?De qu¨¦ se r¨ªen los hispanohablantes?
C¨®rdoba (Argentina) acoge desde el mi¨¦rcoles el gran encuentro de expertos del idioma, que hablar¨¢n, entre otros temas, del humor
Entre los platos fuertes del VIII Congreso de la Lengua Espa?ola, que se inicia el mi¨¦rcoles en C¨®rdoba (Argentina) con el lema Am¨¦rica y el futuro del espa?ol. Cultura y educaci¨®n, tecnolog¨ªa y emprendimiento, estar¨¢ un an¨¢lisis sobre el humor, que sirve para retratar y defenderse en la sociedad actual; de ah¨ª este repaso al estado de la risa en el idioma que hablan 570 millones de personas.
ARGENTINA: Entre la herencia jud¨ªa platense y el interior
Empecemos por asumir la realidad: hablar del humor en tal pa¨ªs o tal otro es generalizar demasiado. Cada ciudadano se r¨ªe como puede de lo que puede. Pero, ya que estamos, generalicemos: es posible hablar de un estilo de humor platense, predominante en el gran Buenos Aires y en Uruguay, y de un estilo del interior argentino que podr¨ªa tener su epicentro en C¨®rdoba. El humor cordob¨¦s tiende a lo seco y conciso, a lo castizo, y utiliza como recurso el acento propio. El humor platense suele ser m¨¢s teatral y en ¨¦l se aprecian, entre otras, dos herencias distintas: la italiana y la jud¨ªa.
Si vamos a lo concreto no acabaremos nunca. El rosarino Roberto Fontanarrosa, por ejemplo: tanto en sus relatos como en sus tiras c¨®micas, como la que protagonizaban Don Inodoro Pereyra y el perro Mendieta, combinaba elementos platenses y del interior. Joaqu¨ªn Salvador Lavado, Quino, es de Mendoza, pero las tiras de Mafalda, tan ricas en surrealismo, son esencialmente platenses. Tato Bores, lo m¨¢s parecido que tuvo Argentina a un humorista nacional, se llamaba Mauricio Borenztein, era de origen jud¨ªo y, de haber nacido en Brooklyn, habr¨ªa sido un gran humorista estadounidense.
Las dos ramas del humor, la platense y la del interior, pueden permitirse una cierta brutalidad que en otras latitudes resultar¨ªa excesiva. Por dos razones. Una, social: aqu¨ª al calvo se le apoda ¡°pelao¡±; al gordo de apellido Monti le llamar¨¢n toda la vida ¡°el Gordo Monti¡±, y as¨ª. No hay ofensa, al contrario. La segunda raz¨®n es est¨¦tica: hay cosas que con el suave acento argentino o uruguayo (convengamos en que, para lo que nos ocupa, lo uruguayo es lo platense con una dosis de Valium) suenan gracios¨ªsimas. La influencia jud¨ªa (Argentina alberga la mayor comunidad de Latinoam¨¦rica) es importante. Por el gusto del absurdo. Por re¨ªrse por igual del poder y de uno mismo. Por el trasfondo pesimista. Y porque de cualquier desgracia se arranca una carcajada. ENRIC GONZ?LEZ
BOLIVIA: Metaf¨ªsica popular
Crec¨ª escuchando chistes de presidentes. Eran tiempos de dictaduras y nos re¨ªamos en colegio de esos militares que gobernaban desde el Palacio Quemado. Los chistes ten¨ªan la misma t¨®nica: apuntaban a su incompetencia, su estrechez de miras, su falta de inteligencia (el presidente Padilla est¨¢ entrando a un DC-10, ve la marca pintada en el avi¨®n, y se da diez golpes en la cabeza contra el fuselaje): la peque?a y cotidiana subversi¨®n del pueblo contra sus autoridades.
