Urbanismo invisible
Proliferan las intervenciones desmontables que reconstruyen las ciudades, conquistan m¨¢s espacio p¨²blico y fomentan las relaciones entre los ciudadanos. ?Son arquitectura?
En Par¨ªs hay una playa. Aparece cuando el calor se hace insoportable, a principios de julio, y desaparece cuando el d¨ªa empieza a acortarse. Hace 16 a?os que los muelles entre el Louvre y el Puente de Sully ven c¨®mo las orillas del Sena se llenan de arena, sombrillas, duchas y hamacas para construir una playa de temporada. En septiembre la recogen y deja espacio para su otro uso: los coches. Con todo, cada a?o regresa crecida. El pasado verano, la alcaldesa Anne Hidalgo inaugur¨® en Le Bassin de la Villette tres piscinas ganadas temporalmente al Sena. El ¨¦xito de la iniciativa gratuita que congrega descanso, petanca, baloncesto, sol y bailes confirma un urbanismo de quita y pon: acciones temporales que transforman las ciudades.
En el Espol¨®n de Logro?o, durante la ¨²ltima semana de abril, hubo menos coches aparcados. O por lo menos lo pareci¨®. Benedetto Bufalino cubri¨® varios con madera y construy¨® un chill out de libre acceso en el que uno pod¨ªa tumbarse al sol, sentarse a charlar o, seguramente, hacer un botell¨®n. Para construir su obra, este joven artista de Lyon recibi¨® 2.000 euros y los tableros de madera contrachapada que produce la empresa local Garnica. Eso: la madera y los euros son los materiales con los que trabajaron los 13 dise?adores y arquitectos invitados a intervenir en Logro?o en el Festival de Arquitectura ef¨ªmera Conc¨¦ntrico que la ciudad acoge anualmente. Para esta quinta edici¨®n, los portugueses FAHR 021.3 convirtieron una hoja de contrachapado en un escenario, Juan Llamazares construy¨® una atalaya para contemplar un vi?edo de las Bodegas Lan, Pablo Losa y Gadea Burgaz rodearon un casta?o para sentarse bajo su sombra y el arquitecto polaco Jakub Szczesny (SZCZ) apil¨® tres torres que son, en realidad, tres pilas de taburetes. Quien visit¨® la Casa Farias ¡ªla sede de C¨¢ritas¡ª pudo llevarse uno. As¨ª se recicla un pabell¨®n. Y as¨ª se descompone una arquitectura temporal. Montada con m¨¢s ideas que clavos y con la opci¨®n de reutilizarse, la arquitectura se convierte en mensaje.
Las urbes se transforman temporalmente con intervenciones que ensayan otros usos sociales para hacerlas m¨¢s inclusivas
La combinaci¨®n entre ocio, reivindicaci¨®n y experimento urbano est¨¢ presente en estas intervenciones que tienen tanto de redise?o de la ciudad como de reparaci¨®n social. Por eso, con frecuencia cuesta entender el l¨ªmite entre las disciplinas: ?d¨®nde empieza la acci¨®n art¨ªstica y termina la arquitectura? ?Que arquitectos firmen una iniciativa social la convierte en arquitectura? Son muchas las cuestiones que plantean las acciones que transforman temporalmente las urbes con intervenciones que ensayan otros usos sociales para hacerlas m¨¢s inclusivas.
En Praga, el colectivo Paisaje Transversal sembr¨® las calles de asientos y rayuelas para, como indican en su libro Escuchar y transformar la ciudad (Catarata?/ Arquia), ensayar nuevos espacios para el ocio. Ensayo es una palabra clave en el urbanismo del siglo XXI, en el que la transversalidad y la temporalidad quieren, m¨¢s que contrarrestar, sumarse a la rigidez, el orden cartesiano y la permanencia. El mensaje es que la planificaci¨®n pasa tambi¨¦n por escuchar a los ciudadanos y debatir.
Parece nuevo, pero es antiguo: montar y desmontar partes de una ciudad es tan viejo como las propias urbes, que, mayoritariamente, crecieron en torno a un mercado. Con todo, hoy ese uso temporal de los espacios sirve para poner a prueba soluciones y mejorar apuestas a largo plazo. El urbanista dan¨¦s Jan ?Gehl organiz¨® una gran sentada en la calzada de Broadway antes de conseguir ¡ªa?os despu¨¦s¡ª que la diagonal de Manhattan se convirtiera en un espacio para el ocio y el descanso ciudadano.
Hace dos veranos Imagina Madrid puso en marcha una convocatoria para afrontar conflictos de convivencia en algunos barrios a partir del di¨¢logo con sus vecinos. Se fomentaba que se conocieran, que utilizaran y cuidaran los espacios p¨²blicos. De las 175 propuestas que aspiraron a los 30.000 euros anuales de presupuesto, 22 fueron codise?adas entre ciudadanos y colectivos de artistas o arquitectos. No siempre hubo acuerdo. En la plaza de Rutilio Gac¨ªs, los vecinos quer¨ªan vigilancia y polic¨ªa. La propuesta En sinton¨ªa organiz¨® talleres de rap y pinchadiscos para los j¨®venes. Tambi¨¦n hizo hablar a los adultos. Algo parecido pas¨® en Topete, una calle de Bravo Murillo donde un grupo de mujeres tejieron lonas con las que cubrieron la calle. ¡°El peligroso y xen¨®fobo Topete se convirti¨® en la calle de las mujeres¡±, explica Carmen, que naci¨® en el barrio. La fiesta dur¨® un d¨ªa, pero el trabajo estaba hecho: los cuatro meses que tardaron en hacer las lonas sirvieron para que mujeres de diversas nacionalidades se conocieran, se perdieran el miedo y ¡°deshicieran el estigma de barrio dif¨ªcil que programas como el de Ana Rosa Quintana parec¨ªan empe?ados en difundir¡±, protestan las integrantes del colectivo El Beso en su ¡°sede¡±, la peluquer¨ªa Viandy Look.
Escuchar, repensar, ensayar y reparar son atributos de un urbanismo necesario para el siglo XXI. Se trata de un movimiento temporal que prueba antes de modificar. Es cierto que con frecuencia parece m¨¢s preocupado por la convivencia que por el dise?o arquitect¨®nico, pero ser¨ªa un error que los arquitectos dejasen escapar la oportunidad de aplicar su conocimiento a un dise?o urbano complementario necesario en el siglo XXI.
Javier Pe?a, que dirige Conc¨¦ntrico, asegura que su festival busca que los ciudadanos redescubran su ciudad. Imagina Madrid habla de corresponsabilidad. Plantea si un desfile puede ser arquitectura y si es m¨¢s responsable cuidar un estanque o vaciarlo cuando hay escasez de agua. De prueba y error, un urbanismo de tanteo recupera la esencia de las ciudades: el cambio y la transformaci¨®n.
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