Los ¨²ltimos defensores de Alarcos
La Universidad de Castilla-La Mancha culmina la extracci¨®n de los restos de 200 soldados castellanos muertos frente a las tropas almohades en 1195 y que permitieron la salvaci¨®n de Alfonso VIII
El 19 de julio de 1195 Alfonso VIII no quiso esperar la ayuda del rey de Navarra que se acercaba con su ej¨¦rcito a marchas forzadas desde el norte. La victoria le pertenecer¨ªa solo a ¨¦l: se sent¨ªa fuerte. Crey¨® que su caballer¨ªa pesada, entre unos 800 y 1000 jinetes, y los casi 5.000 infantes a su mando resultar¨ªan m¨¢s que suficientes para derrotar a las numerosas huestes del califa Abu Yaqub al-Mansur (el miramamol¨ªn, como llamaban los cristianos al pr¨ªncipe de los creyentes). Abandon¨® el castillo de Alarcos (Ciudad Real) que estaba construyendo y extendi¨® el ej¨¦rcito a los pies de la fortaleza inacabada. Se equivoc¨®. Result¨® una carnicer¨ªa para los castellanos. La Universidad de Castilla-La Mancha ha acabado la campa?a de excavaciones del foso de despojos del castillo, que ha incluido la exhumaci¨®n de los cuerpos de quienes resistieron en la fortaleza para facilitar la huida del rey: 200 cristianos han vuelto as¨ª a la luz m¨¢s de 800 a?os despu¨¦s. Muchos de ellos est¨¢n ahora bajo la lupa de los laboratorios.
A Antonio de Juan, profesor de Arqueolog¨ªa Medieval de la Universidad de Ciudad Real, se le ilumina el rostro cuando rememora al pie del castillo que excava su equipo la batalla de Alarcos. ¡°All¨ª, en Poblete, los almohades levantaron su campamento¡±, se?ala con su brazo. ¡°Aqu¨ª, bajo el castillo, los cristianos. Y el combate fue aqu¨ª mismo, en esas fincas de enfrente que est¨¢n cultivadas, a dos tiros de flecha, como se?alaban las cr¨®nicas. Estamos pisando el campo de la batalla de Alarcos ¡±. Y mezcla con igual pasi¨®n la historia de la lucha y su deseo de introducir las nuevas tecnolog¨ªas ¡ªincluida la realidad virtual¡ª en el yacimiento de una batalla que retras¨® 18 a?os el avance cristiano hacia la capital de al-?ndalus.?
Las excavaciones, que se iniciaron en 1984 y que se extienden hasta la actualidad, han permitido recuperar un yacimiento hist¨®rico de 22 hect¨¢reas, adem¨¢s de la creaci¨®n de un parque arqueol¨®gico visitable, que incluye restos de un primer asentamiento ¨ªbero de los siglos V al III antes de Cristo, los muros de una fortificaci¨®n musulmana del X, el castillo y la ciudad inacabada de Alfonso VIII y la construcci¨®n de un barrio almohade (viviendas y calles) en el interior de la fortaleza tras la derrota cristiana. Adem¨¢s, y en perfecto estado de conservaci¨®n tras su restauraci¨®n, se puede visitar la ermita de la Virgen de Alarcos, con elementos rom¨¢nicos y de estilo g¨®tico.
Las ¨²ltimas investigaciones se han centrado en el interior del castillo y en sus murallas, lo que ha permitido hallar un ajuar almohade perfectamente datado, ya que la ocupaci¨®n musulmana de la fortaleza solo se extendi¨® 17 a?os. En este periodo, los habitantes generaron numerosas piezas cer¨¢micas, de la que destaca una gran tinaja que ha sido restaurada y que los especialistas califican de "excepcional". Esta joya ha estado expuesta en Talavera de la Reina en la muestra ATempora este mes y se trasladar¨¢ a Burgos en abril.
La batalla comenz¨® el 18 de julio con los cristianos saliendo al campo de batalla, protegidos por sus pesadas armaduras bajo un sol abrasador. Los musulmanes no respondieron. Siguieron acuartelados en su campamento. Los cristianos esperaron, agotados y sedientos, durante horas, hasta que decidieron volver a su acuartelamiento. Al d¨ªa siguiente, las tropas de Al-Mansur se desplegaron en ordenadas filas. El visir, Ab¨² Yahya, se situ¨® en el centro, con el cuerpo principal y portando el pend¨®n califal para atraer a los castellanos. Detr¨¢s, el califa con hombres escogidos de la Guardia Negra.
Los cristianos, desplegados por los cerros, lanzaron la caballer¨ªa pesada ¡ªcon los caballeros de Calatrava y Santiago y las huestes del arzobispo Mart¨ªn al frente¡ª contra el ej¨¦rcito almohade: cientos de caballos "recubiertos de hierro" contra los movimientos r¨¢pidos hispanomusulmanes apoyados por arqueros y ballesteros. Ab¨² Yahya muri¨® tras soportar las embestidas cristianas. La retaguardia califal atac¨® entonces por las alas. Cogieron a los cristianos desprevenidos y "sembraron el p¨¢nico", explica De Juan.
Alfonso VIII tuvo que huir. Para facilitar su marcha, un grupo de caballeros qued¨® en el castillo retardando a las tropas musulmanas. No pudieron resistir mucho. La excavaci¨®n ahora terminada ha culminado la recuperaci¨®n de un total de 200 cuerpos, que no se encontraban en posici¨®n anat¨®mica, sino amontonados formando una especie de fosa com¨²n, en el exterior de la muralla, y mezclados con animales. En la ¨²ltima campa?a de excavaciones se ha localizado igualmente gran cantidad de armamento: diferentes tipos de flechas, dardos, puntas de lanza (alguna de hasta 56 cent¨ªmetros), cuchillos, hoces y espadas cortas.?
Tras la batalla, los cristianos, que perdieron la mayor parte de su ¨¦lite nobiliaria, retrocedieron a Toledo, pero los musulmanes no aprovecharon su ventaja. En 1212, en la cercana Navas de Tolosa, Alfonso VIII consigui¨® reagrupar fuerzas con otros reyes cristianos, "y con las t¨¢cticas musulmanas bien aprendidas", dice De Juan, logr¨® una victoria decisiva: los reinos cristianos avanzar¨ªan ya hacia el sur en los siguientes tres siglos.
Alarcos y su castillo inacabado, dado su ya escaso valor estrat¨¦gico, fueron desmontados, pero los trabajos arqueol¨®gicos se extender¨¢n durante d¨¦cadas. Sus piedras sirvieron para levantar la cercana Villa Real (actual Ciudad Real). De hecho, entre las construcciones m¨¢s antiguas de la capital se descubren los mejores sillares del castillo de Alarcos, donde murieron 200 soldados para permitir la salvaci¨®n de su rey.?
Las cifras de la batalla
No hay n¨²meros seguros sobre la batalla de Alarcos. El cronista ¨¢rabe Ibn Idari sostuvo que murieron 30.000 cristianos y 5.000 cayeron prisioneros, frente a 500 musulmanes fallecidos en batalla. Ibn al Atir, en cambio, habla de 146.000 muertos de Alfonso VIII y 24.000 mahometanos.
Los datos arqueol¨®gicos, explica Antonio de Juana, a¨²n no han permitido establecer unos c¨¢lculos precisos, pero el profesor cree que la cifras de ambos ej¨¦rcitos no superar¨ªa los 5.000 o 6.000 soldados en el lado cristiano y entre 8.000 o 10.000 en las huestes de Al-Mansur.
Babelia
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