La primera lesbiana libre de Inglaterra

He disfrutado horrores con el primer cap¨ªtulo de Gentleman Jack (HBO), que narra la vida de Anne Lister, bas¨¢ndose en sus fascinantes diarios, que escribi¨® en clave y donde volc¨® toda su intimidad, la de una mujer lesbiana consciente de su sexualidad, que viv¨ªa sin la menor verg¨¹enza ni culpa en la muy opresiva sociedad inglesa de comienzos del siglo XIX. Suranne Jones (que ya encarn¨® a otro personaje femenino l¨ªmite, la maravillosa Doctora Foster) est¨¢ soberbia y el resto de los actores saben lo que tiene que hacer porque, diablos, son brit¨¢nicos, y si algo hace bien un brit¨¢nico es vestirse de ¨¦poca y recrear el siglo XIX. No hay quien les gane en eso.

Como la historia nos importa en la medida en que interpela al presente, la serie se ha vendido como la historia de Anne Lister, la primera lesbiana moderna o la primera mujer que se atrevi¨® a desafiar el puritanismo. Y es cierto que ya solo por eso Anne Lister se revela como un personaje fascinante del que no se explica por qu¨¦ no se hab¨ªan hecho diez pel¨ªculas, pero en realidad era una mujer mucho m¨¢s de su tiempo de lo que parece. La sociedad decimon¨®nica brit¨¢nica se percibe como el colmo de la asfixia moral, pero tambi¨¦n dio al mundo algunas de las mujeres m¨¢s libres que conoci¨® el siglo XIX: las hermanas Bront?, Mary Shelley, Mary Woolstonecraft (madre de la anterior), Florence Nightingale, etc¨¦tera.

No quiere decir esto que aquellos a?os fueran un para¨ªso feminista (todo lo contrario, de hecho), pero algo hab¨ªa en el car¨¢cter ingl¨¦s que facilitaba la eclosi¨®n de mujeres con talento, independientes y anticonvencionales. Entre el esc¨¢ndalo, la censura y la violencia institucional generalizada, no faltaban admiradores de su coraje, y esa es una de las paradojas menos narradas de la cultura brit¨¢nica.