Michael J. Sandel: ¡°Hay una conexi¨®n muy estrecha entre la fe absoluta en los mercados y la reacci¨®n populista¡±
El popular fil¨®sofo estadounidense debate en la Universidad Complutense sobre los l¨ªmites ¨¦ticos de la econom¨ªa
Si Michael J. Sandel ha llenado estadios con 14.000 alumnos dispuestos a escuchar una clase de filosof¨ªa (lo hizo en 2012 en Corea del Sur), no fue ninguna sorpresa que el viernes se abarrotara el Paraninfo de la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de Universidad Complutense de Madrid para escucharle. M¨¢s bien para discutir, para debatir con ¨¦l, porque este profesor de Harvard, graduado en Oxford, nacido hace 66 a?os en Minneapolis, es un convencido del m¨¦todo socr¨¢tico. ¡°Les plante¨¦ preguntas sobre lo que el dinero puede y lo que no puede comprar y discutimos el uso de mecanismos del mercado para lidiar con el cambio clim¨¢tico, el acogimiento de refugiados la gestaci¨®n subrogada¡¡±, explicaba ayer a EL PA?S en un hotel del centro de Madrid el ganador del Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales del a?o pasado.??
Cuenta que, despu¨¦s de haber dado charlas por todo el mundo como la del viernes ¡ªsobre su libro Lo que el dinero no puede comprar. Los l¨ªmites morales del mercado (Debate, 2013)¡ª distingue actitudes generalizadas en cada pa¨ªs; ¡°por supuesto, no es nada cient¨ªfico¡±, advierte. Por ejemplo, si los participantes suelen estar mucho m¨¢s cerca de los valores puramente econ¨®micos del mercado en el Reino Unido, EE UU e, incluso, en China ¡ª¡°para mi sorpresa, muestran un sentimiento promercado tan fuerte como EE UU¡±, asegura¡ª, en Espa?a ¡°la audiencia tiende a ser m¨¢s cr¨ªtica con la extensi¨®n de los mecanismos del mercado a otros espacios como la educaci¨®n, la sanidad o el medio ambiente; y eso es lo que encontr¨¦ el viernes¡±.
Una tendencia a equilibrar la fuerza de los mercados y los imperativos ¨¦ticos que quiz¨¢ pueda explicar que la ¡°extrema derecha, autoritaria y populista¡± haya tardado m¨¢s tiempo en resurgir que en muchos otros pa¨ªses del mundo ¡ª¡°Lo hemos visto con el Brexit, con Trump en EE UU, con la fuerza de Marine Lepen en Francia, lo movimientos en Alemania, Holanda, Polonia, Hungr¨ªa¡¡±¡ª, y que lo haya hecho, en su opini¨®n, en una escala m¨¢s reducida. ¡°En Espa?a hay mayor equilibrio en los mercados, desde luego m¨¢s que EE UU y el Reino Unido, de manera que el v¨ªnculo social no se ha da?ado tanto. Esa es mi impresi¨®n, en todo caso¡±.
Lleva muchos a?os, asegura, d¨¢ndole vueltas a las consecuencias de unas ¡°sociedades de mercado en las que todo est¨¢ a la venta¡± y ha llegado a la conclusi¨®n de que ¡°hay una conexi¨®n muy estrecha entre la fe absoluta en los mercados y la reacci¨®n populista¡±. Lo explica de la siguiente manera: ¡°Durante las ¨²ltimas tres d¨¦cadas, los principales partidos, de centro derecha y centro izquierda, han abrazado un tipo de globalizaci¨®n neoliberal que ha recompensado a los que est¨¢n arriba y ha he hecho sentir a los trabajadores y la clase media que no tienen poder y est¨¢n excluidos, no solo econ¨®micamente, sino tambi¨¦n social y culturalmente. Y el modo en el que esa globalizaci¨®n neoliberal ha hecho crecer la desigualdad y exclusi¨®n social ha creado una ira y resentimiento en muchos votantes que encaja con esa revuelta populista contra el establishment. Lo veo en EE UU con los votantes de Trump, es muy parecido con los votantes del Brexit. Y creo que la ola populista no podr¨¢ ser detenida hasta que los principales partidos encuentren la manera de responder a estas quejas leg¨ªtimas¡±.
