Delicadeza vikinga

En una industria animada tan af¨ªn al gran gesto espectacular, las crisis tienen, a veces, felices resultados. Cuando tanto la econom¨ªa de guerra como los excesos presupuestarios de Fantas¨ªa (1940) hicieron aconsejable que Disney afrontara un proyecto m¨¢s modesto, surgi¨® Dumbo (1941), pel¨ªcula que permiti¨® desarrollar nuevas formas de delicadeza sobre elusivos fondos de acuarela. En pleno cambio de milenio, el estudio tambi¨¦n intentaba recuperar su buen rumbo y ese estado de incertidumbre hizo posible algo a¨²n m¨¢s inusual: que se diera luz verde a un proyecto que part¨ªa de la idea de un ¨²nico animador, Chris Sanders. El resultado fue Lilo & Stitch (2002), miniatura hawaiano-extraterrestre que sigue siendo una de las propuestas m¨¢s heterodoxas en la historia del estudio. Defender la llama de la autor¨ªa en el seno de los gigantes de la animaci¨®n no debe de ser tarea f¨¢cil, pero Sanders, contra viento y marea, ha logrado dejar su impronta ¨Cque se nota hasta en el trazo- en todos los proyectos que ha impulsado, desde Los Croods (2013) hasta la saga iniciada por C¨®mo entrenar a tu drag¨®n (2010), que ahora culmina, en forma de trilog¨ªa, con esta tercera entrega: Sanders figura solo en labores de producci¨®n, pero la continuidad de su estrecho colaborador Dean DeBlois en la direcci¨®n ha permitido dotar al conjunto de una coherencia y un sentido de la unidad del todo inusuales en este contexto.

C¨®mo entrenar a tu drag¨®n 3 se distancia del grueso de la animaci¨®n hegem¨®nica contempor¨¢nea al conceder tiempo y espacio a un modelo de movimiento atento al matiz y al detalle, incluso a la lentitud: las secuencias de deslumbramiento y cortejo entre los dos dragones son magistrales e invitan a recordar que, en el origen de todo, estuvo la seductora dinosauria Gertie. Con un acusado gusto por las secuencias nocturnas y brumosas, la pel¨ªcula de DeBlois no renuncia ni a la acci¨®n, ni a la espectacularidad, pero, a pesar de que su relato puede resultar algo mec¨¢nico y exento de verdaderas sorpresas, aqu¨ª se percibe, por extra?o que parezca, m¨¢s al artista / animador que al empresario o la corporaci¨®n.