¡®Supervivientes¡¯: ?Aguantar¨¢ la diva Pantoja rodeada de tah¨²res del reality?
Arranca la nueva edici¨®n con la atracci¨®n de dos estrellas: Jorge Javier recuperado en el plat¨® y la tonadillera como becaria del g¨¦nero rey de Telecinco
Pasadas las diez de la noche, entr¨® en el plat¨® el primer superviviente. A tiempo, con el alta m¨¦dica en la cara, su tinte platino chill¨®n y sus zapatillas deportivas de tropecientos euros. As¨ª irrumpi¨®?Jorge Javier V¨¢zquez en el nuevo escenario de Supervivientes, m¨¢s a tono en la decoraci¨®n con George de la jungla que Piratas del Caribe, con unos inquietantes acuarios en las gradas.
Apareci¨® con sus maneras de divo y un toque zen. El aplauso no cesaba y el presentador no se molest¨® en dar demasiadas explicaciones acerca de lo suyo, tras el jamacuco que le llev¨® por estr¨¦s al hospital en marzo pasado. Pero el desarrollo de esta nueva edici¨®n del programa estrella de Telecinco en primavera dej¨® patente a lo largo de toda la emisi¨®n ¨Csalvo en algunas pullas- que regresaba con tono m¨¢s estoico y el colmillo menos afilado.
Jorge Javier es claramente el fact¨®tum. Puede modular su mala baba como le d¨¦ la gana y tiempo habr¨¢ de que la suelte en forma. Pero en esta edici¨®n, sobre todo, brilla una estrella: Isabel Pantoja. Sobre ella pesa demasiada expectaci¨®n y eso le afecta. Pese a que, seg¨²n el presentador, ella misma le confes¨® hacia 2011 que le encantar¨ªa concursar y sus hijos sean veteranos ante las c¨¢maras, no queda demasiado claro en este primer cap¨ªtulo si sabe d¨®nde se ha metido. ¡°Me gusta vivir esta paz, sentirme tranquila¡±, soltaba en una de sus primeras intervenciones. Lo dec¨ªa muy desubicada, sin hallar en traje de ba?o su pisa fuerte ideal.
Claro que ten¨ªa al lado a Chelo Garc¨ªa Cort¨¦s¡ Con una cuenta pendiente. De comer todos los d¨ªas en su casa durante a?os, pasaron a retirarse el saludo. He ah¨ª el primer punto de tensi¨®n. O distensi¨®n, porque parecer¨ªa que andan dispuestas a hacer las paces. Todo se andar¨¢. Se saludaron con un beso, un qu¨¦ tal y soltaron su lagrimita por la emoci¨®n del encuentro, digamos, casualmente preparado. Solo se desat¨® la cantante antes de lanzarse al agua al ritmo de La valquiria wagneriana y llorando muy bien con el saludo a sus hijos Kiko e Isa, reconciliados de sus diferencias en Madrid para apoyar desde la distancia a mam¨¢.
En el cruce con Garc¨ªa Cort¨¦s surgieron las primeras dudas. ?Es Pantoja, con su leyenda a cuestas, carne de ca?¨®n de reality? ?Semejante reina de la copla aguantar¨¢ las vulgaridades y los histerismos de una corte de it girls como Violeta Mangri?¨¢n y sus me la pela, Mahi Masegosa y sus modelos choni con toque manga o una m¨¢s bien desconocida curvi model como Lidia Santos? ?Quiz¨¢s surja cierto yuyu de suegra puesta de u?as por el atropellado romance que tuvo su hija Isa con Omar Montes, tambi¨¦n concursante? No parece¡ Mucho menos despu¨¦s de que el colega reguetonero se definiera como un cruce entre Pikachu y Julio Iglesias. ?Qu¨¦ es eso ante una de las mayores herederas del ba¨²l de la Piquer?
Los cerebros del programa con esos contrapuntos han enfrentado dos Espa?as: la del tradicional papel cuch¨¦, la que radiograf¨ªa a su fauna del siglo XX entre sus acicales en peluquer¨ªas y esperas en el dentista y la que medra por el humo del siglo XXI con las herramientas de internet. De lo anal¨®gico a lo digital, el combate por la supervivencia y los instintos animales quedan a prueba en las playas del caribe.
De todas formas, en su campo, a Pantoja solo la pueden tratar de t¨² a t¨² las Az¨²car Moreno, que de sex symbols de Manolito Gafotas han pasado a abuelas rollizas con signos de mareo al montarse y saltar del helic¨®ptero: ?Madre m¨ªa lo que cost¨® que To?i se arrojara al agua! Iba amarilla y los no pasa nada de su hermana no evitaban la par¨¢lisis. Al final, las amenazas surtieron efecto: ¡°Si no se tira, no puede concursar¡±, solt¨® Jorge Javier.
Tampoco los maromazos aportan apenas nada. Ni Albert ?lvarez, campe¨®n de salto con p¨¦rtiga, ni Fabio Collorichio, argentino pero importado de Italia al mercado de cachas tatuados espa?ol que ya va tirando tejos desde el minuto uno. Promete, eso s¨ª, Oto Vans pese a haber cometido, seg¨²n ¨¦l, alta traici¨®n. De influencer -no sabemos muy bien en qu¨¦ campo m¨¢s all¨¢ de la pedorrez- con 300.000 seguidores en Instagram y YouTuber locaza, a Oto le traen al pairo las reacciones que ha generado por coquetear con el lado oscuro de la televisi¨®n: ¡°Muchos creen que me he vendido por haberme pasado de las redes sociales a otro medio¡±.
En el apartado machos alfa y playboys tenemos a un Carlos Lozano en modo Rambo, que se encontr¨® en la isla con su ex, M¨®nica Hoyos. Tambi¨¦n a Colate Vallejo-N¨¢jera. Su divorcio de Paulina Rubio le ha dejado con lo puesto y necesita sacarse un dinerillo. Poco m¨¢s: una Hoyos pasad¨ªsima de vueltas y una Loly ?lvarez que no ha recuperado la fama desde que se empotr¨® con un coche contra la Cibeles en 2001 sin que a Dios gracias le pasara apenas nada.
El foco queda pues demasiado centrado en Pantoja. Donde s¨ª se sinti¨® fuerte es al cantar y al ser consolada, sobre todo, en brazos de Lozano, por la nostalgia de la prole. ¡°As¨ª es ella¡±, coment¨® Kiko desde el plat¨®. Y se puso a imitarla delante de toda Espa?a.
Supervivientes consigui¨® el mejor estreno de su historia con 4.164.000 espectadores y una cuota de pantalla del 36,5%.
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