Mendoza Club Band
La primera novela de Alba Carballal suena al creador de Gurb. El problema es que suena al de hace 40 a?os y, pese a la solvencia narrativa, no pasa del mimetismo
Un ladr¨®n genial como Godard dijo aquello que no importa de d¨®nde saques esto o aquello sino lo que importa es donde lo coloques luego. En esos t¨¦rminos¡ ?tiene sentido sacar algo para colocarlo en un sitio id¨¦ntico? Para Alba Carballal (Lugo,1992) y los lectores y cr¨ªticos que han disfrutado de Tres maneras de inducir un coma, s¨ª. Carballal pretende y consigue sonar como un original de hace 40 a?os, un Mendoza de 1982. No solo en el estilo sino tambi¨¦n en la comicidad. Porque esta novela no va de robos, apropiaciones, puestas a punto o regurgitaciones sino de, lisa y llanamente, de Banda Tributo, Mendoza Club Band.
Para que no haya dudas al respecto, en este libro hay una cita laudatoria del propio Eduardo Mendoza. Uno de los protagonistas se llama Eduardo Mendoza e incluso, en alg¨²n momento, est¨¢ leyendo Sin noticias de Gurb. El tono, el ritmo narrativo, el argumento enrevesado, las perplejidades que acechan al protagonista ¡ªp¨ªcaro detective esta vez, con nombre: Fede¡ª, los di¨¢logos interiores, todo es partitura, modos y manieras Mendoza, fiesta de disfraces, fest¨ªn Mendoza. Como si fuera la m¨ªtica tercera novela de la que se dec¨ªa que Eduardo Mendoza (el verdadero) hab¨ªa destruido despu¨¦s de El misterio de la cripta embrujada y El laberinto de las aceitunas en una especie de rebeli¨®n a su propio ciclostil. Luego, Mendoza se marc¨® su Everest con La ciudad de los prodigios y hasta un casi involuntario gol de final de Champions con Gurb. Es f¨¢cil admirar a Eduardo Mendoza pero no tanto escribir como ¨¦l, ni tan siquiera como aquel Mendoza, escribir aquel libro de los primeros ochenta ¡ªy quiz¨¢s por eso, sus protagonistas en esta novela-tributo salpican en pleno siglo XXI, sus di¨¢logos con ¡°macho¡±, ¡°t¨ªo¡±, ¡°gach¨ª¡±, ¡°qu¨¦ buena que est¨¢s¡±, ¡°mo?as¡±, una decisi¨®n que tampoco se entiende ya que estas expresiones son producto de su ¨¦poca y no cosas de Mendoza¡ª.
En Tres maneras de inducir un coma se consigue la Banda Tributo, pero como lector uno anda pregunt¨¢ndose para qu¨¦ todo este sonar a Mendoza. Una cuesti¨®n que se plantea desde el momento en que empiezas a pensar que quiz¨¢ el problema no sea tampoco ¨¦se ¡ªel estilo, la situaci¨®n, los personajes Mendoza¡ª, sino que la comicidad exhibida es de un Mendoza de hace 40 a?os, un Mendoza que le¨ªdo como libro nuevo tampoco nos har¨ªa gracia. Por eso ni Mendoza escribe as¨ª su humor en la actualidad. Tampoco ayuda que el libro tenga en todo momento constancia de ser un libro c¨®mico como alguien que te explique el chiste m¨¢s divertido del mundo repiti¨¦ndote a cada frase que te vas a morir de la risa (Kiko Amat dixit). El humor libresco a veces se dispara entre la seriedad o la dignidad rid¨ªcula con que afrontan los personajes su forma de ser y de mirar libresca o los avatares de la trama y el c¨®mo nos lo escriben y leemos.
En lo dem¨¢s, Carballal estructura y escribe t¨¦cnicamente bien su historia, una aventura obviamente disparatada, en el que a un Don Nadie se le encarga algo menos sencillo de lo que parece y que ¨¦l convierte en un l¨ªo descomunal. Dibuja con buen trazo los personajes que dialogan entre s¨ª y, en cierta manera, con el lector que tiene la visi¨®n privilegiada del creador de la historia. Autora con mecanismos literarios, gusto y criterio de l¨ªnea clara en un Madrid apetecible ¡ªde lo mejor de la lectura¡ª, inventado pero reconocible.
Tres maneras de inducir un coma. Alba Carballal. Seix Barral, 2019. 286 p¨¢ginas. 18 euros.
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