?Ay, indecisos!
Veo los debates electorales despu¨¦s de revisar 'Julio C¨¦sar', donde Marco Antonio desmonta la arenga de Bruto con un soberbio ejercicio de manipulaci¨®n de la gente
Cuando quiero enterarme del funcionamiento de la pol¨ªtica y el poder discursivo de sus l¨ªderes, veo sin tregua y con permanente embeleso la pel¨ªcula Julio C¨¦sar. El texto original le pertenece a un tal Shakespeare y lo adapt¨® al cine otro tal Mankiewicz, uno de los hombres m¨¢s inteligentes que ha dado el cine. La interpretan en estado de gracia los colosales James Mason, Marlon Brando y John Gielgud. Bruto, en un discurso vibrante, ha justificado su tiranicidio, C¨¦sar era su padre adoptivo, pero tambien un dictador. Por ello le mat¨®. La plebe le aclama. A continuaci¨®n, Marco Antonio desmonta su arenga con un soberbio ejercicio de manipulaci¨®n de la gente. Cuando le asegura al publico que C¨¦sar les hizo sus herederos y que tocan a no se cuantos denarios cada uno, todos odian a ese Bruto que antes les ha enfervorizado. Tiene que salir echando hostias de Roma. Poco despues le matar¨¢n.
Veo el primer debate electoral entre los que ofrecen sus propuestas para lograr el bien comun. Es muy fatigoso. Tambien previsible. No todo. Es graciosa la renovada imagen de Iglesias en plan Francisco de Asis y amarrado al sagrado librito de la Constitucion. Y es grotesca la petici¨®n de Rivera, rob¨¢ndole los derechos de autor al sublime Paul Simon, al exigir l¨ªricamente que escuchemos el sonido del silencio.
El segundo debate lo observo desganadamente a ratos, mientras que intento cazar a una mosca. Casado sigue sonriendo (?por qu¨¦ se rie siempre ese atildado se?or?), Iglesias pide modales y buena educaci¨®n a sus contrincantes, S¨¢nchez a su eterno rollo y Rivera parece haber tomado un exceso de vitaminas. ?Y la multitud de indecisos?. Si son listos, lo van a tener crudo.
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