Agarre este tren, quiz¨¢ no vuelva
Hagamos descarrilar algunos vagones de la feria del libro para que tenga m¨¢s inter¨¦s
La Feria del Libro es un tren estacionado entre ¨¢rboles a la espera de viajeros. Un vag¨®n cosido a otro y a otro, todos id¨¦nticos. De ma?ana, la gente pasea perezosa a su lado, de la cola a la locomotora, o al rev¨¦s. La parte alta del parque madrile?o permite ver el tren entero, ajustando sus curvas a las del and¨¦n como se pega un gato a las piernas. ?Parar¨¢ este tren de papel el a?o que viene en la estaci¨®n de Retiro? Los peores augurios dicen que es una nave en cuenta atr¨¢s para no volver. Que el tiempo se llevar¨¢ esa costumbre, que la tinta tiene los d¨ªas contados. Que habr¨¢ que buscar otro medio de transporte porque a los j¨®venes ya no les sirven los consejos decimon¨®nicos de Emily Dickinson: ¡°Para viajar lejos no hay mejor nave que un libro¡±. Quienes se han sentado a lomos de una de esas sillas sin domar con las gafas del simulador virtual puestas han aprendido otras formas de viajar.
Tampoco ayuda el hilo musical de esta ma?ana en la feria, un piano l¨¢nguido que se extiende por toda la estaci¨®n y aquieta el paso. No hay prisa, cualquier vag¨®n vale y el tren sigue parado pidiendo en silencio que lo cabalguen. Ay, cu¨¢nta lastimica...
Bueno basta, ni nostalgias ni pesimismo. Manos a la obra. Vamos a ver, ?qu¨¦ marketing es este, se?ores? Un vag¨®n detr¨¢s de otro sin identidad, con lo que se lleva ahora eso, y todos contra la pared, como asustados, retra¨ªdos, cada uno con su viserita verde y un n¨²mero, ?un n¨²mero! Un poco de creatividad, por favor, que esto parece una biblioteca nacionalsocialista. Para empezar, ?por qu¨¦ no descolocamos un poco el tren?, hagamos descarrilar algunos vagones¡ A ver, esos seis de ah¨ª de novela negra los colocamos en forma de hex¨¢gono. Los nueve de litaratura infantil los vamos a situar en zig zag como si, achispados, bailaran la conga. Otros tantos vamos a disponerlos a modo de merendero al borde del r¨ªo, con mesitas para leer y todo. Y denle un poco de color, hombre, alguna fantas¨ªa, jueguen con la imaginaci¨®n, disfruten, que esto est¨¢ m¨¢s aburrido que el tren de la bruja al aire libre. (Me dir¨¢n que no hay espacio para tanto derrote, pero igual hay que dividir la feria y hacer una fase ol¨ªmpica y m¨¢s adelante otra paral¨ªmpica...).
Y ahora, con el tren convenientemente desmelenado, quiz¨¢ le apetezca comprar un billete que le lleve a la felicidad, el miedo, la fantas¨ªa, el amor, la ciencia, el crimen. Embarque tempranito cualquier d¨ªa de hacer, y ponga cuidado, el tren puede arrollarle si asoma la jeta por los puestos sin precauci¨®n. Los libros se acumular¨¢n en su mesilla de noche y tendr¨¢ que reforzarle las patas. Pasa cuando se le agarra el gusto a viajar.
D¨¦ todas las vueltas que quiera por el and¨¦n de la lectura, pero, cuando el revisor d¨¦ el ¨²ltimo aviso, aseg¨²rese de estar dentro. Quiz¨¢ el a?o que viene no pare por aqu¨ª.
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