'Horroroso', un gran quinto toro de Jandilla, para el que se pidi¨® el indulto
Castella le cort¨® las dos orejas en el ¨²nico cap¨ªtulo destacable de una tarde irrelevante
La historia de la corrida se reduce al quinto toro de la tarde y, en clave de dolor, al percance sufrido por el banderillero Francisco Javier G¨®mez Pascual en el segundo. El resto va directamente al cuarto del olvido. Pero en ese quinto, ¡®Horroroso¡¯ de nombre, vaya con el nombrecito, la tarde dio un vuelco de 180 grados y lo que antes hab¨ªa sido cruz, ahora hab¨ªa salido cara.
En las dos entradas al caballo ese quinto toro derrib¨®, la primera vez de un golpe seco contra el caballo; en la segunda, empujando y llevando corrido al caballo hasta estrellarlo contra la arena. En medio de ese revuelo, que despert¨® el letargo, Castella aprovech¨® para hacer un quite por chicuelinas que levant¨® y prepar¨® el ambiente. Pronto y alegre el toro en banderillas, lo vio tambi¨¦n Castella como al clavo al que hab¨ªa que agarrarse. Un comienzo de faena muy de Castella: dos cambiados por la espalda y un largo derechazo muy templado fueron el preludio. El toro lo puso todo, sin ahorrar ni energ¨ªas, ni bravura, ni entrega. Con el hocico surcando la arena, obedeci¨® impetuoso a la muleta de Castella sin rechistar y cada vez incluso con mayor entrega. El torero franc¨¦s, confiado y volcado con la causa, brill¨® m¨¢s en el toreo sobre la derecha, con mayor acople, mejor ajuste y m¨¢s templado. Una serie con la izquierda no termin¨® de cuajar al nivel de calidad del toro y de nuevo con la derecha la faena recuper¨® sentido y eco en el tendido. Descubierto el excepcional toro, la gente comenz¨® a pedir el indulto y Castella, a favor de esa petici¨®n, continu¨® toreando. El p¨²blico que s¨ª y el presidente que no, ordenando desde el palco a Castella que matara al toro. La algarab¨ªa fue a mayores, el palco no se baj¨® del burro y Castella decidi¨® ponerse a dar manoletinas a ver qu¨¦ pasaba. Lleg¨® el aviso y no sonaron m¨¢s porque el presidente decidi¨® no echar m¨¢s le?a al fuego de su discutida decisi¨®n. Visto que no hab¨ªa otro camino, Castella cogi¨® la espada y en medio de un sonoro griter¨ªo acab¨® con el tal ¡®Horroroso¡¯, que fue todo lo contrario a lo que su desafortunado nombre supone. La vuelta al ruedo en el arrastre fue todo un muy justo homenaje al gran toro de Jandilla. La pol¨¦mica sobre si era de indulto, est¨¢ servida. Cierto es que a otros toros con menores registros les concedieron el perd¨®n.
De esa gloria, al momento dram¨¢tico de la tarde cuando en el segundo fue cogido el tercero de la cuadrilla de Cayetano, Francisco Javier G¨®mez Pascual, al intentar cortar al toro tras un par de banderillas. Zarandeado de mala manera, el toro no solt¨® la presa hasta que se vio rodeado de capotes. El banderillero pas¨® por su pie a la enfermer¨ªa, pero dej¨® la impresi¨®n de ir herido.
JANDILLA, VEGAHERMOSA / URDIALES, CASTELLA, CAYETANO
Toros de Jandilla y Vegahermosa, muy justos de presentaci¨®n, y los dos ¨²ltimos aparentaron algo m¨¢s. De poca entrega en general, excepto el quinto que derrib¨® en varas y fue extraordinario para la muleta. Se le dio la vuelta al ruedo en el arrastre.
Diego Urdiales: buena estocada (saludos); cuatro pinchazos y media baja _aviso_ (silencio).
Sebasti¨¢n Castella: _aviso_ dos pinchazos, descabello _2? aviso_ y descabello (silencio); _aviso_ estocada algo desprendida y descabello (dos orejas).
Cayetano: estocada pasada y tres descabellos (silencio); estocada (silencio).
Plaza de Valencia, 17 de marzo. 8? de Fallas. Tres cuartos. El banderillero Francisco Javier G¨®mez Pascual, cogido en el segundo, fue asistido en la enfermer¨ªa de una cornada en la regi¨®n paravertebral con varios destrozos musculares, de pron¨®stico reservado.
El resto de la corrida fue todo un paso en falso. La corrida de Jandilla, con los dos del hierro de Vegahermosa, que tanto monta, y aparte el quinto, no plante¨® dificultades insalvables aunque careci¨® de entrega y casta. La misma entrega, a la vista estuvo, que le falt¨® a Diego Urdiales. Excesiva pulcritud y aseo, escaso compromiso y poca fe en lo que hac¨ªa. La buena estocada al primer toro fue lo ¨²nico puntuable. Tarde sin alma del torero riojano.
Cayetano decidi¨® plantar cara al tercero, pero entre el viento, la escasa entrega del toro y las pocas ideas del torero el asunto qued¨® en la nada. Lo mismo que en el sexto que, algo rebrincado y al paso, todo result¨® irrelevante con la impresi¨®n a?adida de no saber por d¨®nde meter mano para salir con cierta dignidad del trance. Muy perdido se vio a Cayetano.
Y la insistencia est¨¦ril de Castella con el segundo de la tarde, algo inc¨®modo de embestida y sin vocaci¨®n de poner de su parte, tampoco llev¨® la cosa a buen puerto. Al final, el recuerdo de ¡®Horroroso¡¯, con pol¨¦mica servida y todo. Como toca.
Babelia
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