Viaje al fin de la noche
La pel¨ªcula opta por privilegiar la experiencia subjetiva de su protagonista, el conductor de cami¨®n Vlada
![Un fotograma de 'La carga'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LX4MEOXJNQJDABRGSOZ4IYZMWI.jpg?auth=33ebf2b6f9e2713684a603a17721bfcb86fea118b42f05caba88f3234a7dd99e&width=414)
En la secuencia que cerraba la primera parte de la monumental Shoah (1985), Claude Lanzmann sincronizaba la lectura de una carta administrativa en la gesti¨®n interna del Holocausto con la trayectoria de un cami¨®n. En la carta, un funcionario propon¨ªa maneras de optimizar el transporte de ese cargamento que desplazaban veh¨ªculos como el que ve¨ªamos en la pantalla, realizando el mismo trayecto que en esos lejanos d¨ªas oscuros. Se trataba de uno de los c¨¦lebres camiones de la muerte y la carga de la que hablaba el funcionario, sin explicitar nunca su verdadera condici¨®n, eran los prisioneros jud¨ªos que, en el interior, tardaban en morir el mismo tiempo que la pel¨ªcula invert¨ªa en la lectura del informe.
LA CARGA
Direcci¨®n: Ognjen Glavonic.
Int¨¦rpretes: Leon Lucev, Pavle Cemerikic, Tamara Krcunovic, Ivan Lucev.
G¨¦nero: drama. Serbia, 2018
Duraci¨®n: 98 minutos.
Para el director serbio Ognjen Glavonic, la vida en tiempos de guerra es un largo viaje al fin de la noche, recorrido en penumbra, abierto a desv¨ªos que siempre desembocar¨¢n en punto muerto o callejones sin salida; un viaje en el que se transporta una carga quiz¨¢ tan inexpresable como la que conten¨ªan los infames camiones de la muerte. Primer largometraje de ficci¨®n de Glavonic, La carga parte del mismo hecho hist¨®rico que impuls¨® su primer documental Dubina dva (2016): el hallazgo en el a?o 2001, en un suburbio de Belgrado, de una inmensa fosa com¨²n que delataba un crimen de guerra que tuvo lugar en 1999, cuando la OTAN empez¨® a bombardear territorio serbio, y a lanzar sobre la poblaci¨®n pasquines de propaganda que sonaban a mensaje enviado desde un lugar remoto, inconsciente del horror con el que cada superviviente ten¨ªa que lidiar a pie de calle.
La carga opta por privilegiar la experiencia subjetiva de su protagonista, el conductor de cami¨®n Vlada (Leon Lucev), al que la c¨¢mara sigue en esta ruta infernal, con peri¨®dicas paradas que permitir¨¢n tantear los frustrantes caminos de otros personajes. Sustentada sobre largos planos en continuidad, con frecuentes y eficaces apelaciones al fuera de campo ¨Cel uso narrativo del retrovisor es mod¨¦lico- y un prudente recurso a la met¨¢fora ¨Cla recurrencia de los globos-, la pel¨ªcula habla de la degradaci¨®n de una herencia ¨Cde la memoria heroica de la Segunda Guerra Mundial a la irredimible debacle moral del conflicto yugoslavo-, mientras mira de una manera tan cercana y comprensiva como desoladora a la infecci¨®n moral que todo conflicto b¨¦lico garantiza a quien quiz¨¢ no tiene otro objetivo que ese imperativo tan humano al que llamamos supervivencia.
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