El Pilar, ¡°garant¨ªa¡± de fracaso
La terna de j¨®venes se estrella ante una novillada impresentable, inv¨¢lida y sin casta
Faltaba justo un minuto para que el reloj de la plaza de Las Ventas marcara las nueve de la noche cuando, por fin, el sexto novillo de El Pilar dobl¨® las manos y dijo adi¨®s al mundo de los vivos. El festejo, por tanto, no dur¨® ni dos horas. ?Milagro! A medias, porque, aun as¨ª, se hizo interminable.
Ni treinta minutos mereci¨® la novillada enviada a Madrid por Mois¨¦s Fraile. Como aperitivo a la Feria de San Isidro -que comienza este martes-, se lidi¨® un desfile de inv¨¢lidos sin un ¨¢pice de casta, y para m¨¢s inri, de trap¨ªo inexistente. ?C¨®mo tuvieron el presidente y los veterinarios los arrestos de aprobar esas dos raspas abecerradas lidiadas en primero y tercer lugares?
Y si al menos luego hubieran embestido¡ Pues tampoco. No pod¨ªan, no hab¨ªa fuerza ni casta brava en sus entra?as. Uno, solo uno (el segundo), fue devuelto, pero casi todos debieron correr la misma suerte. Quiz¨¢s entonces sus matadores habr¨ªan tenido alguna posibilidad de lucimiento.
EL PILAR/FELIPE, GUTI?RREZ, ORTIZ
Novillos de El Pilar, mal presentados, nobles, blandos y descastados, y un sobrero (2? bis) de Hnos. S¨¢nchez Herrero, correctamente presentado, cumplidor en el caballo y noble, pero inv¨¢lido.
Sergio Felipe: estocada (saludos tras petici¨®n minoritaria de oreja); estocada ligeramente trasera y atravesada (silencio).
H¨¦ctor Guti¨¦rrez, que se presentaba: estocada algo contraria (silencio); estocada ligeramente desprendida y atravesada (silencio). Parte m¨¦dico: sufri¨® un puntazo en el muslo derecho y diversas contusiones.
Alfonso Ortiz, que se presentaba: bajonazo (silencio); estocada trasera muy tendida (vuelta al ruedo protestada tras petici¨®n minoritaria de oreja).
Plaza de toros de Las Ventas. Domingo, 12 de mayo. Menos de un quinto de entrada (6.153 espectadores, seg¨²n la empresa).
Los tres novilleros, tres chavales ¨¢vidos de ilusiones y sue?os por cumplir, se estrellaron contra un muro infranqueable. Sergio Felipe, H¨¦ctor Guti¨¦rrez y Alfonso Ortiz -estos dos ¨²ltimos se presentaban en Madrid- solo pudieron dejar constancia de sus ganas y firmar alg¨²n que otro detalle de calidad.
Aunque estaban anunciados con una ganader¨ªa ¡°de garant¨ªas¡±, seg¨²n los taurinos profesionales, se marcharon de la plaza igual que vinieron. Es lo que pasa cuando, en vez de tener que plantar cara a utreros encastados y poderosos, te encuentras con los hermanos menores de los toritos criados para uso y disfrute de las figuras.
Pero como la empresa la compr¨® y la autoridad la aprob¨®, ?qu¨¦ pod¨ªan hacer Felipe, Guti¨¦rrez y Ortiz?
El primero, que se vest¨ªa de luces por segunda vez tras un par¨®n de cinco a?os, anduvo correcto frente al mentiroso primero, que se arrancaba con prontitud y alegr¨ªa, pero que despu¨¦s no era franco en su embestida. El albacete?o demostr¨® que posee un concepto sobrio y cl¨¢sico del toreo, aunque no termin¨® de acoplarse y a su labor le falt¨® pasi¨®n. Ante el deslucido cuarto, abrevi¨®.
De un grave percance se salv¨®, de milagro, el mexicano H¨¦ctor Guti¨¦rrez. Acababa de recibir al quinto cuando este lo prendi¨® y, tras lanzarlo al suelo, hizo por ¨¦l. Aunque, antes de lograrlo, el animal clav¨® los pitones en la arena y casi se da una voltereta, los banderilleros permitieron que se repusiera y fuera de nuevo a la caza del torero, al que volvi¨® a coger, esta vez contra las tablas. Afortunadamente, todo qued¨® en un susto.
Ese quinto, que se dedic¨® a defenderse, no tuvo un pase. Noble, aunque muy blando, fue el sobrero que sali¨® en segundo lugar, y Guti¨¦rrez lo intent¨® todo con el comp¨¢s muy abierto y las zapatillas asentadas.
Pese a su juventud -19 a?os y solo una temporada como novillero con picadores-, Alfonso Ortiz tiene el oficio bien aprendido. Lo evidenci¨® con desparpajo frente a un lote tan noble como blando y se acab¨® dando una vuelta al ruedo por su cuenta en el sexto. ?Ol¨¦!
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