Se trata esta, sin duda, de una de las grandes cuestiones a las que se enfrentan hoy las sociedades, como aquellas ya mencionadas del cambio clim¨¢tico, los refugiados y tantas otras. Y para abordarlas, el fil¨®sofo propone un camino de pensamiento colectivo, de discusi¨®n p¨²blica parecida a la que practica en sus clases y conferencias. ¡°Necesitamos imaginar una nueva pol¨ªtica del bien com¨²n. Y necesitamos empezar este proyecto elevando y profundizando los t¨¦rminos del discurso p¨²blico. La mayor¨ªa de los discursos pol¨ªticos hoy son superficiales y vac¨ªos, no consiguen abordar las grandes preguntas que importan a la gente, incluidas aquellas sobre los valores, como: ?qu¨¦ falta para conseguir una sociedad justa?, ?qu¨¦ debemos hacer ante el aumento de la desigualdad?, ?cu¨¢l debe ser el papel y el l¨ªmite del mercado? Son grandes preguntas de ¨¦tica, de filosof¨ªa pol¨ªtica que no solo deber¨ªan preguntarse en una clase o en una conferencia, sino que deber¨ªan ser parte del debate p¨²blico cotidiano, un debate que debe ser razonado, con educaci¨®n y respeto mutuo, y en el que aprendamos a escuchar, especialmente, a aquellos con los que no estamos de acuerdo¡±.
Esa es la misi¨®n que Sandel se ha macado ¡ª¡°reforzar el arte p¨¦rdida de debate p¨²blico democr¨¢tico¡±¡ª y trata de llevarla a cabo por todos los medios a su alcance para llegar a audiencias cada vez mayores. Su curso titulado Justicia ¡ªque imparti¨® en Harvard durante dos d¨¦cadas, el que le dio fama mundial y est¨¢ plasmado en un libro del mismo t¨ªtulo publicado en espa?ol por Debate en 2011¡ª fue el primero que la instituci¨®n universitaria colg¨® en Internet para todo el p¨²blico en 2009 ¡ªm¨¢s de 30 millones de personas lo han visto¡ª; y ha participado en distintos programas de radio y de televisi¨®n en su pa¨ªs, el Reino Unido, Jap¨®n o Brasil. Ahora est¨¢ haciendo ¡ª"Y vamos a continuar¡±¡ª un programa con la televisi¨®n p¨²bica brit¨¢nica, la BBC, llamado El fil¨®sofo global, en que debaten al mismo tiempo personas de 60 pa¨ªses distintos y est¨¢ preparando un formato ¡°experimental¡± que permita algo similar en las conocidas charlas TED.
Porque de lo que se trata, insiste, es de plantear las grandes preguntas, las que importan, para intentar responderlas juntos. Sea en la televisi¨®n, en Internet o en la Universidad de Deusto en Bilbao (donde ofrecer¨¢ una conferencia el pr¨®ximo martes) o en el Paraninfo de Filosof¨ªa de la Complutense de Madrid, donde recibi¨® un premio de Red Espa?ola de Filosof¨ªa, organizadora del encuentro junto a la Facultad de Filosof¨ªa de la universidad. All¨ª comenz¨® el pasado viernes planteando uno de sus dilemas: el Gobierno de Namibia subast¨® hace unos a?os el permiso para cazar rinoceronte negro para usar el dinero en la conservaci¨®n de esa especie,?en peligro de extinci¨®n, y de otras muchas. Un cazador de Texas, EE UU, pag¨® por esa licencia m¨¢s de 312.000 euros. Si fuera usted el responsable de la conservaci¨®n de la naturaleza en Namibia, pregunto Sandel, ?apoyar¨ªa usted esa idea o no?
Babelia
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