Las ¡®Pinturas negras¡¯ de Goya, en 3-D y m¨¢s pol¨ªticas que nunca
Un experto levanta el plano volum¨¦trico de la Quinta del Sordo, donde el artista cre¨® la serie, y propone una interpretaci¨®n alternativa del conjunto con m¨¢s peso ideol¨®gico
"El misterio de las Pinturas negras nunca se agotar¨¢¡±, dice el historiador del arte Carlos Foradada (Huesca, 59 a?os). Sus nuevos descubrimientos sobre las obras m¨¢s herm¨¦ticas de Francisco de Goya (y sin las que parece imposible comprender mucho del arte del siglo XX) no son un punto final al enigma del que se cumplen ahora dos siglos. Aventura las medidas exactas de la Quinta del Sordo, su ordenaci¨®n planim¨¦trica, la ubicaci¨®n exacta de los ¨®leos que decoraron 14 de sus paredes y algo m¨¢s: ¡°Las dimensiones concretas de la casa afectan a la interpretaci¨®n ideol¨®gica del conjunto. Es una obra pol¨ªtica pura y dura¡±.
Esta nueva interpretaci¨®n de la producci¨®n que el pintor llev¨® a las paredes del comedor y el sal¨®n de su residencia, a las orillas del r¨ªo Manzanares, rompe con la versi¨®n tradicional defendida por Valeriano Bozal, que las define como la obra melanc¨®lica de un viejo artista que ve el tiempo pasar y la muerte acercarse. ¡°En realidad, es un relato pol¨ªtico sobre la tensi¨®n entre la monarqu¨ªa absolutista y los liberales reformistas, que apoyan la Constituci¨®n¡±, explica Foradada. Es uno de los grandes expertos en las Pinturas negras y plasmar¨¢ 12 a?os de investigaciones sobre la quinta en Goya recuperado en las ¡®Pinturas negras¡¯ y ¡®El coloso¡¯ (Trea), cuya publicaci¨®n est¨¢ prevista para finales de mes.
El profesor de la Universidad de Zaragoza entiende que Goya pinta el choque entre lo viejo y lo nuevo, el Antiguo R¨¦gimen (la vejez) y el empuje liberal
Las intenciones del programa nunca han tenido consenso cient¨ªfico. Las interpretaciones son m¨²ltiples y todas encallan en la misma figura: el Saturno de la planta baja. Con el hallazgo de las medidas exactas de la casa de campo de Goya, Foradada establece una nueva ubicaci¨®n de esta imagen, que da coherencia a la propuesta del enfrentamiento de escenas pol¨ªticas opuestas. Saturno (devorando a un hijo) se encara con Leocadia. El primero es una representaci¨®n del Antiguo R¨¦gimen que devora a una mujer desnuda, que es alegor¨ªa de la Constituci¨®n y la verdad. Esa mujer es Leocadia.
Al otro lado de la sala baja, Goya coloc¨®, seg¨²n la hip¨®tesis de Foradada, los cuadros Judith y Holofernes (plasmaci¨®n del mito seg¨²n el cual aquella seduce y decapita a este para defender a su pueblo) y Dos viejos, en el que se reproduce el chismorreo decr¨¦pito de dos ancianos. Esa yuxtaposici¨®n escenificar¨ªa, seg¨²n el profesor de la Universidad de Zaragoza, el choque entre lo viejo y lo nuevo, el Antiguo R¨¦gimen (la vejez) y el empuje liberal. ¡°Pero Goya no representa la degollaci¨®n de Holofernes, evita el momento sangriento y demuestra con ello que es un liberal reformista y no un liberal exaltado. Es un acto de amenaza, porque no est¨¢ a favor de la revoluci¨®n, no quiere matar al rey, sino una monarqu¨ªa constitucional¡±, asegura Foradada. La romer¨ªa de San Isidro y El aquelarre completar¨ªan el programa aportando contexto social.
El hecho de que Goya prescindiera de las notas que permitieran conectar escenas con acontecimientos concretos deja abierta la puerta a las interpretaciones. El historiador aclara que en aquellos a?os, tras el Trienio Liberal, la Inquisici¨®n volvi¨® a Espa?a y persigui¨® a Goya, que estuvo escondido tres meses, en 1823, para escapar del tribunal eclesi¨¢stico. ¡°Las leyendas de las perturbaciones las inici¨® y foment¨® el propio Goya para librarse de la Inquisici¨®n. Dec¨ªa y escrib¨ªa que estaba loco, que esas pinturas en los muros no eran m¨¢s que enso?aciones. Peligraba su vida y no pod¨ªa ser expl¨ªcito si quer¨ªa librarse de la Inquisici¨®n¡±, cuenta el historiador que descubri¨® hace siete a?os el aspecto original de las obras gracias a las fotograf¨ªas que hizo Jean Laurent en 1874.
