La vida en directo para escapar de la soledad y la censura
El documental ¡®Present.Perfect¡¯ se alimenta de extractos de los canales de 'streaming' que atraen a millones de j¨®venes chinos
Es uno de los deseos de la juventud china: encender la c¨¢mara de su port¨¢til o de su tel¨¦fono y conectar con una audiencia. A veces son cientos de personas los que est¨¢n mirando. A veces son millones. El streaming super¨® en 2018 los 4.400 millones de d¨®lares en ingresos en el pa¨ªs, apunta Forbes. Pero esa gigantesca cifra, que se ha disparado en los ¨²ltimos cinco a?os, solo registra una minor¨ªa de los contenidos de este formato. Hay una infinidad de ellos creados de forma aficionada, sin intenciones comerciales.
Mientras que en Occidente el v¨ªdeo editado como el de YouTube sigue siendo el rey, la f¨®rmula en directo es la mejor opci¨®n posible en el pa¨ªs asi¨¢tico. All¨ª la plataforma de v¨ªdeos de Google est¨¢ censurada desde 2009. ¡°El deseo de convertirse en una celebridad en Internet y tener miles de admiradores y de ingresos es universal, pero la necesidad de conectar de forma inmediata con otros es lo que marca la diferencia en China¡±, explica a EL PA?S Zhu Shengze (China, 1987) directora del documental Present. Perfect.
La pel¨ªcula, que se presenta en el festival Cinema du R¨¦el de Par¨ªs tras ganar en enero el Tiger Award del de Rotterdam, es una subjetiva sucesi¨®n de contenidos que se arrojan en estos canales de streaming chinos. Durante 10 meses, la directora registr¨® horas y horas de emisi¨®n y seleccion¨® a un peque?o grupo de anfitriones.
En vez de mostrar a sus estrellas m¨¢s conocidas, las que se dedican a comentar videojuegos o a mostrarse de forma sensual ante la c¨¢mara, Zhu Shengze corta y pega en su pel¨ªcula momentos extra¨ªdos de los canales creados por aquellos que se mueven en los m¨¢rgenes de su sociedad.
Uno de ellos se presenta con la cara llena de graves quemaduras y habla con cierta naturalidad de la raz¨®n por la que su rostro est¨¢ desfigurado. Otro es un granjero que cuenta su d¨ªa a d¨ªa en una solitaria granja.
Buena parte de esos 400 millones de creadores que muestran contenido habitualmente en la Red china son j¨®venes que viven en zonas alejadas. Toleran los comentarios ofensivos hechos desde el anonimato a cambio de tener una trascendencia que su vida diaria no les ofrece. Para la cineasta, ¡°probablemente llegaron all¨ª por la fama, pero se quedaron al darse cuenta de que pod¨ªan conectarse con el mundo. Quieren ser vistos, porque en su vida diaria son pr¨¢cticamente invisibles¡±.
Tambi¨¦n se suma el atractivo de sortear, aunque sea de forma t¨ªmida y fugaz, la omnipresente censura del pa¨ªs. Es algo que atrae tanto a creadores como a su audiencia.
¡°Hay un entendimiento com¨²n sobre las temas que no se pueden tratar y las cosas que no pueden hacer ni en directo ni en servicios similares a YouTube. No se puede hablar de pol¨ªtica y no se puede fumar ante una audiencia, pero los anfitriones de estos canales a veces lo hacen, intentando ocultar el cigarro¡±, cuenta Zhu Shengze.
El Gobierno chino cierra canales continuamente, pero la medusa de nuevos contenidos se regenera a tal velocidad que, por el momento, le es imposible controlarlo. ¡°Al principio, las autoridades no estaban interesadas en el formato y no pusieron empe?o en regularlo. Pero su ¨¦xito ha sido tan grande que intentar modificar las leyes lo m¨¢s r¨¢pidamente posible. ?Qu¨¦ tipo de ley se puede crear para evitar que una mujer se coma un pl¨¢tano de forma sexy delante de miles de usuarios?¡±, se pregunta la directora.
Se mud¨® a Estados Unidos para formarse en periodismo, pero termin¨® trabajando en una forma de documental m¨¢s cercana a lo art¨ªstico que al reportaje: ¡°Teniendo en cuenta que cuando grabas algo escoges un plano en vez de otro, creo que una c¨¢mara nunca va a registrar la realidad de forma objetiva. As¨ª que hace tiempo decid¨ª que la mejor forma de hacer un documental es desde el punto de vista cinematogr¨¢fico¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.