Hostias como panes en el rock
El periodista Carlos H. V¨¢zquez publica el libro 'Jorge Mart¨ªnez. Conversaciones Ilegales', editado por Efe Eme, en el que repasa la carrera del l¨ªder de Los Ilegales
![Jorge Martinez, de Los Ilegales.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SBMO5GPN5PXFT24TSFICCURXMM.jpg?auth=6e55d695a614c14b4920ac4a23a0f5d0ecf4d135e94fd9c9bf0ba04f0dfa877e&width=414)
Jorge Mart¨ªnez siempre ha dicho que recuerda haber crecido en un entorno hostil y muy violento en Gij¨®n. Sacaba con facilidad ?la caja de galletas? para repartir razones con la mano, y le daba igual la izquierda o la derecha; por todo el rostro y un directo a la cara. Las historias de Jorge van de boca en boca pasando de ser mitos a leyendas.
Jes¨²s Ordov¨¢s, en el pr¨®logo del libro Jorge Mart¨ªnez. Conversaciones Ilegales, publicado por Efe Eme el pasado mes de abril, cuenta lo que sucedi¨® cuando invit¨® a los Ilegales a la fiesta de Diario Pop que se celebr¨® en el Rock-Ola el 13 de octubre de 1983: ?Jorge aprovech¨® para dejar claro que no hab¨ªa nadie como ¨¦l, ni como guitarrista ni como cantante. Y adem¨¢s aprovech¨® que estaban all¨ª Gabinete Caligari y los Desechables, que hab¨ªan llegado desde Barcelona, para dejarles claro qui¨¦n mandaba all¨ª. [¡] A Ferni Presas, el bajista de Gabinete, le cay¨® una hostia como un pan, y con Tere, la cantante de Desechables, Jorge tuvo un encuentro f¨ªsico que a punto estuvo de acabar en la comisar¨ªa de la esquina. A todo esto, Ferni me dijo que no iban a tocar por la agresi¨®n de Jorge, y yo tuve que convencerles que no pod¨ªan hacerle ese feo a la gente que hab¨ªa ido a verles?. Al final, todos tocaron y no hubo muertos. ?Jorge consigui¨® lo que pretend¨ªa: demostrar que los Ilegales eran la hostia y que no hab¨ªa fiesta sin hostias. Que ¨¦l hab¨ªa venido a Madrid a divertirse y que, seg¨²n dec¨ªa, no hab¨ªa diversi¨®n sin hostias. Eso es lo que me dijo cuando vino a la radio?, terminaba de decir Ordov¨¢s.
Jorge ha crecido en un entorno peligroso, con malas compa?¨ªas y reyertas, pero tambi¨¦n con libros y m¨²sica. Los a?os ochenta en Espa?a fueron muy violentos (?cu¨¢ndo han dejado de serlo?). Los atentados de E.T.A. y la guerra sucia del Gobierno contra el terrorismo (caso G.A.L.) coparon los peri¨®dicos, igual que las manifestaciones estudiantiles y obreras que desembocaban en disturbios donde se sacaban las armas, tambi¨¦n las de fuego. Y la represi¨®n ejercida por la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil no hizo sino embravecer el clima. ?La pelea en la calle era tremenda -relata Jorge en Jorge Mart¨ªnez. Conversaciones Ilegales-. Recuerdo un di?a que llegue? de anfetas y vi a un amigo mi?o que fue carnicero (se poni?a a pedir en la puerta de la iglesia a los feligreses. Me pregunto? a do?nde iba y e?l me dijo que iba a la manifestacio?n, asi? que me fui con e?l). Aquello era la violencia ma?xima y este hijo de puta era el que ma?s rompi?a. No nos dejaba romper nada, se adelantaba y rompi?a todo e?l. El nivel que habi?a de violencia era como el que habi?a en Francia con los llamados chalecos amarillos. Tienen cojones los franceses, ?eh? Con la Revolucio?n Francesa hicieron una limpieza de gente, algo que aqui? nos hubiese sentado muy bien?, sentencia.
Uno de los motivos por los cuales se desataron las protestas m¨¢s intensas, en concreto en la zona norte, fue la reconversi¨®n industrial ?ante la creciente internacionalizaci¨®n del mercado de la producci¨®n de buques (civil y militar) y la necesidad de transformar y modernizar una actividad que en Espa?a tradicionalmente ha supuesto un motor industrial muy representativo en determinadas regiones (noroeste y cornisa cant¨¢brica, levante y Andaluc¨ªa)?, explicaba Alfredo Suaz Gonz¨¢lez, secretario t¨¦cnico de la gerencia del sector de la construcci¨®n naval en la publicaci¨®n La situaci¨®n de la construcci¨®n naval en Espa?a. Perspectivas en un mercado global.
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/L76Q6PCN74GCJORAXRBJWD5D7M.jpg?auth=65753a6bd4116fd324a9c7da4e08a97f25feaaec80d8a6459ed86575c620d85a&width=414)
Pedro Sancho Llendari, director de la Divisi¨®n de Construcci¨®n Naval del I.N.I. (Instituto Nacional de Industria), detalla en el n¨²mero doscientos de Rotaci¨®n (revista profesional sobre el sector naval, mar¨ªtimo y pesquero) c¨®mo la crisis energ¨¦tica de los setenta, desde sus primeras manifestaciones en 1973, supusieron un importante impacto en el sector mar¨ªtimo mundial y consecuentemente sobre la Industria de Construcci¨®n Naval: ?Un claro exponente de ello -a?ade Sancho Llendari- ha sido el importante descenso observado en la cartera mundial de pedidos de buques, que a finales de 1984 supon¨ªa tan solo un cuarenta por ciento del volumen alcanzado en los a?os 1973 y 1974?. El gobierno socialista de Felipe Gonz¨¢lez, cuya intenci¨®n era ir a la misma velocidad que marcaba Europa, vivi¨® entonces momentos muy delicados en su reci¨¦n estrenada legislatura.
