La leyenda negra espa?ola que ha difundido Hollywood
El Ministerio de Defensa premia un libro que analiza c¨®mo el cine y las series anglosajonas ridiculizan la historia de Espa?a
Al llegar a lo alto de la colina, Theodore Roosevelt?¡ªMedalla de Honor del Congreso de Estados Unidos y futuro presidente norteamericano¡ª ¡°dispar¨® a los espa?oles que se retiraban, viendo caer a uno y, aunque no estaba seguro de si lo hab¨ªa matado, se jact¨®: ¡®Yo mat¨¦ con mi propia mano a un espa?ol como a una liebre". Atr¨¢s quedaba el hecho que 700 espa?oles hab¨ªan resistido el ataque norteamericano de unos 15.000 hombres en la colina de San Juan (Cuba) durante 11 horas y que carec¨ªan de las temibles ametralladoras Maxim. Roosevelt lleg¨®, adem¨¢s, cuando los Buffalo Soldiers ¡ªmilitares afroamericanos¡ª hab¨ªan ganado el altozano y no quedaban sino cuerpos ametrallados. Sin embargo, en la miniserie estadounidense Rough Riders (1997) o la producci¨®n de Hollywood Noche en el museo (Shawn Levy, 2006), Roosevelt es descrito como un h¨¦roe que libera a pueblos oprimidos y que se merece una distinci¨®n. Estas y otras historias sobre la leyenda negra se relatan en La imagen de la presencia de Espa?a en Am¨¦rica (1492-1898) en el cine brit¨¢nico y estadounidense, obra premiada por el Ministerio de Defensa que dirige Margarita Robles.
El capit¨¢n e historiador Esteban Vicente Boisseau relata en su obra c¨®mo la leyenda negra ha sido traspuesta al cine anglosaj¨®n y, por motivos geopol¨ªticos, incorpora estereotipos contra Espa?a. ¡°Sin duda, la poblaci¨®n afroamericana considerar¨ªa inadmisible que en los parques Disney hubiese una atracci¨®n, ambientada al son de una alegre m¨²sica, que mostrase africanos capturados por piratas¡±.? ¡°El mensaje transmitido en Piratas del Caribe es que robar, torturar y matar a espa?oles, vender, comprar y abusar de mujeres hispanas y saquear no solo est¨¢ justificado, sino que es un acontecimiento alegre, una aut¨¦ntica diversi¨®n¡±, dice Boisseau.
En la pel¨ªcula 1492: la conquista del para¨ªso (Ridley Scott, 1992) se muestra una Castilla sombr¨ªa que no cesa de ejecutar herejes. Dado que la Inquisici¨®n espa?ola mat¨® a unas 3.000 personas en tres siglos, seg¨²n afirma Boisseau en su obra, ser¨ªa de esperar que, puesto que Enrique VIII asesin¨® a m¨¢s de 50.000 cat¨®licos, en las pel¨ªculas sobre su reinado se mostrasen continuas ejecuciones. Pero no.
A?os despu¨¦s, Felipe II decidi¨® invadir Inglaterra por el continuo ataque de los corsarios, la ejecuci¨®n de Mar¨ªa Estuardo y las persecuciones contra los cat¨®licos ingleses. Organiz¨® una gran armada que en 1588, tras un encuentro con la flota inglesa, acab¨® zozobrando por una tormenta. La profesora Mar¨ªa Jos¨¦ Rodr¨ªguez Salgado desvel¨®, adem¨¢s, que "no se perdi¨® ning¨²n barco espa?ol como consecuencia del combate". En la pel¨ªcula brit¨¢nica Elizabeth: la Edad de Oro (Shekhar Kapur, 2007),?se muestra a Walter Raleigh dirigiendo un barco ingl¨¦s en llamas contra la flota espa?ola, provocando la gigantesca explosi¨®n de numerosas naos enemigas, aunque la realidad es que la armada se hundi¨® varios d¨ªas despu¨¦s por el temporal.???
