Esperando el fin del mundo
En ¡®Tus pasos en la escalera¡¯, el lector deber¨¢ descubrir el enigma a lo largo de un sostenido suspense en el que resplandece la mejor prosa de Mu?oz Molina
1. Olvidos
Un hombre espera. A su mujer, que est¨¢ regresando a casa, y el fin del mundo. La mujer es una cient¨ªfica que realiza experimentos con ratas para investigar los mecanismos de la memoria y el miedo. En cuanto al (?pr¨®ximo?) fin del mundo, el hombre ya ha vislumbrado alguna se?al: el 11-S, ¨¦l y su mujer estaban en Nueva York y caminaron por calles oscurecidas por ceniza que todav¨ªa ol¨ªa a materia org¨¢nica quemada. Hay otras se?ales ominosas: ex?tinci¨®n de las especies, cambio clim¨¢tico, invasi¨®n de insectos depredadores, migraciones humanas, s¨¢trapas, Trump; incluso la luna roja del eclipse no augura nada bueno.
Para esperarlos ¡ªa la mujer, al apocalipsis¡ª, el narrador de Tus pasos en la escalera (Seix Barral), la adictiva ¨²ltima novela de Antonio Mu?oz Molina, hace acopio de todo lo necesario, como Nemo en su misteriosa isla o Robinson en la suya. Espera en Lisboa, en un apartamento ¡ªr¨¦plica del que habitaba con Cecilia, su mujer, en Nueva York¡ª donde ha acumulado v¨ªveres, libros, m¨²sica, y en el que ha dispuesto todo a gusto de la esperada. Y sin embargo, como el almirante Byrd, que se sepult¨® voluntariamente en una cueva de hielo de la Ant¨¢rtida para recabar datos cient¨ªficos, un d¨ªa tiene la impresi¨®n de que a ¨¦l tambi¨¦n se le ha olvidado algo esencial. El tiempo y el espacio se confunden, las dos ciudades de referencia se difuminan, el narrador se hace menos fiable, los escenarios familiares adquieren cualidades fantasmag¨®ricas, los escasos personajes con los que se relaciona se manifiestan como conspiradores. El lector deber¨¢ descubrir el enigma a lo largo de un sostenido suspense en el que resplandece la mejor prosa de uno los m¨¢s brillantes escritores hisp¨¢nicos, una prosa a la vez el¨¦ctrica y contenida, llena de resonancias, eficaz, en la que se perciben ecos de Schnitzler, Orwell, Montaigne, e im¨¢genes de tantas pel¨ªculas amadas.
2. Listas
A pesar de que los anglosajones no fueron los inventores de las listas (recu¨¦rdese el cat¨¢logo de las naves aqueas, que ocupa 350 versos de la Il¨ªada y que resulta tan extenso que hace exclamar al improbable bardo: ¡°La multitud contar yo no podr¨ªa ni tampoco nombrarla aunque tuviera diez lenguas y diez bocas¡±), fueron ellos los que han llevado el arte y la pasi¨®n de las listas a su perfecci¨®n. Desde que inventaron la de los best sellers, cada semana aparecen o se publican listas de los mejores thrillers, las mejores novelas rom¨¢nticas, los ensayos imprescindibles, los inevitables libros de autoayuda o de cocina, o las gu¨ªas necesarias para coger setas (quiero decir tomar, para que no se r¨ªan mis amigos argentinos a cuenta del vegetal estupro). Lo que podr¨ªamos llamar elencofilia o elencoman¨ªa ¡ªy su correlato, la elencofobia¡ª es una de esas enfermedades que la tecnolog¨ªa ha hecho virales: hoy, si no formas parte de alguna lista, no existes, y todo el mundo hace listas de algo. El joven Jay Gatsby la hac¨ªa de sus buenos prop¨®sitos, y he visto a muchos lectores llevando confiadamente la suya, basada en las siempre problem¨¢ticas opiniones de los rese?istas, a las casetas de Sant Jordi o de la Feria del Libro.
La ¨²ltima lista de libros de la que he tenido noticia me ha resultado particularmente curiosa: se refiere, una vez m¨¢s, a las 100 ¡°mejores novelas del mundo¡±, y la ha elaborado la Online Computer Library Center (OCLC), una gigantesca cooperativa de gesti¨®n de cat¨¢logos bibliotecarios que se ha basado para elaborar su lista en las novelas que estaban m¨¢s presentes en 18.000 instituciones asociadas. El resultado tiene un inevitable aroma anglosf¨¦rico, pero hay un dato contundente: la ¡°mejor¡± novela del mundo es El Quijote. Le siguen, qu¨¦ cosas, Alicia en el pa¨ªs de las maravillas y, despu¨¦s, obras de Twain y Stevenson ¡ªes decir, las que demandan los lectores j¨®venes¡ª. La primera novela francesa en la megalista es Madame Bovary, en el puesto 23?; el Ulises ocupa el 47?, y el segundo libro escrito en espa?ol ¡ªadivinen¡ª es Cien a?os de soledad, en el 54?. Ahora les toca jugar a ustedes: elaboren, por ejemplo, su lista de las 10 peores novelas de 2018. Las hay por arrobas.
3. Animalitos
Entre los escasos regalos que conservo de mi primera comuni¨®n ¡ªcelebrada, me temo, cuando ninguno de ustedes hab¨ªa nacido¡ª est¨¢, adem¨¢s de una edici¨®n expurgada de Las mil y una noches, traducida por Pedro Pedraza y P¨¢ez (autor tambi¨¦n de plomizas novelas hist¨®ricas), una Zoolog¨ªa ilustrada que exhib¨ªa en la cubierta un soberbio tigre de Bengala, el animal tot¨¦mico de mi infancia. Los ni?os y ni?as son los mejores amigos de los animales, quiz¨¢ porque, como le pas¨® a Schopenhauer (el fil¨®sofo tot¨¦mico de mi madurez) con un joven ejemplar de orangut¨¢n, el ¡°melanc¨®lico animal¡± al que visitaba casi a diario en Fr¨¢ncfort, intuyen que los llamados irracionales pueden ser m¨¢s fiables que las personas.
Los libros infantiles est¨¢n tan repletos de animales como de villanos y villanas las novelas adultas. Entre los ¨²ltimos que he podido leer ¡ªla ventaja es que puedo despacharme una docena en una tarde¡ª destaco dos perfectos para los m¨¢s peque?os: Cornelio, un cuento ya cl¨¢sico de Leo Lionni (Kalandraka) que cuenta la historia de un cocodrilo diferente, y El lobo feroz solo quiere ser amado, de Annick Masson y Christine Naumann-Villemin (P¨ªpala, Adriana Hidalgo), acerca de un lobo harto de ser el malo. Y para ni?as y ni?os de m¨¢s de cinco a?os recomiendo el precioso ¨¢lbum El nacimiento del drag¨®n, de Wang Fei, Marie Sellier y Catherine Louis (Kalandraka), que cuenta el origen de ese animal mitol¨®gico, a la vez que constituye una atractiva introducci¨®n a la belleza de los caracteres chinos.
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