La batalla del amor en las Navas de Tolosa
Juan Eslava Gal¨¢n sazona con romance medieval la historia del combate que marc¨® un hito en la Reconquista en su m¨¢s reciente novela, ¡®Las ¨²ltimas pasiones del caballero Almafiera¡¯
Y el juglar que declama: "Ved los barrancos angostos, farallones de piedra musgosa verdigr¨ªs, en los que nunca da el sol, torrenteras de piedra suelta, unas grandes como tinajas, otras como c¨¢ntaros, ninguna m¨¢s chica que una buena jarra de cinco azumbres". Es el s¨¢bado 14 de julio de 1212; las huestes cristianas atraviesan Sierra Morena. Caminando entre sus poros, a¨²n no son conscientes de que dos d¨ªas despu¨¦s, en la ma?ana del 16 de julio, emprender¨¢n una de las batallas clave de la Reconquista: la de las Navas de Tolosa. Hoy, el juglar vuelve a aquellos parajes jienenses, ahora cubiertos de pinos y rodeados por la inmensidad de un mar de olivos. En ellos recuerda el fragor de la lucha y la euforia de una victoria que, a largo plazo, desembocar¨ªa en el fin de la invasi¨®n musulmana en Espa?a. Ese juglar, que no es que haya vivido durante siglos del tir¨®n, es Juan Eslava Gal¨¢n (1948), quien recrea en Las ¨²ltimas pasiones del caballero Almafiera la decisiva batalla en su octavo centenario como contexto de un romance en medio de la guerra.
Con un lenguaje arcaizante, a medio camino entre el de aquella y esta ¨¦poca, el premio Planeta de 1987 cose un tapiz en el que los usos y costumbres medievales, perfectamente documentados, se pueden ver, oler y tocar a trav¨¦s de una v¨ªvida narraci¨®n. "En el siglo XIII la literatura era oral, porque hab¨ªa mucho analfabetismo. Por eso el que cuenta la historia no soy yo, sino un trovador, que da unas descripciones muy cinematogr¨¢ficas", explica el autor, de camino a la tierra en que discurre su historia y que, adem¨¢s, le vio nacer. Y al hablar por boca de otro, se concede licencias que a Eslava Gal¨¢n le sacar¨ªan los colores: "Por ejemplo, las escenas sexuales no me habr¨ªa atrevido a contarlas en un lenguaje moderno".
Esas escenas las protagonizan el caballero Almafiera, don Gualberto, ducho en el arte de las Cruzadas, y la hermosa do?a Eliabel, malcasada con su mortal enemigo. "En la Edad Media distingu¨ªan muy bien entre matrimonio y amor, que no era para nada lo mismo". Lo de esta pareja s¨ª es amor, y del de verdad: "Una pasi¨®n que se llevar¨¢n m¨¢s all¨¢ de la muerte". En torno a ellos, la brutalidad de la guerra contada desde un profundo conocimiento ("Yo hice mi tesis, que me llev¨® ocho a?os, sobre la historia del siglo XIII en Ja¨¦n, as¨ª que llevaba ventaja"), aunque tambi¨¦n pre?ada de un ingenioso sentido del humor. "Los contadores de cuentos ve¨ªan las caras de aburrimiento de la gente, y aunque yo no las veo, me las imagino, y por eso a veces le tomo el pelo al lector".
Aunque los h¨¦roes son los que fueron ¨Clos reyes Alfonso VIII, de Castilla, Pedro II de Arag¨®n, Sancho VII de Navarra-, una mir¨ªada de secundarios imaginados aportan un nuevo car¨¢cter a los hechos constatados. Entre estos, el caballero Arturo P¨¦rez-Reverter, que se escap¨® de las p¨¢ginas (y por el camino se dej¨® la ¨²ltima erre) para acompa?ar a su buen amigo en la presentaci¨®n de la novela. "Yo ya convert¨ª a Juan (Eslava Gal¨¢n) en chulo de putas del siglo XVII en Alatriste, y ahora me ha tocado a m¨ª", dice divertido de verse batallar por Espa?a de la mano de su colega, al que define como "el perfecto escritor". "Juan usa solo aquello que es necesario, no pretende abrumarnos, como hacen otros. Sus novelas obran el milagro de meternos en el t¨²nel del tiempo".
La comida, una constante en la obra de Eslava Gal¨¢n, no escasea tampoco en esta obra. "No ser¨ªa capaz de escribir un libro sin hablar de gastronom¨ªa ni de sexo", dice ahora ante un plato de ajoblanco, una receta cuyos or¨ªgenes, como licencia literaria, sit¨²a en el castillo de Ferral, muy cerca del campo de batalla. Porque escribir una novela documentada, para ¨¦l, no significa escribir historia. "Un novelista escribe lo que le sale de las narices", sostiene jocoso. Con todo, cada desviaci¨®n de los acontecimientos puramente hist¨®ricos aparece siempre se?alada como tal en el libro. "Lo que intento es que la historia sea verdad y fidedigna, pero creo que todo se puede contar con humor. Si le puedo arrancar una sonrisa al lector, mejor que mejor".
Autor prol¨ªfico ¨Ccuenta con m¨¢s de 70 obras publicadas, 15 de ellas novelas hist¨®ricas y muchas perge?adas antes de que el g¨¦nero fuera cosa com¨²n en Espa?a-, Eslava defiende a su Caballero Almafiera como una de las m¨¢s logradas. "Antes de ponerse a escribir uno tiene una visi¨®n en su cabeza, como en la caverna de Plat¨®n, y unas veces el resultado se parece m¨¢s, y otras menos. En este caso, la novela se parece mucho a lo quer¨ªa hacer". Ese objetivo era "narrar unos hechos de la historia universal, de c¨®mo cinco autonom¨ªas de Espa?a se unen para expulsar a los moros, que ven¨ªan dispuestos a acabar con la cristiandad". Aquel pa¨ªs dividido y a la vez unido, suena a actualidad. "Claro, tambi¨¦n hay una lectura contempor¨¢nea. Hoy tenemos una Espa?a con 17 autonom¨ªas, que a m¨ª me parece un exceso. En el futuro creo que ser¨ªa conveniente alcanzar un equilibrio de lo nacional y lo supranacional".
Con sus altos y bajos, la Espa?a de hoy es fruto en gran medida, seg¨²n sugiere el escritor, de lo acaecido hace 800 16 de julio. "Si hubi¨¦ramos perdido la batalla de las Navas de Tolosa, quiz¨¢ estar¨ªamos rezando cinco veces al d¨ªa, y las mujeres llevando velo. A lo mejor estar¨ªamos como Marruecos, y aunque fu¨¦ramos marroqu¨ªes felices, no ser¨ªamos nosotros. Es bueno que los buenos ganaran".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.