Academia de secuestros

La pel¨ªcula se inspira en un hecho real, pero ni a Paul Weitz, director de Bel canto. La ¨²ltima funci¨®n, ni a Ann Patchett, autora de la novela en la que se basa, les interesa una sola migaja de la trascendencia pol¨ªtica internacional del secuestro de 72 personas durante 126 d¨ªas en la residencia del embajador japon¨¦s en Lima, entre el 17 de diciembre de 1996 y el 22 de abril de 1997, entre ellas numerosos diplom¨¢ticos, militares de alto rango e importantes empresarios. Ambos anteponen la sentimentalidad, la (supuesta) carga emocional, el boato de la afectaci¨®n interna y externa, y una l¨ªrica oper¨ªstica tan simulada como rid¨ªcula, gracias al invento de una cantante de ¨®pera estadounidense incluida entre el grupo de reclusos.

No se dice en momento alguno que estamos en Per¨², aunque salga la bandera. Tampoco se cita al Movimiento Revolucionario T¨²pac Amaru, reducido a un pu?ado de hombres y mujeres descritos con una linealidad que sonroja. Y el m¨¢s alto mandatario del pa¨ªs, al que llega a verse en algunas secuencias, es rebautizado como ¡°presidente Masuda¡±. Las motivaciones que han llevado a esa nebulosa de ¡°en alg¨²n lugar de Sudam¨¦rica¡± y a proteger el nombre del expresidente Alberto Fujimori, actualmente en la c¨¢rcel, condenado a 32 a?os, tras perpetuarse en el cargo ilegalmente y ser declarado culpable intelectual por variadas matanzas y, entre otras penas, por secuestro y apropiaci¨®n de fondos p¨²blicos, aunque a¨²n con gran influencia pol¨ªtica en el pa¨ªs andino, casi ser¨ªan lo de menos si la pel¨ªcula fuese buena. Pero es un desprop¨®sito de principio a fin, comandado por el (irregular) todoterreno que pretende ser Weitz tras el golpe de efervescencia de American pie, tan capaz de una buena adaptaci¨®n de Un ni?o grande como de algo como esto.

Bel canto es el s¨ªndrome de Estocolmo elevado a su m¨¢xima expresi¨®n, expuesto como una f¨¢bula melodram¨¢tica infantil de buenos y malos, donde la conciencia de clase se contagia por ciencia infusa y donde el amor y la amistad reinan por doquier mientras se va formando una especie de academia cultural con tantas disciplinas que hubiera impactado incluso a Plat¨®n. As¨ª, durante el transcurso de los d¨ªas, que no son tantos como en el secuestro real, dos personajes aprenden espa?ol; otro m¨¢s, ingl¨¦s; un cuarto, uno de los guerrilleros, canto oper¨ªstico, con clases impartidas por la reputada soprano estadounidense, despu¨¦s de haberse subido aquel a un ¨¢rbol tras el rid¨ªculo de una mala nota en su primera aproximaci¨®n a la l¨ªrica durante el secuestro; un quinto, ajedrez; y un ¨²ltimo rol, tambi¨¦n de los secuestradores, jardiner¨ªa. Adem¨¢s, cuatro personajes se enamoran para siempre, entre ellos una guerrillera, y todos juntos juegan un partido de f¨²tbol.

Julianne Moore se debe estar preguntando a¨²n qu¨¦ pinta en una pel¨ªcula semejante, y quiz¨¢ tambi¨¦n por qu¨¦ no practic¨® mejor los playbacks de sus arias.