Agricultores y ganaderos en el Retiro
Solo los hinchas brit¨¢nicos se perdieron este fin de semana la Feria del Libro de Madrid pese a los elementos
La Feria del libro de Madrid representa una lucha contra los elementos en la que, por una vez, pierden los elementos. El a?o pasado la inauguraci¨®n oficial tuvo que suspenderse porque se abati¨® sobre el Retiro una tormenta digna de una novela marinera de Robert L. Stevenson. Este a?o, durante el primer fin de semana de feria, todo el calentamiento global se ha concentrado sobre el parque madrile?o que ha sufrido en primavera unas temperaturas del m¨¢s crudo verano. Sin embargo, los libros, los autores y los lectores estaban ah¨ª, inasequibles al desaliento, desde primera hora del viernes, cuando se inaugur¨®, hasta el domingo, cuando se convirtieron en multitudes.
Este a?o la Feria ha perdido metros y se ha visto envuelta en una pol¨¦mica sobre su posible traslado fuera del Retiro, algo que ya ocurri¨® en 1979, cuando fue arrastrada a la Casa del Campo sin que, por una vez, los lectores siguiesen a los libros. Tanto los organizadores como el Ayuntamiento han garantizado que no se mover¨¢: resulta dif¨ªcil concebir otro espacio mejor que, entre ¨¢rboles y polen, aporte la misma confortable seguridad que dan las librer¨ªas o las bibliotecas. En esta ocasi¨®n, adem¨¢s, ha resistido como uno de los pocos espacios de Madrid libres de hooligans brit¨¢nicos, que acudieron en masa a la final de la Champions, pero se saltaron el festival libresco.
Los trabajadores de algunas de las 361 casetas, en este caso los editores, deslomados despu¨¦s de la apertura masiva de cajas y su posterior colocaci¨®n, est¨¢n embutidos en espacios m¨¢s peque?os. La Feria es tambi¨¦n el escenario de una versi¨®n de la mitol¨®gica pelea entre agricultores y ganaderos, en este caso entre libreros y editoriales. Se trata de un combate sin bajas y con buen humor porque los dos son conscientes de que su supervivencia mutua depende de su relaci¨®n. Pero el tiempo y el espacio son finitos, m¨¢s finitos este a?o porque la Feria tiene menos metros y encima hace mucho calor, y no se resulta f¨¢cil repartir el protagonismo, ni las casetas, entre los dos grandes gremios que mueven el sector.
La Feria se erige tambi¨¦n como una saludable celebraci¨®n del mundo del libro de papel, que muestra su resistencia ante todos los heraldos negros que anunciaron antes de tiempo su desaparici¨®n. El cartel de la edici¨®n n¨²mero 78, una maravilla a cargo de la dibujante Sara Morante, es un homenaje a Farenheit 451, la novela de Ray Bradbury sobre un mundo en el que los libros han desaparecido, quemados y borrados del mapa, pero sobreviven en las mentes de los lectores. Pese al temor generalizado a Amazon, la cosa no est¨¢ ni de lejos tan mal, por lo menos en el Retiro, donde uno se puede cruzar con los libros m¨¢s extra?os, que parecen salidos de El nombre de la Rosa, como facs¨ªmiles de manuscritos. Por no hablar de los tebeos, que poco a poco van conquistando el espacio que se merecen.
Los lectores se mantienen ajenos a todo esto: la ma?ana de domingo siguen dej¨¢ndose llevar por ese rito del Madrid primaveral en el que se mezclan el paseo, el consumo y el contacto directo con los autores. Este a?o pasar¨¢n por aqu¨ª unos 1.700 escritores, una cifra sorprendente, que hace ¨²nica a la Feria de Madrid: en ninguna otra del mundo se produce un contacto tan directo entre los autores y los lectores. Este rito se concentra en San Jordi en una jornada, en Madrid se prolonga durante dos semanas (con sus tres fines de semana).
Recuerdo de Carmen Mart¨ªn Gaite
La megafon¨ªa repite nombres de escritores que llevan varias d¨¦cadas desafiando a los elementos en el Retiro, pero desde hace casi dos d¨¦cadas falta uno especialmente relevante: Carmen Mart¨ªn Gaite. La escritora tiene su propio pabell¨®n en la Feria, porque nadie disfrutaba tanto participando de este rito. Falleci¨® en julio de 2000, pero aquel a?o todav¨ªa tuvo fuerzas para acudir. En un homenaje que se le hizo hace dos a?os, su hermana Ana Mar¨ªa recordaba que para ella siempre fue "la gran fiesta del a?o, su fiesta, la de la comunicaci¨®n con los lectores". Justo la semana en la que empezaba la Feria se fue tambi¨¦n Ana Mar¨ªa Mart¨ªn Gaite, Anita, guardiana e impulsora de la obra y la memoria de su hermana.
Es un ausencia m¨¢s que sobrevuela el Retiro, donde las generaciones de autores, libreros, editores, distribuidores, las gentes del libro, se suceden pero permanecen las obras, y esa extra?a simbiosis que se produce estos d¨ªas con los ¨¢rboles y lectores. Como corearon el s¨¢bado por la noche miles de aficionados del Liverpool: "You will never walk alone", "Nunca caminar¨¢s solo", un lema que se aplica como ning¨²n otro a la Feria de Madrid.
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