Juan Mayorga hace hablar al silencio en su ingreso en la RAE
El dramaturgo entra en la casa de las palabras reivindicando los grandes mutis de la historia del teatro
Ant¨ªgona, Hamlet, Segismundo, Woyzcek, Bernarda Alba, Nina, Godot¡ El sal¨®n de actos de la Real Academia Espa?ola (RAE) se ha llenado esta tarde de esp¨ªritus teatrales. Los ha invocado Juan Mayorga (Madrid, 1965) en su discurso de ingreso en la instituci¨®n, pero no por los grandes di¨¢logos y soliloquios por los que estos personajes han pasado a la historia de la literatura, sino por lo que nunca han dicho. El silencio es el tema que parad¨®jicamente ha elegido el dramaturgo para entrar hoy en la casa de las palabras.
Ya lo hab¨ªa anunciado el a?o pasado nada m¨¢s ser elegido y despert¨® curiosidad. Es chocante que alguien que se dedica a escribir palabras para que otros las pronuncien sobre un escenario, el autor espa?ol vivo m¨¢s representado hoy en el mundo, quiera consagrar el silencio en el templo de la lengua. Lo ha argumentado as¨ª esta tarde: ¡°Sucede que el teatro, arte del conflicto, encuentra en silencio la m¨¢s conflictiva de sus palabras: esa que puede enfrentarse a todas las dem¨¢s. Sucede que en el teatro, arte de la palabra pronunciada, el silencio se pronuncia. Sucede que el teatro puede pensarse y su historia relatarse atendiendo al combate entre la voz y su silencio¡±. El silencio como ¡°frontera, sombra y ceniza de las palabras¡±, pero tambi¨¦n como ¡°su soporte¡±: es el que Mayorga ha glosado en su discurso.
Muy querido en la familia teatral, pocas veces como esta tarde se ha visto desbordada la RAE, que ha tenido que habilitar una gran pantalla con sillas en el vest¨ªbulo para quienes no han logrado sitio en el sal¨®n de actos. Lo m¨¢s granado de la profesi¨®n ha querido acompa?ar a Mayorga en este importante d¨ªa. Dramaturgos y directores como Jos¨¦ Sanchis Sinisterra, Alfredo Sanzol, Pablo Rem¨®n, Jos¨¦ Ram¨®n Fern¨¢ndez, Ernesto Caballero, Andr¨¦s Lima, Helena Pimenta, Miguel del Arco, Ignacio del Moral, Pablo Messiez, Jorge Lavelli, Mag¨¹i Mira, Jos¨¦ Carlos Plaza o Borja Ortiz de Gondra. Actores como Blanca Portillo, N¨²ria Espert, Josep Maria Flotats, Pedro Casablanc o Pere Ponce. Gestores, escritores, el exministro ??igo M¨¦ndez de Vigo y la directora general del INAEM, Amaya de Miguel.
Tantos c¨®micos hab¨ªa que Mayorga se ha sentido en casa y ha arrancado su discurso de memoria. Muy emocionado, ha confesado que se hab¨ªa sentido tentado, como acostumbra hacer en su oficio, de pedirle a alguno de los actores que hab¨ªa por all¨ª que tomara su lugar y pronunciase por ¨¦l las palabras que hab¨ªa escrito. Y puede que en realidad lo hiciera. ¡°Es muy probable, s¨ª, que quien ahora lee o finge leer estas palabras no sea el que las escribi¨®, sino un representante¡±, ha dicho con sonrisa traviesa al principio de su discurso, animando a los presentes a practicar el juego ilusorio del teatro.
Como manda el protocolo, el nuevo acad¨¦mico ha dedicado unos minutos de su alocuci¨®n a rememorar la figura y la obra de su antecesor en el sill¨®n M, el poeta Carlos Bouso?o, a quien se ha permitido imaginar, ¡°alto y flaco como dicen que era ¨¦l¡±, en un escenario recitando un poema tambi¨¦n cargado de silencios: ¡°Esta puerta cerrada que yo quisiera ver entre la noche abrirse, / girar despacio, / abrirse en medio del silencio, / abrirse sigilosa y fin¨ªsima, / en medio del silencio, abrirse pura¡±. ¡°Ocurre que el silencio puede, en un escenario, representar el tiempo¡±, ha subrayado el dramaturgo.