Hoy ese humor circula en las redes y ha cambiado de tono: es agresivo, tiende al racismo y a la homofobia contra nuestros gobernantes. Tambi¨¦n dispara grueso contra los grupos tradicionalmente discriminados (gays, mujeres, ind¨ªgenas, etc). La funci¨®n subversiva del humor se mezcla con su proclividad a confirmar los peores estereotipos de esos grupos; su lado revolucionario se neutraliza y muestra m¨¢s bien que proviene de una sociedad profundamente conservadora.
Hay otro tipo de humor que juega con las palabras: ¡°un d¨ªa me he emborrachado tres d¨ªas¡±, ¡°ma?ana hay paro movilizado¡±, ¡°los ecologistas son una plaga¡±, ¡°andando nom¨¢s paras¡±. A esos hallazgos del lenguaje lo llamamos ¡°metaf¨ªsica popular¡± y son hoy lo mejor del ingenio boliviano. EDMUNDO PAZ SOLD?N
CENTROAM?RICA: Para defenderse de la realidad
En Centroam¨¦rica, el humor es una forma de resistencia, un mecanismo mental y emocional convertido en idiosincrasia para defenderse de la cruel realidad. La burla y la irreverencia son parte de la cotidianeidad. Los hombres del poder son, por supuesto, el destino de la punzada, comenzando por el jefe inmediato; pero del apodo humor¨ªstico no se salva ni el amigo cercano. El principal poeta de El Salvador, Roque Dalton, asesinado por sus camaradas, defini¨® en un texto el gran problema de su vida: ¡°Nunca pude contener la risa¡±. HORACIO CASTELLANOS MOYA
CHILE: Humor entre dientes
Dice la leyenda que cuando Neruda visit¨® por primera vez las alturas de Machu Picchu coment¨® que era un buen lugar para una barbacoa. Luego escribi¨® el poema que conocemos. Si se pudiera definir el humor chileno de alg¨²n modo dir¨ªa que es un humor entre dientes, que rebaja las ruinas y los palacios de su grandeza; que le hace a cualquier altisonancia zancadillas. La obra de Nicanor Parra ejemplifica, desde las sofisticadas manifestaciones del arte hasta la canci¨®n popular, los diversos modos en que el chileno suele demoler al interlocutor.
En Espa?a he tenido que explicar que cuando me quejo del calor cuando hace varios grados bajo cero, estoy hablando simplemente en chileno. Vivir lejos de cualquier centro nos ha obligado, quiz¨¢s, a ser exc¨¦ntricos. Nos gusta esconder esa excentricidad y fingir que somos normales y grises, hasta que a escondidas lanzamos iron¨ªas y sobrenombres sin piedad ante los que las v¨ªctimas pueden hacer cualquier cosa menos quejarse. Humor de patio trasero, de c¨¢rcel, de balsa llena de n¨¢ufragos, vivimos entre terremotos y golpes militares, y es quiz¨¢s un alivio jugar a solas en el lenguaje y que todo, desde una ruina incaica hasta las revoluciones y la muerte, no puede tomarse del todo en serio. RAFAEL GUMUCIO
COLOMBIA: Un pa¨ªs de mamagallistas
En Colombia nadie bromea, todo el mundo ¡°mama gallo¡±. El chiste est¨¢ en la punta de la lengua. En medio de abismales diferencias en las idiosincrasias regionales, del desparpajo festivo de los coste?os al humor negro de los cachacos, los colombianos le sacan provecho incluso a la tragedia m¨¢s terrible. En un lugar donde los gram¨¢ticos han sido presidentes, se imponen la iron¨ªa y el doble sentido del lenguaje. La caricatura, que el reputado Rend¨®n describ¨ªa como ¡°un aguij¨®n forrado de miel¡±, tiene una fecunda tradici¨®n.
