El anti-Ortega
Ferlosio detestaba a Ortega y Gasset, y sobre ese desagrado profundo escribi¨® p¨¢ginas descacharrantes
Rafael S¨¢nchez Ferlosio fue uno de los mayores escritores espa?oles de su generaci¨®n, una generaci¨®n de grandes escritores. No se sent¨ªa novelista, pero su libro todav¨ªa m¨¢s conocido hoy es El Jarama (1956), al que muchos consideran con raz¨®n la cima de la llamada novela social, un tipo de novela realista, m¨¢s o menos antifranquista y en general bastante pedestre; al propio Ferlosio le gustaba poco El Jarama, a la que prefer¨ªa, tambi¨¦n con raz¨®n, su primera novela, Alfanhu¨ª (1951).
En alguna parte se defini¨® a s¨ª mismo como ¡°un tertuliano enloquecido¡±; se trata de una forma humilde ¡ªFerlosio fue un hombre humilde, pero un escritor soberbio, en los dos sentidos de la palabra¡ª de llamarse ensayista, que es lo que ante todo fue. De hecho, si tuviera que definirlo de una sola vez, yo dir¨ªa que, en el contexto de la cultura espa?ola, fue el anti-Ortega. Como se sabe, Ferlosio detestaba a Ortega y Gasset, y sobre ese desagrado profundo escribi¨® p¨¢ginas descacharrantes; pero, igual que otros escritores de su generaci¨®n, algunos muy pr¨®ximos a ¨¦l (como Juan Benet o Luis Mart¨ªn-Santos), lo detestaba tanto porque lo hab¨ªa le¨ªdo a fondo, y quiz¨¢ porque le deb¨ªa m¨¢s de lo que le hubiera gustado admitir.
Ferlosio y Ortega son pensadores aparatosamente distintos, pero tambi¨¦n secretamente an¨¢logos, incluso en aspectos solo en apariencia superficiales: igual que, seg¨²n observ¨® Juan Ferrat¨¦, el problema de Ortega fueron los orteguianos, el problema de Ferlosio son los ferlosianos, algunos de los cuales han intentado convertirlo en una especie de gur¨², desvirtuando a menudo su obra. Es verdad que la prosa de Ferlosio exige una lectura atenta, lo que es una bendici¨®n, y que su sintaxis a veces se enreda demasiado, lo que resulta un poco fastidioso; pero no es menos verdad que Ferlosio es un escritor de una gran cordialidad, y que su sentido del humor ¡ªdel que para mi gusto se habla demasiado poco¡ª casi no tiene parang¨®n: por favor, lean El escudo de Jot¨¢n, un relato digno de Kafka ¡ªincluido en Vendr¨¢n m¨¢s a?os malos y nos har¨¢n m¨¢s ciegos (1993)¡ª que contiene una reflexi¨®n insuperable sobre el poder de la risa. En este sentido, como en otros, Ferlosio est¨¢ mucho m¨¢s cerca de Unamuno que de Ortega, quien a su modo fue un anti-Unamuno. Unamuno, Ortega y Ferlosio: esa es la l¨ªnea m¨¢s fuerte del pensamiento espa?ol del siglo XX, tal vez la ¨²nica indispensable.
Adem¨¢s de un escritor, Ferlosio fue un personaje, en sus ¨²ltimos a?os casi una leyenda, lo que perjudic¨® su obra, porque toda leyenda es hija de un malentendido. Yo solo estuve largamente con ¨¦l en una ocasi¨®n, y me impresion¨® tanto que, con los a?os, de ese encuentro surgieron dos novelas. En una de ellas le describo como un hombre destartalado en cuyo f¨ªsico se mezclaban ¡°el aire de un arist¨®crata castellano avergonzado de serlo y el de un viejo guerrero oriental¡±. Dejando de lado El Jarama, su obra, me temo, se lee poco, y mucho menos fuera de nuestro pa¨ªs, incluida Latinoam¨¦rica; yo fracas¨¦ casi siempre en mis intentos de promoverla en otras lenguas, pero me enorgullece recordar que form¨¦ parte del jurado que, en el a?o 2004, le concedi¨® el Premio Cervantes. Al fin y al cabo, quiz¨¢ no fue uno de los grandes escritores espa?oles de su generaci¨®n, sino uno de los grandes escritores espa?oles a secas.
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