Pero el grueso del discurso de Mayorga ha estado dedicado a los grandes silencios de la historia del teatro. ¡°No hay tragedia sin silencio, pero en ninguna este ocupa el centro como en Ant¨ªgona, donde se representa el antagonismo entre la voz del tirano y todas las dem¨¢s¡±, ha destacado. Silencio es la primera y la ¨²ltima palabra que se escucha en La casa de Bernarda Alba de Lorca. Ha recordado tambi¨¦n el silencio de Woyzcek, que nace de su incapacidad para expresarse: ¡°Si yo supiera hablar como los se?ores¡¡±. Y aquel otro de Nina, la protagonista de La gaviota de Ch¨¦jov, que nunca cont¨® qu¨¦ fue lo que la convirti¨® en un ser sin esperanza. ?Y el de Hamlet cuando dice ¡°El resto es silencio¡±? ¡°Nunca he sabido qu¨¦ es ese resto que, antes de morir, Hamlet iguala al silencio. ?Habla de su propio silencio o del silencio del mundo? ?Se refiere al de los espacios infinitos que aterrar¨¢ a Pascal o nos advierte de que sobre lo que no se puede hablar mejor es callarse?¡±, ha confesado el dramaturgo.
La poeta Clara Jan¨¦s, miembro de la RAE desde 2015, ha sido la encargada de dar la bienvenida al nuevo acad¨¦mico a la instituci¨®n. ¡°?Sabio azar!¡±, ha exclamado, admir¨¢ndose de que al dramaturgo le haya tocado el sill¨®n M, la letra inicial de su apellido. Adem¨¢s de repasar los m¨¦ritos literarios de Mayorga, la escritora ha recordado c¨®mo el teatro se instal¨® en ¨¦l desde su infancia: a trav¨¦s de su padre, que le¨ªa en voz alta y llenaba las cabezas de sus hijos de personajes, im¨¢genes e ideas. Desde entonces, seg¨²n ha contado el propio autor, vive "enfermo de teatro, pendiente de lo que las personas hacen con las palabras y de lo que las palabras hacen con las personas¡±.
El relevo de Francisco Nieva
El ingreso de Juan Mayorga en la RAE ha sido celebrado por la familia teatral casi como un desagravio. Solo hay ahora otra persona dentro de la instituci¨®n relacionada con las artes esc¨¦nicas, el actor y director Jos¨¦ Luis G¨®mez. Ning¨²n dramaturgo desde que hace dos a?os muri¨® Francisco Nieva, a quien Mayorga ha recordado esta tarde como insigne antecesor, as¨ª como a Antonio Buero Vallejo. Tambi¨¦n ha nombrado a sus maestros, Jos¨¦ Sanchis Sinisterra, Josep Maria Benet i Jornet y Marco Antonio de la Parra, considerando quiz¨¢ que tambi¨¦n debieran estar ah¨ª.
Con Mayorga entra en la RAE la generaci¨®n teatral que ahora domina los escenarios espa?oles. Una generaci¨®n que empez¨® a brotar en los alegres ochenta y se consolid¨® en los noventa con el empuje de los teatros p¨²blicos y las salas alternativas. Muchos de los que la integran han dirigido, representado o participado en la puesta en escena de alguna de las 37 obras que ha escrito hasta ahora el nuevo acad¨¦mico: Cartas de amor a Stalin, Himmelweg, El chico de la ¨²ltima fila, Hamelin, La paz perpetua, Reikiavik... Un repertorio que ha sido traducido a m¨¢s de treinta idiomas.
En los ¨²ltimos tiempos Mayorga ha querido salir de su cub¨ªculo de autor para dirigir sus propias obras (aunque en realidad nunca fue de los que se encierran, pues le gusta tanto la escritura como la pr¨¢ctica teatral y siempre ha estado muy en contacto con la profesi¨®n). Ya lleva cinco y asegura que se siente inmensamente feliz haci¨¦ndolo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.