Una bendita irreverencia

De la guionista en solitario de Los archivos del Pent¨¢gono y de un escritor de la serie South Park solo pod¨ªa salir algo como Casi imposible, una fant¨¢stica irreverencia sobre la pol¨ªtica y la sociedad estadounidenses en forma de comedia rom¨¢ntica, que, siendo absolutamente cl¨¢sica en su estructura, moderniza sus personajes, sus situaciones y, sobre todo, su lenguaje hasta dar la vuelta al concepto. Si en Algo pasa con Mary los hermanos Farrelly reinventaron el g¨¦nero con una cremallera mal subida y la gomina para el pelo m¨¢s famosa de la historia del cine, Liz Hannah, la escritora de la pol¨ªtica, y Dan Sterling, el de la chanza juvenil descarada, son capaces de componer un inusual idilio en las m¨¢s altas instancias gubernamentales donde la palabra ¡°lefa¡± tiene una importancia primordial en su cl¨ªmax rom¨¢ntico, c¨®mico y dram¨¢tico.

Casi imposible, con eficaz direcci¨®n de Jonathan Levine, parece tener la vista puesta en un Pretty Woman del nuevo milenio, aunque con los papeles cambiados y acordes con una flamante era de reivindicaci¨®n de la mujer. Aqu¨ª la poderosa en lo econ¨®mico y en lo social es ella, nada menos que una secretaria de Estado con aspiraciones presidenciales, mientras el don nadie es ¨¦l, un simp¨¢tico perdedor, periodista de denuncia pol¨ªtica en paro, que a¨²n piensa que puede vestir de un modo juvenil cuando es casi un hombre de mediana edad. La qu¨ªmica resultante entre ambos personajes, con pasado adolescente com¨²n, es endiabladamente divertida gracias al trabajo de guion y, tanto o m¨¢s, por la simpat¨ªa, la gracia y el descaro que desprenden Charlize Theron, m¨¢s t¨¦cnica, y Seth Rogen, m¨¢s espont¨¢neo.

Y el resultado es una formidable comedia que viene a calcar la estructura de otro cl¨¢sico moderno de la descompensaci¨®n medi¨¢tica y de autoridad en la pareja, Notting Hill (Roger Michell, 1999), con gui?o incluido a Pretty Woman (la canci¨®n It must have been love, de Roxette), y a la que no le importa desviarse de la obligaci¨®n realista con una secuencia de acci¨®n de inmoderada desmitificaci¨®n.

Mordaz y valiente, con una princesa que ya no lo es porque ella es la que manda, y una explicitud tronchante en el lenguaje relacionado con el sexo, Casi imposible transcurre durante dos horas largas que nunca lo parecen, deja para el recuerdo un pu?ado de l¨ªneas de guion y de r¨¦plicas de extrema brillantez, y machaca sin piedad a la sociedad biempensante del necesario equilibrio en las relaciones de pareja.