Colombia es pasi¨®n, rezaba hace no tanto una campa?a de marca pa¨ªs. En el humor local hay algo de aquello, de re¨ªr para no llorar. El programa radial La luci¨¦rnaga naci¨® en las horas bajas del apag¨®n de energ¨ªa de los noventa para convertirse en una instituci¨®n por sus imitaciones. A pesar de tanta violencia, el pa¨ªs suele salir en los rankings como uno de los m¨¢s felices del mundo. Tambi¨¦n debe ser uno de los pocos donde los humoristas pol¨ªticos tienen que tener escoltas. Nadie olvida que Jaime Garz¨®n, el genio del humor, termin¨® asesinado por paramilitares. Sin embargo, sus carcajadas a¨²n resuenan. SANTIAGO TORRADO
CUBA: Usted no tiene pa¡¯eso
La risa forma parte del ADN de Cuba como la m¨²sica. Ser cubano y ser choteador, experto en tirar las cosas a relajo, son casi sin¨®nimos. ¡°El muerto alante y la griter¨ªa atr¨¢s¡±, se le dice al que te va a pedir fiado. Cuando se impuso la consigna ¡°socialismo o muerte¡±, sali¨® un jodedor y a?adi¨®: ¡°Valga la redundancia¡±. Dec¨ªa el fil¨®sofo y periodista Jorge Ma?ach en Indagaci¨®n al choteo, que ese ¡°h¨¢bito de irrespetuosidad¡± del cubano part¨ªa de un hecho psicol¨®gico: la repugnancia de toda autoridad. Tirar a burla las cosas serias era un subterfugio del d¨¦bil contra el fuerte y desde siempre sirvi¨® a los cubanos ¡°de amortiguador para los choques de la adversidad¡±. En los noventa, momento dram¨¢tico, cuando la escasez era galopante y todo el mundo se quejaba de lo mal que estaba la cosa, una manicura, harta ya de que la gente adem¨¢s de arreglarse las u?as aprovechase su compa?¨ªa para hacer catarsis, puso un cartel sobre la mesa que advert¨ªa: ¡°Prohibido hablar de la cosa¡±. Y de lo elevado a lo m¨¢s terrenal: un joven t¨ªmido ve¨ªa pasar todos los d¨ªas por delante de su casa tremenda mulata, hasta que un d¨ªa se atrevi¨® y le ech¨® un brazo al hombro. Ella, sin mirarle a la cara, le solt¨®: ¡°Saque la mano de ah¨ª que usted no tiene pa¡¯eso¡±. MAURICIO VICENT
ESPA?A: La carcajada plurinacional
El humor en Espa?a es tan diverso como sus 17 comunidades aut¨®nomas, o mejor: como el de sus 8.124 municipios. De la iron¨ªa como el sirimiri del norte al barroco andaluz, de la explosi¨®n mediterr¨¢nea en Levante al doble, triple o cu¨¢druple sentido gallego. De la contundencia vasca y el sentido cr¨ªptico de la vida en Cantabria al primitivismo surreal ma?o. Del marcianismo catalano-balear a la adorable transparencia asturiana¡ Incluso, desde el modesto epicentro mesetario de La Mancha, el ingenio de Cervantes invent¨® la novela moderna basada en el arte de la parodia con el Quijote. As¨ª que Espa?a se r¨ªe y se carcajea de s¨ª misma por los siglos de los siglos. Alivia su rallada tr¨¢gica y lleva al l¨ªmite su propia capacidad de corrosi¨®n, pone en su sitio todo lo sagrado, blasfema sobre lo que cree y practica, rompe l¨ªmites, inventa crueldades. El idioma es su mejor veh¨ªculo para re¨ªrse de uno mismo, de la autoridad, de los pol¨ªticos, de los guiris, de la familia, del vecino, del sexo y la mojigater¨ªa: ning¨²n arma mejor para combatirla que el chiste verde, aunque luce todos los tonos y los colores en la paleta del cachondeo... El humor es uno y trino. Un misterio y una v¨¢lvula de escape. Una rebeld¨ªa a coro. Un lenguaje. JES?S RUIZ MANTILLA
M?XICO: F¨¢lica resistencia a la autoridad
En el humor mexicano hay sobre todo resistencia a la autoridad y obsesi¨®n por el sexo f¨¢lico. Respuestas como ¡°te cabe toda la raz¨®n, tienes toda la raz¨®n adentro¡± o ¡°no se apene, p¨¢sele joven¡±. Nombres propios como Aquiles Castro o Jorge Nitales. O los refranes: ¡°No es lo mismo papas en chile, que chile en papas¡±; ¡°No es lo mismo tener un hambre atroz, que tener un hombre atr¨¢s¡±.
