La narraci¨®n ilimitada
Ahora que el arte de la novela parece contraerse, Don Winslow se atreve a abarcar generaciones y pa¨ªses enteros
Empec¨¦ hace unas semanas a leer a Don Winslow y no he podido dejarlo. Hasta hace muy poco apenas me hab¨ªa fijado en sus libros y ahora empiezo uno en cuanto he terminado el anterior, y compruebo con impaciencia, casi con alivio, que acaba de publicarse otra novela suya, que rese?aba hoy mismo The New York Times. Lo peor de los prejuicios es que uno no sabe que los tiene. En escaparates de librer¨ªas, en suplementos literarios de aqu¨ª y de fuera, yo hab¨ªa encontrado el nombre de Don Winslow, pero no me hab¨ªa fijado mucho en ¨¦l porque ven¨ªa asociado a ese tipo de novelas que uno ve muy destacadas en las librer¨ªas de los aeropuertos, con portadas como titulares sensacionalistas, a veces en letras doradas en relieve.
Yo daba por supuesto que Don Winslow ser¨ªa un escritor de novelones de intriga internacional o de ese g¨¦nero par¨¢sito de la celebridad de los narcotraficantes y los asesinos en serie que desde hace tantos a?os es omnipresente en el cine y en la televisi¨®n. Cualquiera que tenga algo de conocimiento o de juicio sabe que no hay nada de heroico en un traficante de drogas, y que solo una mente estropeada o encallada en la adolescencia puede atribuirle romanticismo o glamur a alguien que encuentra placer en matar a personas desvalidas. Pero un envoltorio est¨¦tico adecuado ennoblece en seguida el espect¨¢culo de la crueldad, y aunque a estas alturas parezca inveros¨ªmil, todo lo relacionado con el tr¨¢fico y el consumo de drogas destructivas sigue teniendo un aura cool para muchas personas. Los dos o tres cap¨ªtulos de Narcos que vi antes de desistir por puro aburrimiento me pareci¨® que incurr¨ªan de nuevo en la tediosa, la desvergonzada glorificaci¨®n de los narcotraficantes, cargada de todos los clich¨¦s posibles del g¨¦nero, empezando por el barroquismo visual, e incluyendo la complacencia m¨¢s bien pornogr¨¢fica en la extrema violencia.
Ve¨ªa los libros de Don Winslow y por el aspecto de sus portadas imaginaba que ser¨ªan m¨¢s de lo mismo. Una cr¨ªtica particularmente entusiasta y detallada en un medio que me inspira confianza me anim¨® a comprar una de sus novelas, The Power Of The Dog. El efecto ha sido instant¨¢neo, con una parte feliz de admiraci¨®n y gratitud y otra aleccionadora de humildad. De cu¨¢ntas cosas no se privar¨¢ uno por culpa de esos prejuicios que no sabe que tiene, y contra los que, por tanto, no puede ponerse en guardia.
En esa rese?a que le¨ª, el cr¨ªtico dec¨ªa que Don Winslow es un novelista de una ambici¨®n tolstoiana. Despu¨¦s de haber le¨ªdo en unos pocos d¨ªas The Power Of The Dog, y encontr¨¢ndome ya a la mitad de su continuaci¨®n, The Cartel, esa afirmaci¨®n no me parece desmedida. En una ¨¦poca en la que el arte de la novela parece contraerse cada vez m¨¢s en los l¨ªmites del ensimismamiento, Don Winslow se atreve a abarcar periodos temporales de generaciones y espacios que contienen enteros ciudades y pa¨ªses, vidas privadas y panoramas pol¨ªticos, lo m¨¢s noble y lo m¨¢s bajo, la diversidad de las hablas de los grupos ¨¦tnicos y las clases sociales, lo que sucede a la luz p¨²blica y ocupa primeras p¨¢ginas y noticiarios de ¨²ltima hora y lo que permanece oculto, en los s¨®tanos y en los sumideros del mundo.
Don Winslow utiliza las normas del thriller con la misma libertad y el mismo rigor con que John Le Carr¨¦ ha usado las de las novelas de esp¨ªas en sus obras mejores, con una ambici¨®n equivalente de aprovecharse de ellas para dar forma a un relato ver¨ªdico del mundo tal como es. En The Power Of The Dog, la pura fuerza de la intriga dibuja las conexiones criminales, en los a?os de Reagan, entre los c¨¢rteles mexicanos de la droga y el Gobierno de Estados Unidos para financiar y suministrar armamento a los Contras de Nicaragua y a los militares y paramilitares que llevaban a cabo campa?as de exterminio contra cualquier forma de disidencia pol¨ªtica, retratada siempre como subversi¨®n comunista.
Uno ve con melancol¨ªa c¨®mo el arte de la novela se repliega cada vez m¨¢s, cediendo sin lucha a las series de televisi¨®n el terreno que fue suyo, el que fue fundado y engrandecido por generaciones de escritores, de Cervantes y Mateo Alem¨¢n a George Eliot, a Dickens, a Balzac, a Melville, a Conrad, a P¨¦rez Gald¨®s, a Pardo Baz¨¢n, a la extraordinaria y todav¨ªa en activo Edna O¡¯Brien: contar la vida de la gente, la de cualquiera, la de todos, la vida y el habla, los trabajos, las pasiones, la fiebre del dinero, las bajezas de la pol¨ªtica, la confusi¨®n entre todo lo bueno y todo lo malo, lo mejor y lo peor, la cobard¨ªa y el hero¨ªsmo, la ternura, la soledad, la embriaguez, el crimen, la belleza. El arte de la novela alcanza su m¨¢xima altura cuando nos permite transitar de una conciencia a otra y explorarlas todas con la misma precisi¨®n, desde su propio punto de vista, con las palabras que son propias de cada uno. El arte de la novela se alimenta con igual codicia de lo noble y lo inmundo, de lo terrenal y lo invisible, porque de todo eso est¨¢ hecha la vida real.
Sin duda est¨¢ bien escribir alguna vez sobre novelistas que escriben una novela y hablan de literatura con otros novelistas y se emborrachan juntos en congresos literarios, despu¨¦s de haber hecho re¨ªr al p¨²blico con un repertorio de gracias repetido. Pero se nos olvida que la novela puede ser mucho m¨¢s; que puede arrebatarnos como una historia de aventuras y cr¨ªmenes, y explicarnos toda la riqueza y la complejidad de lo real con una hondura a la que solo llegan las mejores cr¨®nicas; que puede ser tan realista como un documental y al mismo tiempo tan llena de poes¨ªa como la narraci¨®n de un mito. Una novela no necesita estar llena de sermones ideol¨®gicos para dar cuenta de las injusticias sociales. Lo que hace falta en una novela es que uno sienta el impulso f¨ªsico de ir intern¨¢ndose en lo desconocido, que escuche una voz poderosa y a la vez una multitud de otras voces; que quiera llegar al final para saberlo todo y quiera tambi¨¦n que la novela no termine. Antes de tener uso de raz¨®n, yo me hice adicto a las novelas porque me daban todo eso. Me lo vuelven a dar con generosidad desbordada estas novelas de Don Winslow.
El pr¨®ximo 26 de febrero, HarperCollins publica en espa?ol ¡®La frontera¡¯, la nueva novela de Don Winslow, traducida por Victoria Horrillo Ledesma. ¡®The Power Of The Dog¡¯ est¨¢ publicada en espa?ol con el t¨ªtulo ¡®El poder del perro¡¯ (Mondadori, 2008). ¡®The Cartel¡¯ ha sido traducida como ¡®El c¨¢rtel¡¯ (RBA, 2015).
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