Las pel¨ªculas de Hollywood potencian la imagen de la colonizaci¨®n anglosajona de Norteam¨¦rica sin reflejar su pasado espa?ol. Se muestra el paso de los espa?oles como un recuerdo que no dej¨® huella.?En Bailando con lobos (Kevin Costner, 1990), el protagonista, un teniente de la Uni¨®n, hace amistad con una tribu de sioux en la que un anciano ense?a el casco de un conquistador mientras dice que los que lo trajeron llegaron en la ¨¦poca del abuelo de su abuelo, y que con el tiempo los echaron, dando la impresi¨®n de que durante dos siglos no hubo una presencia espa?ola continuada en California, Florida, Nuevo M¨¦xico o Texas.
La gesta de Francisco Pizarro, que conquist¨® con menos de 170 hombres el imperio inca, es desvirtuada destacando que fue un traidor por matar a Atahualpa, como en el filme brit¨¢nico La caza real del sol (Irving Lerner, 1969).?Por el contrario, los ingleses y angloamericanos no profundizan sobre c¨®mo traicionaron, entre 1787 y 1871, 389 tratados firmados con los indios, practicando m¨¦todos de limpieza ¨¦tnica.
Los filmes no hacen justicia nunca al papel protector de los gobernantes espa?oles, que introdujeron mejoras en Am¨¦rica y pusieron fin a los sacrificios humanos y al canibalismo. Los monarcas Isabel I, Carlos I y Felipe II desarrollaron una red de hospitales y universidades que beneficiaron a todos, fueran espa?oles o nativos. El Gobierno de Estados Unidos no reconoci¨® la ciudadan¨ªa a todos los indios hasta 1924, cuatro siglos despu¨¦s.
Al poco tiempo de su llegada a Virginia en 1607, los colonos ingleses cometieron cr¨ªmenes contra los ind¨ªgenas. Si bien el capit¨¢n John Smith destac¨® por su crueldad, aparece como un personaje amable y bondadoso en?Pocahontas (1995). El profesor estadounidense Theodore Jojola, de origen indio, coment¨® que "el gobernador ingl¨¦s Ratcliffe es transformado [por Hollywood] en un conquistador espa?ol ¨¢vido de oro".
Estas im¨¢genes han sido utilizadas con una "finalidad pol¨ªtica" para justificar la lucha contra Espa?a por la hegemon¨ªa en el continente americano. Una vez que empezaron las hostilidades en Cuba, surgieron pel¨ªculas que justificaban su invasi¨®n. El poder de la tergiversaci¨®n de ficciones como Rough Riders ha tenido el peso suficiente para que, m¨¢s de un siglo despu¨¦s de esa guerra, "le fuese concedida al torpe coronel de voluntarios y luego presidente de Estados Unidos Theodore Roosevelt una Medalla de Honor del Congreso que los propios mandos militares estadounidenses de la ¨¦poca consideraron que no se merec¨ªa", explica Boisseau. Mat¨® por la espalda a un soldado que hu¨ªa y cuyo destacamento ten¨ªa 20 veces menos hombres que el atacante.
La primera pel¨ªcula b¨¦lica de la historia fue antiespa?ola
Dos amigos, los estadounidenses J. Stuart Blackton y Albert E. Smith, rodaron la que est¨¢ considerada la primera pel¨ªcula b¨¦lica de la historia en 1897. Se llamaba Tearing Down the Spanish Flag (Desgarrando la bandera espa?ola) y mostraba el arriado de la insignia nacional mientras se izaba la de EE UU sobre el castillo del Morro del puerto de La Habana.
Obtuvo un gran ¨¦xito, as¨ª como su secuela de 1899, Raising Old Glory Over Morro Castle (Elevando la vieja gloria sobre el castillo del Morro). La revista The Phonoscope hizo la cr¨ªtica: "La bandera espa?ola baja, y hacia arriba flota la de barras y las estrellas. Se derrumba el s¨ªmbolo de la tiran¨ªa y la opresi¨®n que ha gobernado en el Nuevo Mundo durante cuatrocientos a?os, y se alza la bandera de la libertad. En la distancia est¨¢n las torres y almenas del Morro, la ¨²ltima fortaleza de Espa?a en Am¨¦rica".
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