Ante la fuerte tendencia a la solemnidad, la cortes¨ªa y el lenguaje almidonado, el humor es en gran medida una respuesta a esta visi¨®n enjaulada del mundo, la risa abre la ventana de los viejos c¨®digos cortesanos para que pueda entrar el aire. ¡°El humor mexicano viene de ese temor al dios espa?ol y de la tersura ind¨ªgena, que tambi¨¦n teme a la expresi¨®n exacerbada. Es una mezcla de temores, un humor soterrado¡±, dec¨ªa la escritora Ana Garc¨ªa Bergua.
Suelen ser chistes escondidos, que nacen de lo que no se dice, que conservan la apariencia de las cosas pero subvierten el orden con cargas de profundidad. Piensen en Cantinflas y su verbo disparatado. As¨ª nacen las metonimias y los retru¨¦canos del habla popular, que en M¨¦xico tienen hasta nombre propio: albur. Existe incluso un concurso nacional y un diplomado de albur, organizado en el barrio Tepito, uno de los ¨²ltimos bastiones de resistencia ante Cort¨¦s. DAVID MARCIAL P?REZ
PER?: Saber extraer el placer de donde no existe
El humor y el chiste no son lo mismo, pues al primero le basta con la sonrisa y al segundo le sobra la primera s¨ªlaba porque exige la carcajada. Los chistes peruanos son crueles cuando se ceban con los d¨¦biles, los diferentes y los marginales. El humor es otra cosa, pues requiere pinceles, tiral¨ªneas y l¨¢pices de todas las tonalidades. En realidad, el buen humor peruano perfuma canciones, poemas, vi?etas, pel¨ªculas, narraciones y columnas period¨ªsticas cuando supone una sublimaci¨®n de nuestros fracasos en lo amoroso, futbol¨ªstico, literario, militar, psicol¨®gico, hist¨®rico, higi¨¦nico, musical, econ¨®mico, universitario y as¨ª hasta el infinito, aunque sin exagerar.
Por lo tanto, el chiste grueso busca la risa a costa de los dem¨¢s, mientras que la elaboraci¨®n humor¨ªstica requiere un punto de masoquismo. Y es que sin necesidad de leer a Lacan el humor peruano extrae placer de donde no hay placer. ?Qui¨¦nes son mayor¨ªa? Sin duda los que se r¨ªen de los otros, porque los masoquistas del linaje de H¨¦ctor Velarde o Alfredo Bryce Echenique est¨¢n en extinci¨®n. FERNANDO IWASAKI
VENEZUELA: Bromas para sobrevivir
En Venezuela una broma puede ser un asunto muy serio. Mucho m¨¢s que chanza, la broma es cualquier ¡°vaina¡±. Lo es todo. Esto es, todo lo que no se quiere nombrar. Una situaci¨®n cotidiana, hoy m¨¢s dram¨¢tica que ayer, una alegr¨ªa o una decepci¨®n. Incluso cuando no hay muchos motivos para re¨ªr, la risa contin¨²a en la lengua como posibilidad. En el pa¨ªs donde alguien arrecho est¨¢ enfadado y algo arrecho es sensacional, las paradojas ayudan a entender lo que pasa. Y en una vida impregnada de pol¨ªtica, el humor, deliberado o inconsciente, sutil o soez, es un mecanismo para sentirse un poco m¨¢s libres. Las groser¨ªas y los insultos son parte de esta trinchera. Y no hay discurso del l¨ªder chavista que no tenga un reflejo inmediato en decenas, cientos de parodias o burlas en las redes sociales. Es, cada d¨ªa m¨¢s, un desahogo colectivo, una manera de sobrellevar las penurias que golpean a millones de venezolanos o de sortear la censura. FRANCESCO MANETTO
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