Foradada, disc¨ªpulo del hispanista ingl¨¦s Nigel Glendinning (1929-2013), dice que siempre se ha le¨ªdo este espacio ¨ªntimo como un lugar al margen del discurso ideol¨®gico. Ahora, a la luz de sus datos, reivindica unas obras ¨ªntimas, s¨ª, pero tambi¨¦n pol¨ªticas, creadas por un pintor combativo cuyos tormentos son los propios de un testigo de la barbarie (la guerra de la Independencia) y no un producto de sus fantasmas y pesadillas. Lo estaba haciendo, tambi¨¦n en la intimidad, con la obra gr¨¢fica de los Disparates y Desastres, fruto de esa misma sensibilidad rebelde.
Se hab¨ªan hecho muchos intentos de recreaci¨®n del espacio para situar las obras en su disposici¨®n, pero gracias a los programas de dise?o arquitect¨®nico y de imagen virtual que ha empleado el historiador se descifra una pieza esencial del puzle. La base del hallazgo est¨¢ en la maqueta de m¨¢s de cinco metros creada por Le¨®n Gil de Palacio. Este ingeniero militar levant¨®, entre 1828 y 1830, un Madrid en miniatura, que se conserva en el Museo de Historia de la ciudad, y ah¨ª, en uno de los laterales de la maqueta, pegada al r¨ªo, aparece un edificio con jard¨ªn en medio de la nada. Aquella peque?a ¡°mancha¡± era la recreaci¨®n de la casa donde se ejecutaron las Pinturas negras. Foradada aprovech¨® ese nuevo testimonio ¡ªdescubierto por Carlos Teixidor y Miguel Herv¨¢s¡ª para levantar la planimetr¨ªa de la casa. El edificio desapareci¨® en 1909, tres d¨¦cadas despu¨¦s de que fueran arrancadas de sus muros originales las pinturas y donadas al Museo del Prado (todas menos una, en paradero desconocido). El nuevo dise?o muestra en la planta baja una ventana en la pared izquierda, seg¨²n se entraba, y dos puertas en ambos extremos de la pared derecha del comedor. Conten¨ªa seis paredes ¨²tiles para trabajar. En la sala del primer piso los muros laterales estaban divididos por una ventana en el centro de ambos. Esta parte contaba con ocho paredes, pero una de las pinturas est¨¢ en paradero desconocido.
A pesar de las estrecheces, Goya recib¨ªa en una mesa de caoba para 20 comensales, con sillas de banana de piel y suelo cubierto con tarima de madera (para aislar del fr¨ªo). La altura aproximada era de 3,5 metros. Adem¨¢s de localizar las caballerizas, el jard¨ªn, la cocina y trazar los planos de la casa, el historiador ha concluido que el pintor hizo una reforma e incluy¨® un tramo de escaleras en un lateral, que afectan a la visi¨®n de conjunto de las ¨²ltimas pinturas que hace en Espa?a antes de huir a Burdeos.
La ¨²ltima obra antes del exilio
La quinta era modesta y se situaba a media hora del Palacio Real, al otro lado del puente de Segovia. Ten¨ªa un jard¨ªn y dos pisos. A pesar de las estrecheces, Goya recib¨ªa en una mesa de caoba para 20 comensales, con sillas de banana de piel y suelo cubierto con tarima de madera (para aislar del fr¨ªo). La altura aproximada era de 3,5 metros. El sal¨®n, en la planta baja, med¨ªa 10,23 metros de largo y 5 de ancho. En la planta superior, la estancia decorada med¨ªa 8,5 metros de longitud.
Adem¨¢s de localizar las caballerizas, el jard¨ªn, la cocina y trazar los planos de la casa, el historiador ha concluido que el pintor hizo una reforma e incluy¨® un tramo de escaleras en un lateral, que afectan a la visi¨®n de conjunto de las ¨²ltimas pinturas que hace en Espa?a antes de huir a Burdeos.
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