°poco convencido¡±. Tampoco en los departamentos implicados las opiniones parecen un¨¢nimes. ¡°Para las clases populares, el problema no es solo financiero. Tiene que haber un trabajo de mediaci¨®n, de preparaci¨®n a la obra¡±, expres¨® el diputado socialista St¨¦phane Troussel, representante de la circunscripci¨®n de Sena-Saint Denis, en la deprimida banlieue parisina, una de las cinco demarcaciones que participan en la prueba piloto.
Tambi¨¦n existe la sospecha de que el Gobierno prefiera privilegiar la oferta institucional por encima de formas de cultura m¨¢s populares y menos elitistas. ¡°No es verdad. Los videojuegos o el hip hop est¨¢n incluidos. Toda oferta que sea legal estar¨¢ presente¡±, asegura un portavoz de Cultura, aunque precisa que los servicios y actividades destacados en la aplicaci¨®n estar¨¢n ¡°editorializados¡±. ¡°Siempre daremos m¨¢s visibilidad a un filme de arte y ensayo que a un blockbuster¡±, admite. Casi 30 a?os despu¨¦s de imponer la noci¨®n de excepci¨®n cultural, Francia aspira a situarse de nuevo en la vanguardia de la econom¨ªa del sector. Aunque parece temprano para saber si este ambicioso lanzamiento, una de las puntas de lanza del proyecto presidencial de Macron, ser¨¢ un triunfo o un fracaso m¨¢s en su tortuosa primera legislatura en el poder.
Espa?a: pruebas y promesas
El pase cultural franc¨¦s est¨¢ inspirado en los "bonos culturales" que cre¨® el primer ministro italiano Matteo Renzi en 2016 ¡ªy que siguen en vigor¡ª, aunque introduce novedades para esquivar las disfunciones de aquel proyecto. Sus cupones tambi¨¦n valen 500 euros y benefician a j¨®venes de 18 a?os, pero se registraron episodios de fraude o reventa, y un 40% de quienes ten¨ªan derecho al bono no fueron a recogerlo.
En Espa?a, hay experimentos parecidos, aunque de menores envergaduras y cuant¨ªas econ¨®micas. En Madrid, el llamado JOBO ofrece acceso gratuito a j¨®venes de entre 16 y 26 a?os al Circo Price o al Teatro Espa?ol. El bono Cooltura Joven de Cantabria regala 30 euros de descuento a los nacidos en 2000. Y en la Diputaci¨®n de Gipuzkoa hay tambi¨¦n bonificaciones de ocho o 12 euros por compras en cultura superiores a 20 euros.
Cuando se encontraba en la oposici¨®n, el PSOE propuso un "bono cultural", aunque sin aclarar cifras ni dotaciones.
Babelia
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