Eterno olvido
Deslucido debut de Joselito como ganadero con dos toros devueltos
El toreo es comunicaci¨®n, decir, contar, interesar, emocionar. El toreo no consiste solo en dar pases, banderillear y picar los toros, muletearlos y matarlos. No. El toreo es sentimiento, es arte. Y el arte hay que sentirlo para transmitirlo.
Ayer no sucedi¨® nada en la plaza. Nada para el recuerdo, se entiende. Porque no hubo comunicaci¨®n. No hubo toros, y los toreros parec¨ªan mudos. Fue una de esas tardes de olvido eterno, de las que no queda rescoldo alguno en la retina.
EL TAJO-LA REINA/ADAME, ROM?N, LORENZO
Toros de El Tajo-La Reina, -segundo y tercero, devueltos- bien presentados, mansos, blandos, descastados y deslucidos; noble el sexto; sobreros de Torrealta y Montealto, bien presentados, ¨¢spero el primero y encastado el otro.
Joselito Adame: pinchazo, metisaca en los bajos y bajonazo (silencio); tres pinchazos _aviso_ y bajonazo (algunos pitos).
Rom¨¢n: _aviso_ estocada ca¨ªda en la suerte de recibir (petici¨®n y vuelta); pinchazo y bajonazo atravesado _aviso_ (silencio).
?lvaro Lorenzo: pinchazo hondo ca¨ªdo y un descabello (silencio); pinchazo y estocada (ovaci¨®n).
Plaza de Las Ventas. 17 de mayo. Cuarta corrida de feria. Tres cuartos de entrada (17.344 espectadores, seg¨²n la empresa).
Opaco debut de Joselito como ganadero en la feria de San Isidro. Debe ser duro ver c¨®mo dos de tus toros vuelven a los corrales despu¨¦s de cuatro a?os de amorosa e ilusionada crianza. Debe ser duro que los dem¨¢s no dejaran sobre la arena un atisbo de sangre brava. Debe serlo m¨¢s a¨²n para quien lo fue todo en esta plaza y ante esta afici¨®n. Pero as¨ª es el oficio de ganadero; por lo general, una dedicaci¨®n completa, y en un minuto pasas un mal rato o se destruye el castillo de ilusiones que su due?o hab¨ªa forjado a lo largo del tiempo.
No comunicaron nada bueno los toros de Joselito. Bien presentados, s¨ª, pero la bonita fachada no encerraba m¨¢s que falta de casta, ausencia de bravura y unas fuerzas muy justas.
Y la terna estuvo muda.
Hubo que esperar al sexto de la tarde, eran ya casi las nueva y media de la noche, para que surgiera la primera ovaci¨®n seria del festejo. Ocurri¨® cuando ?lvaro Lorenzo se abri¨® de capa y traz¨® seis ver¨®nicas y media con buen estilo y ganando terreno en cada una de ellas. Fue la primera vez que el p¨²blico abri¨® los ojos y comprob¨® que cuando se comunica un mensaje hay o¨ªdos prestos para escuchar.
Despu¨¦s, muleta en mano, Lorenzo comenz¨® con unos inquietantes estatuarios, ce?idos, en los que se dej¨® pasar muy cerca los astifinos pitones de su oponente. Continu¨® con unos aceptables derechazos y mejor¨® el tono en el pase de pecho. Tore¨® despegado con la mano izquierda, y, despu¨¦s, se dej¨® enganchar la muleta, y de pronto cerr¨® la boca y dej¨® de decir. Volvi¨® a llamar la atenci¨®n con unas bernardinas finales, y cuando mont¨® la espada ten¨ªa una oreja ganada. Pero hab¨ªa que matar, claro est¨¢; hab¨ªa que encunarse entre aquellos dos pu?ales acabados en negro que luc¨ªa el toro. Hab¨ªa que matar o morir, con lo f¨¢cil que eso se dice y lo dif¨ªcil que debe ser hacerlo. Y Lorenzo se ech¨® fuera, huy¨® de las defensas de su compa?ero negro y pinch¨®. Y se esfum¨® toda posibilidad de premio. Dijo poco, Lorenzo. Parec¨ªa que iba a pronunciar una lecci¨®n magistral, pero su disertaci¨®n qued¨® entrecortada por su ¨¢nimo.
Algo parecido le ocurri¨® a Rom¨¢n, que no es un artista y que todo su discurso se reduce, que no es poco, a una entrega y un arrojo sin l¨ªmite, cualidades necesarias y gratificantes en el toreo. As¨ª lo demostr¨® ante el ¨¢spero sobrero de Torrealta, que se le col¨® dos veces con malas intenciones, pero el torero respondi¨® con gallard¨ªa y arrestos que el p¨²blico agradeci¨®. Alarg¨® su labor en un intento bald¨ªo de ponerle unas gotas de gracia a una faena insulsa a pesar de su actitud, y la petici¨®n de trofeo fue muy minoritaria.
Joselito Adame no tuvo su d¨ªa. Ven¨ªa sin discurso preparado y se le vio muy triste. La improvisaci¨®n no es lo suyo.
Y color¨ªn, colorado¡
Bueno, hizo viento, no tanto como el d¨ªa anterior, pero tan inc¨®modo como siempre. Se lidi¨® muy mal y se pic¨® peor. Los toreros, y no solo las figuras, parecen empe?ados en acabar definitivamente con la suerte de varas, y a este paso lo van a conseguir.
Babelia
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