La innata torer¨ªa
Buena disposici¨®n y entrega de la terna ante una muy deslucida corrida de Valdefresno
VALDEFRESNO/GALV?N, ORTEGA, GALD?S
Cuatro toros de Valdefresno y dos -tercero y cuarto- de Fraile Mazas, muy bien presentados y astifinos, mansos, muy descastados y deslucidos
David Galv¨¢n: pinchazo, estocada trasera y tendida ¡ªaviso¡ª (ovaci¨®n); dos pinchazos, media, un descabello ¡ªaviso¡ª y un descabello (silencio).
Juan Ortega: estocada, tres descabellos y el toro se echa (palmas); dos pinchazos, media, dos descabellos ¡ªaviso¡ª dos descabellos y el toro se echa (silencio).
Joaqu¨ªn Gald¨®s: estocada fulminante (ovaci¨®n); casi entera tendida (silencio).
Plaza de Las Ventas. 16 de mayo. Tercera corrida de feria. Media entrada (11.226 espectadores, seg¨²n la empresa). Se guard¨® un minuto de silencio en memoria de Joselito el Gallo, en el 99 aniversario de su fallecimiento.
Hubo un momento en el que se encogieron todos los corazones; en especial, el de David Galv¨¢n, que yac¨ªa en el suelo, solo ante el peligro de dos muy astifinos pitones que lo enfilaban como si fueran un rifle con mira telesc¨®pica. La peligrosa escena sucedi¨® a poco de que el cuarto de la tarde saltara al ruedo. Pretend¨ªa el torero gaditano pararlo con el capote cuando en un lance perdi¨® pie y qued¨® tendido a escasa distancia de la cara del toro; ser¨ªa algo as¨ª como metro y medio, pero a ¨¦l le parecer¨ªa que ten¨ªa la testuz en la misma cara. La plaza qued¨® muda. El toro lo mir¨® con detenimiento, en esa fracci¨®n de segundo que se torna una eternidad, y era evidente que sus intenciones eran llevarse por delante a su presa, que estaba all¨ª, a sus pies, inm¨®vil. Sangre fr¨ªa tuvo el torero, valor se llama eso, que esper¨® a que el toro iniciara su marcha fat¨ªdica para mover la tela con suavidad para desviar el camino de los pitones que amenazaban con rebanarlo contra la arena. Las Ventas respir¨® cuando Galv¨¢n recuper¨® la verticalidad y la cuadrilla pudo alejar al toro del lugar de los hechos. A m¨¢s de uno no le cab¨ªa la camisa en el cuerpo, y la cara del torero era un poema. Galv¨¢n es un hombre valiente, pero no insensato. Y all¨ª, en el suelo, el peligro era inminente.
No fue ese el ¨²nico instante de peligro. Hubo otros causados por un viento constante y, a veces, racheado, que molest¨® en exceso y dej¨® al descubierto a los toreros; como fue el caso de Juan Ortega al recibir al quinto. Qued¨® pr¨¢cticamente atrapado contra las tablas al no poder manejar el capote ante otro toro con aviesas intenciones.
Y otros muchos m¨¢s momentos desesperantes producidos por una corrida mala de solemnidad, distra¨ªda, mansa en los caballos, sin raza, ni casta, ni movilidad, sin recorrido, con la cara por las nubes, con ese peligro sordo y grit¨®n a un tiempo de las tardes para el olvido. No ofrecieron motivo alguno para destacar una sola cualidad de toro bravo.
Afortunadamente, la terna de j¨®venes toreros no dio nunca la partida por perdida. A fin de cuentas, era su ¨²nica oportunidad en esta feria, con la gravedad que ello conlleva para sus respectivas carreras. Pero ninguno de los tres dio un paso atr¨¢s, ninguno se escondi¨® y los tres afrontaron con gallard¨ªa su negra mala suerte de una corrida infumable.
Qued¨®, eso s¨ª, la huella de la torer¨ªa del sevillano Juan Ortega, que da la impresi¨®n de que naci¨® torero, pero, como nadie es perfecto, no tuvo punter¨ªa con el descabello. Fall¨® reiteradamente, lo cual no est¨¢ bien y desluce todos los argumentos de tan alta escuela como trae consigo.
No tuvo toros, como sus compa?eros, pero tiene pinta de torero cl¨¢sico, de arque¨®logo de la pureza, esa que se transmite con rapidez a los tendidos aunque no est¨¦ ocurriendo nada aparentemente importante en el ruedo. Es el modo de moverse en la cara del toro, es la serenidad y confianza que transmite, c¨®mo maneja los enga?os¡ Tiene ¡ªal menos, lo parece¡ª la despaciosidad en la cabeza, piensa en la cara del toro y todo lo que hace huele a torero. Qu¨¦ pena que su primero fuera un animal apagado, y que el quinto se defendiera para impedirle cualquier intento de lucimiento. Hubo cuatro derechazos de categor¨ªa ante el primero, y un quite de dos ver¨®nicas y una media garbosa ante el cuarto; ah¨ª acab¨® todo, pero su torer¨ªa es innata. Eso s¨ª, que se ejercite con el descabello porque suspendi¨® con una nota muy baja.
Dispuesto, torero, valiente y sobrado de facultades se le vio a David Galv¨¢n, que le gan¨® la pelea a su nada f¨¢cil primero ante el que trazo limpios muletazos por ambas manos. Quiere ser torero, sin duda. Lo es, aunque le persiga la mala suerte en los sorteos. Y nada pudo hace ante el violento cuarto.
No desenton¨® Joaqu¨ªn Gald¨®s, ilusionado, decidido y muy voluntarioso ante las dos birrias que tuvo que lidiar.
La corrida del viernes
Toros de El Tajo/La Reina, para Joselito Adame, Rom¨¢n y ?lvaro Lorenzo
Babelia
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