La sonrisa horizontal
Cuatro libros para re¨ªr esta primavera: un esperpento irland¨¦s, un compendio de Gila, una novela llena de hosca chanza n¨®rdica y un ensayo humanista-chistoso de rabiosa actualidad
Una vez, hace tiempo, contrat¨¦ a un joven chispas para realizar la instalaci¨®n el¨¦ctrica de mi piso nuevo. El chaval ten¨ªa aspecto de electricista; pon¨ªa rictus de electricista al empalmar cables; trajo a casa un cuadro el¨¦ctrico mayor que el del aeropuerto de Atlanta; incluso respond¨ªa al nombre de ¡°chispas¡± (¡°?qui¨¦n le trae una cervecita al chispas?¡±, me gritaba, desde la otra punta del piso). Y sin embargo, cuando, con la expectaci¨®n de un parto de trillizos, dimos la luz, tuvo lugar un cortocircuito a gran escala que chamusc¨® las persianas el¨¦ctricas y redujo el timbre a humeante charco de gremlin. ?El fulano aquel no era electricista, despu¨¦s de todo! ?Solo lo hac¨ªa ver! A¨²n hoy me desvelo en mitad de la noche con una pregunta aporreando en mi cerebro: ?Qu¨¦ era lo mejor que cre¨ªa aquel tipo que pod¨ªa suceder?
Y es que las cosas deber¨ªan hacer lo que dice la etiqueta. Las prendas que no encogen deber¨ªan mantener su tama?o, el dent¨ªfrico ¡°con blanqueador¡± deber¨ªa blanquear y los libros de humor deber¨ªan hacer re¨ªr. Es lo m¨ªnimo que les exigimos. Y sin embargo mi armario est¨¢ lleno de calcetines que, tras un solo lavado, le van peque?os a un Click de Famobil, mis dientes siguen siendo del color de una vieja cubitera de pl¨¢stico y topo a menudo con libros ¡°c¨®micos¡± que no contienen humor. ?Confiaba el autor en que no nos di¨¦semos cuenta? Porque, al leerlos, es dif¨ªcil no percibir que No-Hacen-Re¨ªr. Ni el viejo arqueado de ceja (de carcajadas ni hablamos).
Rubio Hancock extrae un humor certero y limpio de las reflexiones cotidianas y el an¨¢lisis cultural, pol¨ªtico y social
Tales frustraciones me empujan a listarles un pu?ado de novedades que s¨ª provocan la carcajada. ?Se acuerdan? Re¨ªr. Troncharse. Lo que hac¨ªamos antes de Radiohead. La serie de convulsiones, jadeos, grititos y en¨¦rgicos palmeos de muslo que realiz¨¢bamos al leer a Wodehouse, Tom Sharpe o la Biblia. Re¨ªrnos leyendo, para retorcerle las napias a la tristeza y ventosear en la cara de la derrota.
Maestro de Monty Python
El libro m¨¢s hilarante que he le¨ªdo este ¨²ltimo a?o. Vaya por delante que soy fan de Milligan: compr¨¦ su memoria de guerra Adolf Hitler: My Part In His Downfall cuando era joven, en el Reino Unido, y me part¨ª de risa. El actor-autor brit¨¢nico-irland¨¦s fue, junto a Peter Sellers, cocreador, escritor principal y pilar del c¨¦lebre programa de radio The Goon Show. The Goons fueron el cuarteto de humor m¨¢s celebrado de los cincuenta y sesenta brit¨¢nicos y se les considera influencia principal de unos tales Monty Python (aunque todo el pa¨ªs era fan: John Lennon rozaba lo grupie y David Bowie se santiguaba al escuchar su nombre).
Milligan firm¨® tres novelas, la mejor de las cuales es Puckoon, traducida aqu¨ª (con atinada desfachatez) como Mala pinta. El libro narra la inveros¨ªmil historia de un villorrio, Puckoon, al que en 1924 la Comisi¨®n de Fronteras divide entre Irlanda del Norte y la Rep¨²blica Irlandesa. Todo en esta novela es descuajaringante, empezando por Dan Milligan, el protagonista, ¡°un h¨¦roe con piernas de cobarde (¡), un h¨¦roe de cintura para arriba¡±; y siguiendo con los secundarios: Murphy, cuya cara era ¡°una fiel reproducci¨®n de las patatas de la variedad Rey Eduardo que cultivaba¡±; el cacique O¡¯Brien, casado pero ¡°soltero a partir de las seis de la tarde¡±; Thomas Raffer?ty, ¡°que med¨ªa medio metro cuadrado¡±; el polic¨ªa MacGillikudie, ¡°un uniforme de polic¨ªa regordete que llevaba enfundado el cuerpo del sargento MacGillikudie¡±; la funcionaria Eels, ¡°sexualmente frustrada y ligeramente bizca, circunstancias estas dos ¨²ltimas ¨ªntimamente relacionadas¡±; etc¨¦tera. La trama no es surrealista, sino absurda. Como todo artefacto de humor ingl¨¦s, tira de equ¨ªvocos, hip¨¦rbole y atenuaci¨®n humor¨ªstica (el ¨²til understatement) para conseguir una obra triunfante de principio a fin.
