?Por qu¨¦ son desgraciadas las mujeres sabias?
Fern¨¢n Caballero fue en realidad una mujer disfrazada bajo un pseud¨®nimo
Algunos autores deben lamentar hoy no ser autoras para recibir algo m¨¢s de atenci¨®n en tiempos en que las editoriales buscan eminentemente voces de mujer ante el tsunami feminista. Pero a lo largo de la historia fue al contrario: muchas mujeres se vieron obligadas a adoptar pseud¨®nimos masculinos para lograr publicar y abrirse paso en el mundo editorial. Fue el caso de Cecilia B?hl de Faber y Ruiz de Larrea (1796-1877), que eligi¨® el nombre de Fern¨¢n Caballero y con ¨¦l consigui¨® convertirse en ¡°el autor espa?ol¡± m¨¢s traducido y le¨ªdo en Europa. El cr¨ªtico Jos¨¦ Fern¨¢ndez Montesinos le atribuye el inicio de la novela espa?ola contempor¨¢nea.
'Mujeres en la historia'
La biograf¨ªa ¡®Fern¨¢n Caballero¡¯ llega ma?ana a los quioscos (9,95 euros). Es la tercera entrega de la colecci¨®n de EL PA?S ¡®Mujeres en la historia¡¯, que est¨¢ tambi¨¦n disponible en
. Recoge la vida de una treintena de mujeres que marcaron un hito.
Y no fue precisamente gracias a su padre el impulso que adquiri¨® esta espa?ola hija de alem¨¢n y gaditana con una relaci¨®n complicada que qued¨® plasmada en cartas que volaban como balas entre Alemania y Espa?a cuando se separaron. ?l explicaba as¨ª las causas: ¡°Las vejaciones que la suerte me impone por las rarezas de mi mujer. Si mi mujer ha tenido la inconcebible locura de imaginarse que tal cual es ahora es necesaria para mi felicidad, est¨¢ atrozmente enga?ada. Si no quiere ser otra, ha hecho muy bien en marcharse; cuando ella cambie, cuando se convierta en humilde, d¨®cil, obediente, complaciente y econ¨®mica, ser¨¢ recibida por m¨ª con los brazos abiertos¡±. Lo escribi¨® en 1805, seg¨²n recoge la biograf¨ªa escrita por Milagros Fern¨¢ndez Poza para la colecci¨®n Mujeres en la Historia.
Esa madre que no quiso ser otra, ni d¨®cil, ni obediente, ni econ¨®mica, por el contrario intent¨® inculcar en sus hijos e hijas sin distinci¨®n el amor a la literatura. Sobre ello discreparon exmarido y exmujer en un di¨¢logo de sordos que las cartas han reflejado como testimonio del machismo estructurado que intentaba doblegar entonces a la mujer:¡°La esfera intelectual no se ha hecho para las mujeres¡±, escrib¨ªa el padre a su exmujer. ¡°Dios ha querido que el amor y el sentimiento sean su elemento. ?Por qu¨¦ son desgraciadas todas las mujeres sabias? ?Por qu¨¦ se las detesta? ?Por qu¨¦ se las ridiculiza, por lo menos? No he encontrado todav¨ªa una mujer a quien la m¨¢s peque?a superioridad intelectual no produzca alguna deficiencia moral. El d¨ªa que quemes tus ¡®Derechos de la mujer¡¯ ser¨¢ para m¨ª un gran d¨ªa¡±.
En carta con fecha de 14 de septiembre de 1806, ella le responde: ¡°Quit¨¢ndoles a las mujeres la facultad de juzgar por s¨ª, de formarse sus principios y car¨¢cter, se las hace esclavas de sus pasiones, y cuando las quieran subordinar a la raz¨®n del hombre ¨Ccomo si la raz¨®n y el alma tuviesen sexo¨C, y si aquel hombre destinado a guiarlas no tiene raz¨®n¡ ?qu¨¦ har¨¢n las pobres entonces?¡±.
Su madre no quiso ser otra, como le ped¨ªa su padre. Cecilia no fue otra sino otro, al menos de nombre. Un eficaz disfraz en forma de pseud¨®nimo que adopt¨® para llevar adelante su carrera. Todo ha cambiado y los estantes hoy est¨¢n llenos de autoras pero, por fortuna, ning¨²n hombre necesita pseud¨®nimo de mujer.
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