El 24 de octubre de 1984, Miguel Somovilla publicaba en El Pa¨ªs la noticia de la muerte de Ra¨²l Losa Garc¨ªa, estudiante del Instituto Polit¨¦cnico de Gij¨®n, por un disparo en el pecho durante las manifestaciones de los astilleros del d¨ªa 23 en la ciudad asturiana. Ra¨²l ten¨ªa 19 a?os y el autor de la detonaci¨®n 33. Manuel Alvarez Mart¨ªn, joyero de profesi¨®n, viv¨ªa en el n¨²mero 52 de la calle Manuel Llaneza. Desde su casa vio c¨®mo varios manifestantes trataban de hacer barricadas con los coches que se encontraban estacionados y temi¨® que pudieran utilizar el suyo, un Renault 18. Manuel ten¨ªa permiso de armas, cogi¨® su pistola (una Smith & Wesson del calibre 38 especial) y sali¨® hacia la calle.
Una vez en el exterior -as¨ª lo hizo saber posteriormente la polic¨ªa-, Manuel trat¨® de meterse en el coche, pero era demasiado tarde y ya estaba siendo rodeado por un grupo que termin¨® sac¨¢ndole a empujones. Manuel dispar¨® cuatro veces: dos al aire para disuadir a los agresores y otra bala m¨¢s que acab¨® incrust¨¢ndose en la pared. El cuarto de los proyectiles alcanz¨® a Ra¨²l en el t¨®rax y acab¨® con su vida. Dicen que estaba levantando barricadas, pero otras versiones cuentan que Ra¨²l, en realidad, estaba volviendo de clase. La v¨ªctima falleci¨® de camino a la Residencia Sanitaria de la Seguridad Social, sobre las ocho y media de la tarde. Durante los d¨ªas siguientes, se llevaron a cabo una serie de manifestaciones en se?al de duelo por la muerte de Ra¨²l.
Al que fuera delegado general del Gobierno en Asturias, Obdulio Fern¨¢ndez, le preocupaba que cualquier decisi¨®n mal tomada bajo la presi¨®n de aquel ambiente pudiera convertirse en un error irreversible, motivo por el que se decidi¨® que la polic¨ªa ten¨ªa que salir de la ciudad. ?Pudo ser una tragedia, y lo que le dije al jefe de la Polic¨ªa de Gij¨®n fue que no pod¨ªamos estar ah¨ª. Aquella noche hubo una concentraci¨®n en la plaza Mayor y, a partir de ah¨ª, lo que dije fue que cualquier circunstancia podr¨ªa encender la chispa y pasar cualquier cosa, por eso orden¨¦ salir a la Polic¨ªa de la ciudad (lo m¨¢s cerca en La Providencia) y dejar que la gente se manifestase, para no ayudar a que hubiera m¨¢s tensi¨®n y m¨¢s dureza en el ambiente?, rememoraba Fern¨¢ndez en La Nueva Espa?a.
Tras haber sido atendido de las lesiones en la casa de socorro, la polic¨ªa detuvo al autor de los disparos, Manuel ?lvarez Mart¨ªn, sobre las once de la noche y fue puesto a disposici¨®n judicial. Tres a?os despu¨¦s, el 11 de marzo de 1987, qued¨® en libertad sin cargos por falta de pruebas. La Sala Segunda de lo Penal valor¨® que Manuel estaba ?inmerso en la causa de justificaci¨®n de leg¨ªtima defensa propia? y que ?hasta el momento en que se produce dicho disparo nunca manifest¨® intenci¨®n criminal de matar?.
Hay una foto de Juan Carlos Tuero de 1986 que refleja muy bien el ambiente de ese momento: dos polic¨ªas antidisturbios (uno con una escopeta de bolas y otro con un escudo) vigilan los accesos a las instalaciones de Astilleros del Cant¨¢brico (Gij¨®n). Uno de los agentes mira un remolque que hab¨ªa sido utilizado como barricada durante los disturbios. Detr¨¢s de ellos hay una pared forrada de carteles electorales del P.R.D. (Partido Reformista Democr¨¢tico) con el rostro de Miquel Roca, padre de la Constituci¨®n Espa?ola de 1978 y abogado de, entre otras personalidades, Cristina y Juan Carlos de Borb¨®n. En todos los p¨®sters reza un mismo eslogan: ?La otra forma de hacer Espa?a?.
El norte est¨¢ lleno de fr¨ªo, lo canta Jorge ahora y lo cantaba entonces en el disco Todos Est¨¢n Muertos, publicado en 1985: ?Hay muchas pelotas de goma, me voy jugar a la calle. Un caso en el juzgado de guardia, una mancha de sangre en la cara?.
Jorge Mart¨ªnez. Conversaciones Ilegales est¨¢ firmado por Carlos H. V¨¢zquez y editado por Efe Eme. Desde abril se encuentra a la venta en las mejores librer¨ªas y en la tienda de Efe Eme.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.