La ¡®princesa¡¯ fil¨®sofa
Carlota Casiraghi, hija de Carolina de M¨®naco, intenta convertir el Principado en una capital del pensamiento contempor¨¢neo
Anochece sobre la extra?a ciudad encaramada en las rocas. El Mediterr¨¢neo es una inmensa mancha oscura bajo el acantilado. En la terraza del Museo Oceanogr¨¢fico la banda toca una versi¨®n instrumental de la canci¨®n Comandante Che Guevara. Los invitados forman corrillos y beben.
Esto es M¨®naco, un principado m¨¢s asociado al lujo, los oligarcas, las carreras de b¨®lidos y la familia principesca, que a la intelectualidad. Y, sin embargo, en algunas conversaciones de esta fiesta, este viernes, se hablaba de Nietzsche, Schopenhauer o Heidegger. O de Mar¨ªa Zambrano, autora de referencia para Carlota Casiraghi, hija de la princesa Carolina, sobrina del jefe de Estado, Alberto II, nieta de Rainiero y Grace Kelly, y bisnieta del pr¨ªncipe Pedro que fue amigo de Marcel Proust. ¡°Su libro De la Aurora es un tesoro¡±, dice Casiraghi sobre la espa?ola.
Casiraghi, de 32 a?os, no ostenta ning¨²n t¨ªtulo aristocr¨¢tico ¡ªel apelativo correcto para dirigirse a ella es madame¡ª, aunque a menudo se le ha descrito como ¡°la princesa fil¨®sofa¡±. Se licenci¨® en Filosof¨ªa y ha publicado Archipel des passions (Archipi¨¦lago de las pasiones) junto a su profesor, el pensador Robert Maggiori, adem¨¢s de pr¨®logos de textos de autores como la psicoanalista Julia Kristeva sobre erotismo y maternidad. Y preside los Encuentros filos¨®ficos de M¨®naco, que durante todo el a?o organizan talleres y, cada junio, un peque?o Davos del pensamiento. El coloquio congrega a mentes brillantes del momento y premia al mejor libro filos¨®fico del a?o. La vencedora de esta edici¨®n fue Marie Garrau con Politiques de la vuln¨¦rabilit¨¦ (Pol¨ªticas de la vulnerabilidad).
El maestro Maggiori
La pasi¨®n por la filosof¨ªa le viene a Carlota Casiraghi de la infancia. Fue Robert Maggiori, profesor suyo en terminale, el ¨²ltimo curso de bachillerato en el Liceo de Fontainebleau, cerca de Par¨ªs, el que despert¨® la vocaci¨®n. "No ocurri¨® de un d¨ªa para otro. Son muchas las cosas que me llevaron a apasionarme. De alguna manera siempre tuve la sensaci¨®n de afrontar la gran fragilidad existencial que todos afrontamos", explica Casiraghi, que se considera privilegiada por haber crecido rodeada de libros y cultura. "Le¨ª mucha poes¨ªa. Baudelaire y Rimbaud, que me acompa?aron. Pero, una vez ah¨ª, ?qu¨¦ haces? Es entonces cuando la filosof¨ªa nos ayuda a lidiar con esta intensidad de la vida y esta sensaci¨®n de fragilidad. Y el encuentro con Robert me anim¨® enormemente para continuar los estudios de Filosof¨ªa".
Esta faceta p¨²blica de Casiraghi encaja mal con la imagen del mundo en el que se mueve. Es m¨¢s habitual verla en las revistas del coraz¨®n. Su boda con el productor Dimitri Rassam, una semana antes de las jornadas filos¨®ficas, ocupa la ¨²ltima portada de Paris Match. Pocas familias han tenido una vida privada tan p¨²blica, mezcla de glamur y alegr¨ªa, y de tragedia, por la muerte en accidente de autom¨®vil de su abuela, la princesa Gracia, en 1982, o de su padre, Stefano Casiraghi, en un accidente acu¨¢tico en 1990.
El viernes y el s¨¢bado, en medio de los rascacielos y las autopistas, parec¨ªa como si un grupo de exc¨¦ntricos se hubiese conjurado para dialogar sobre lo m¨¢s abstracto y esencial. En la audiencia, adem¨¢s de Casiraghi, se encontraba su madre, Carolina de M¨®naco. Como un eco de los salones filos¨®ficos del siglo XVIII o de las tertulias de finales del XIX y principios del XX que frecuentaba Proust.
En la Villa Sauber, los asistentes se distribuyeron el s¨¢bado por varias salas del museo que alberga este espacio, y escucharon a especialistas hablando en petit comit¨¦ de Simone Veil, Walter Benjamin, Merleau-Ponty, Lacan, L¨¦vi-Strauss o Husserl. Entre los ponentes se encontraban el profesor Fran?ois Dosse y el ensayista Olivier Mongin, dos mentores de otro pr¨ªncipe fil¨®sofo, el presidente Emmanuel Macron.
El viernes, en el Museo Oceanogr¨¢fico, se habl¨® de la fenomenolog¨ªa de la confesi¨®n, de la sumisi¨®n de las mujeres, de los l¨ªmites de la neurociencia y de la vulnerabilidad en el pensamiento pol¨ªtico. Se citaron conceptos como el Weltreichweitenvergr?sserung acu?ado por el alem¨¢n Hartmut Rosa, 25 letras que su traductor al franc¨¦s, Sacha Zilberfarb, explica como ¡°el crecimiento de la parte del mundo que est¨¢ a nuestro alcance¡±. Un fen¨®meno contempor¨¢neo que topa con un mundo golpeado por una triple crisis ¡ªecol¨®gica, democr¨¢tica y ps¨ªquica¡ª que puede volverlo ¡°est¨¦ril, fr¨ªo, mudo¡±.
¡°No nos interesan los dominantes, los seguros de s¨ª mismos, sino los que son como la vida, con incertidumbres¡±, comenta Maggiori, durante el c¨®ctel nocturno en el tejado del Museo Oceanogr¨¢fico. Casiraghi, frente a ¨¦l, habla en t¨¦rminos similares del ¡°sentimiento de estar siempre expuestos a esta fragilidad¡±.
¡°Si tuviese que definir una cierta sensibilidad de principio, dir¨ªa que me atra¨ªan los fil¨®sofos que hablaban de la melancol¨ªa¡±, responde sobre la corriente que sent¨ªa m¨¢s cercana. ¡°Pienso, aunque es una banalidad, que vivir es forzosamente afrontar la cuesti¨®n del tiempo y de la muerte¡±.
Cuando le se pregunta si se siente fil¨®sofa, zanja: ¡°No¡±.
Robert, el maestro, interviene: ¡°Lo ser¨¢¡±. Y, esc¨¦ptica, ella replica: ¡°No lo s¨¦¡±.
Babelia
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