Un energ¨²meno en el bosque
El humor de Doppler es noruego. Aviso. Su autor define el humor nacional como ¡°basado en quitarle hierro a las cosas, discreto, m¨¢s oscuro y extra?o que el humor ingl¨¦s (¡), un humor tranquilo, parecido al finland¨¦s. L¨²gubre y melanc¨®lico¡±. Doppler es c¨®mico como la erecci¨®n de un ahorcado. Humorismo de cadalso; negruzco, borde, triste, terrible. La sinopsis suena a dram¨®n de Meryl Streep: tras ver morir a su padre y sufrir un accidente en bicicleta, Doppler decide abandonar a su mujer embarazada e hijo y largarse a vivir a los bosques. All¨ª mata a un alce para comer, pero descubre que tiene una cr¨ªa, que adopta y bautiza como Bongo. Hasta aqu¨ª, tufo de Liberad a Willy 3 con plagio a Thoreau. Pero Doppler no es as¨ª. Su protagonista es un energ¨²meno da?ado y antisocial: ¡°No veo nada que pudiera empujarme a volver. Aqu¨ª arriba no me expongo a tratar con otros seres humanos y ellos tampoco tienen que tratar conmigo. Los dem¨¢s est¨¢n a salvo de mi odio, y yo, de sus maneras aplicadas y sus estupideces. A m¨ª me parece un buen acuerdo¡±. Dop?pler odia a la humanidad, y algunos subproductos de esta (los Teletubbies, la saga f¨ªlmica de El se?or de los anillos, el teatro en general), con un vigor genocida que combina al Bender de Futurama con Basil Fawlty poscontusi¨®n. Al poco de mudarse a los bosques, se pone a construir un t¨®tem gigantesco, trata de jugar a cartas con el beb¨¦ alce (que no pilla las reglas) o traba amistad con el hijo de un soldado de la Wehrmacht. Erlend Loe nos brinda un severo replanteamiento de la idea de felicidad a base de humor hura?o, alienaci¨®n constructiva y una idea recurrente: el aburrimiento como camino subversivo hacia la gracia.
Chistoso sin risas enlatadas
El mundo est¨¢ dividido en gente graciosa, gente que no lo es (pero al menos pilla la gracia ajena) y gente que, al escuchar una broma, solo pone la cara que puso mi vecino cuando le solt¨¦ lo de mutilar parcialmente a mi hijo menor para acceder a la guarder¨ªa p¨²blica. El jazz¨ªsticamente llamado Jaime Rubio Hancock es de los primeros. Extrae un humor sobrio, certero, limpio (que no blanco) de las reflexiones cotidianas y el an¨¢lisis cultural, pol¨ªtico y social. Pertenece a esa hornada de hijos de Internet que tuitean cachondo sin descuidar lo hondo.?Est¨¢ bien pegar a un nazi? combina piezas filos¨®ficas que, hilvanadas en el d¨ªa de un contable anodino, le dan vueltas de tuerca a dilemas mundanos (ir en coche o en transporte p¨²blico), paridas solo en apariencia (?por qu¨¦ puedo comerme un cerdo pero no un perro?) o temas de calado abismal (relaci¨®n Catalu?a-Espa?a). El tono, pausado y docente, recuerda a Julio Camba o codorniceros como Azcona (sin la ?o?er¨ªa). Uno no siempre concurre con Rubio (como en lo de Catalu?a-Espa?a), pero el autor es agudo y chistoso, sin histerias ni risa enlatada.
Una risa grata y libre
Gila era un monstruo. No me refiero al lagarto mexicano del mismo nombre, sino al otro Gila; el no venenoso. Miguel Gila, genio del humor que iba lejos y se alineaba siempre con el d¨¦bil, es uno de nuestros prohombres m¨¢s monumentalizables. Este libro, apunta su curador, Jorge de Cascante, en el excelente pr¨®logo, ¡°no es sobre Gila ni de Miguel Gila. Es Miguel Gila¡±, y por consiguiente busca ser un resumen completo de su vida y obra, subrayando la labor literaria, menos conocida que sus bombazos caseteros o televisivos, descacharrantes mon¨®logos sobre la guerra y telefonazos a su suegra incluidos. Sin Gila y su chanza delirante, tan llena de humanidad y ternura, no solo no habr¨ªan existido Santiago Lorenzo o Pepe Rubianes, sino que este mundo ser¨ªa much¨ªsimo m¨¢s merdoso, y nuestros padres y abuelos hubiesen tenido que vivir sin los pocos momentos de risa grata y libre que les permitieron sus tiempos. El libro de Gila, no est¨¢ de m¨¢s subrayarlo de nuevo, hace re¨ªr much¨ªsimo.
Mala pinta. Spike Milligan. Traducci¨®n de Julia Osuna. Blackie Books, 2019. 184 p¨¢ginas. 18 euros.
Doppler. Erlend Loe. Traducci¨®n de ?yvind Fossan y Cristina G¨®mez-Baggethun. N¨®rdica, 2019. 184 p¨¢ginas. 18 euros.
?Est¨¢ bien pegar a un nazi? Jaime Rubio Hancock. Ilustraciones de Lalalimola. Pr¨®logo de Kike Garc¨ªa. Libros del K. O., 2019. 344 p¨¢ginas. 19,90 euros.
El libro de Gila. Miguel Gila. Edici¨®n de Jorge de Cascante. Blackie Books, 2019. 416 p¨¢ginas. 24,90 euros.
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